Roberto Henríquez, el joven enólogo que ya conquista doce mercados
Viene llegando de una gira por Francia, Irlanda y Holanda, donde sus vinos están alcanzando una preferencia notable. Se trata del enólogo Roberto Henríquez, de 34 años, quien en 2014 decidió emprender desde su región: Biobío, al mundo.
En Europa mostró sus bebestibles en importantes ferias y en citas con empresarios, quienes están expresando interés por la historia y calidad que hay detrás de cada vino.
En conversación con este medio, el profesional relató que fue en agosto del 2015 cuando exportó por primera vez a un bar de vino natural de Barcelona, lo que de cierta manera fue el trampolín que le dio visibilidad en ese continente.
Su principal cliente está en Estados Unidos, donde su comprador, un importador llamado T. Edwards, fue al bar catalán y preguntó cuál era el mejor vino chileno que tenían en la carta. "Para suerte mía, le dieron mi nombre, probaron el vino y viajaron a Mendoza (Argentina), me escribieron y me vinieron a ver. Le gustó lo que elaboraba y se transformaron en el principal partner. Si quisiera venderle el 80% de mis vinos, creo que me lo comprarían, pero hoy tengo 12 mercados y con mi última gira a Europa, si todo sale bien, podrían aumentar", expuso.
LOS PASOS
Pero todo esto no fue de un día para otro. Roberto, de profesión agrónomo de la UdeC, siempre quiso ser enólogo y para serlo debió dar un examen en la Asociación Gremial de Ingenieros Agrónomos, de donde salió exitoso.
Luego siguió en ese camino haciendo vendimias en Chile, principalmente en Maipo (Santiago) vinificando frutas de todo el país, hasta que decidió a viajar. Hizo vinos en Sudáfrica, Canadá y Francia, experiencias que los marcaron, en especial en la nación gala, donde trabajó con una familia pequeña que tenía una producción limitada de botellas.
Tras eso volvió y se puso a colaborar con viñateros del secano de Maule y Biobío, pasando por Itata, con quienes se puso a hacer pipeño en lagares de raulí, un poco rescatando la cultura tradicional del vino nacional. Como también hizo algo con un productor francés acá, decidió hace cinco años independizarse.
Para ello tiene predios en Santa Juana, con tres hectáreas de viñedos, y Nacimiento, es una parcela pequeña de 0,7 hectáreas, donde aún no posee una línea definida, lo que vendrá ahora cuando muela la fruta. Su aprendizaje fue armando alianza con los productores, comprando fruta y cambiando el manejo de la viña, en cuanto a elaborar algo restrictivo, sin usar elementos sintéticos. Solo utiliza el azufre que adquiere en un agrocomercial, pues la idea es que la parra dé lo que tiene que dar y sin limitar rendimientos.
"Trabajo con viñedos viejos, a los que estreso para sacar poco rendimiento. Ahí se debe buscar un equilibrio con el productor, que esté conforme porque saco menos kilos, pero se mejora el precio de la uva. Lo que hago en bodega es una transformación de un proceso natural de una fermentación rápida, con levadura del campo y saber aguantar el vino, entendiendo su curso natural", explicó.
Hoy día está metido en un circuito de productores de vino natural. Algunos lo llaman auténtico o de campo, secano, que en el fondo son viñedos sin riego, que tienen mucho valor.
Reconoce que partió solo. No es hijo de viñateros e incluso en Patagual, donde vive, arrienda una bodega mientras construye una propia para vender sus vinos.
Pese a eso, siendo un productor pequeño, ya está en doce países. ¿Cómo lo hizo? Según su punto de vista, los compradores de vino son de nicho y no compran por volumen. Por ejemplo, el importador de Quebec (Canadá) le adquiere 30 cajas de País. Holanda le está pidiendo tres pallet, Francia más o menos lo mismo, que equivale a 600 a 700 botellas por cada uno.
Al llevarlo a producción en contenedores, hace casi dos, lo que estima es casi nada, pero como son clientes pequeños, los posicionan en buenos lugares, en general en restaurantes con estrella Michelin, que se refiere a la categoría del lugar, "y los míos están en esos lugares, como el Celler de Can Roca (Gerona, España), que por varios años fue elegido el mejor del mundo".
LO QUE BUSCAN
Fue en febrero cuando con apoyo de ProChile hizo una gira por Europa. En Francia se reunió con muchos clientes en ferias donde prueban más de 200 o 500 vinos. Aparte, ellos toman en consideración varias cosas. En Chile hay viñedos antiguos, de no riego, las plantas están sembradas de forma directa, sin injertos y es posible que Biobío, Itata, Maule y el secano interior, donde está la cultura campesina, sea la zona más extensa del mundo con estas condiciones. "Entonces cuando un importador sabe que hay viñedos de 200 años, de País, que es un poco la colonización y la historia de América, son como cuatro golazos. Por eso, cuando voy afuera trato de ser estratégico en lo que comunico. Si digo Chile, es posible que lo relacionen a las viñas más grandes, con riego por goteo o del nuevo mundo, pero hay un circuito que entiende la vitivinicultura de manera más artesanal, que está en manos de familias o productores. Y cuando se enteran sobre lo que hacemos, nos abren las puertas y me creen generando nuevos partners", relató.
Actualmente, está llegando a Europa con tinto de la ribera norte del Biobío especializado con cuatro tipos de País, un pipeño con raulí en la elaboración y tres Países que viene de suelo basáltico, granítico y aluvial.
VALOR
Gino Mosso, director regional de ProChile, comentó sobre este éxito de Henríquez que es fundamental lo que está haciendo, porque está dando valor a los pequeños agricultores campesinos que llevan décadas trabajando sus viñas. "Roberto, con la experiencia que ha tenido en Europa y que está trayendo a la zona, da valor a las familias en cuanto a lo que están haciendo da valor, porque están haciendo algo orgánico, con un objetivo que es hoy exportable y eso debemos seguir promoviendo", apuntó.
Agregó que esto no es solo con los vinos, sino que también con los arándonos y otros, pues qué mejor que da valor agregado a los productos y diversificar la oferta.