Francia e Italia buscan reducir la tensión
Un día después de que Francia llamara a consultas a su embajador en Roma por el apoyo de miembros del Gobierno italiano a los "chalecos amarillos", ambos países buscaron ayer rebajar la tensión desatada y llamaron al diálogo, que mantienen que no se ha roto.
El desencuentro fue desencadenado por la reunión, el martes, en el sur de París, entre el vicepresidente del Gobierno italiano y líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, y un grupo de "chalecos amarillos", algo que para las autoridades francesas fue "inaceptable".
Christian Masset, su embajador en Roma desde 2017, volvió a París el jueves. "No es una llamada permanente, pero era importante poner las cosas en claro", dijo el portavoz gubernamental, Benjamin Griveaux.
El diálogo, añadió, nunca ha cesado, pero el rechazo a esa visita sorpresa es evidente: "Cuando un ministro de un Gobierno extranjero va a Francia, el decoro, la cortesía y la diplomacia más elemental estipulan prevenir al Ejecutivo".
No obstante, París sostiene que "Italia es un Estado socio y un aliado histórico de Francia" y desmiente cualquier afán de "dramatizar" lo sucedido.
El ministro italiano del Interior y vicepresidente de Italia, Matteo Salvini, invitó a su par francés, Christophe Castaner, a ir a Italia la semana que viene para resolver las cuestiones pendientes.