Bukele lidera el cambio gubernamental en El Salvador
Un creciente descontento con los partidos tradicionales que no han sabido resolver la violencia y la pobreza en El Salvador, fue el clima de las elecciones presidenciales celebradas ayer en el país centroamericano, gobernado desde hace 20 años por la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). El candidato independiente Nayib Bukele se perfilaba, al cierre de esta edición, como el favorito para ser el nuevo Presidente .
Más de cinco millones de ciudadanos fueron convocados a las urnas para elegir al próximo líder de El Salvador, proceso que avanzaba "sin complicaciones", según la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE UE).
La irrupción de Bukele, el ex alcalde de San Salvador, en el escenario político brindó al país la primera oportunidad de romper con el ciclo de gobiernos de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
Las encuestas de intención de voto auguraron que Bukele se impondría en las urnas con hasta un 20% de ventaja sobre su principal competidor, Carlos Calleja, de Arena, mientras que el candidato oficialista, el ex ministro de Exteriores Hugo Martínez, había sido relegado al tercer puesto.
Una medición elaborada por el Centro de Estudios Ciudadanos de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), basándose en el porcentaje de votos válidos obtenidos por cada candidato en ocho encuestas realizadas desde agosto, sitúa a Bukele al filo del 50 por ciento, lo que le permitiría estar en segunda vuelta.
Bukele, de 37 años y origen palestino, es una figura conocida a nivel nacional gracias a los tres años que pasó como jefe de Gobierno de la capital salvadoreña. Empezó bajo las siglas del FMLN pero en 2017 fue expulsado de la formación izquierdista por lanzar una manzana y llamar "bruja" a Xótchil Marchelli, líder de una comuna capitalina.
El Tribunal de Ética del FMLN aplicó la máxima sanción a Bukele acusándole de "irrespetar los Derechos Humanos de la mujer". En respuesta, formó su propio partido, Nuevas Ideas, y anunció, pero la Justicia electoral lo inhabilitó , lo que le obligó a buscar una alternativa. Así, acabó sumándose a GANA.