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Carnes blancas tienen poca grasa y gran aporte nutricional

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Probablemente sea por una preocupación estética y también por sentirse mejor que la motivación por alimentarse de forma más saludable aumenta en el verano y esto podría explicar que durante esta época también se incremente el consumo de carnes blancas.

De hecho, según Catherine Escobar, gerente comercial de la cadena El Carnicero, en la temporada estival, productos como el pollo aumentan en cerca de 10% las ventas, mientras que la carne de pavo 5%, detallando que tanto el precio accesible, pero sobre todo la baja presencia de grasa son los factores que inciden en que los consumidores las prefieran.

Justamente, eso es lo que caracteriza a este tipo de carnes, también llamadas magras, precisa Karen Cáceres, docente de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas. "Se diferencian de las demás debido a que son casi en su totalidad fibra muscular, por lo tanto, son más proteína que grasa y son sencillas de digerir", explica, por lo que su consumo puede contribuir a regular los niveles de colesterol.

Pero, no es la única cualidad nutricional, pues cuenta que "además son muy ricas en aminoácidos, en especial en lisina, que es muy esencial en la época de crecimiento, ya que en ésta la demanda del organismo de dicha sustancia proteica se duplica".

Por otro lado, las carnes blancas también aportan macronutrientes, sales minerales y vitaminas como la B3 o niacina, la que tiene propiedades regeneradoras musculares y favorece la salud del hígado, cuenta.

Es por ello que recomienda consumir este tipo de carnes al menos tres veces a la semana, idealmente preparadas al vapor u horno, ya que así no se requerirá utilizar aceites que eleven el colesterol de la comida. Por último, para condimentar aconseja utilizar especias como orégano o eneldo, por ejemplo, acompañar con vegetales frescos, y añadir una cantidad mínima de sal.

Educación como motor para uso eficiente de energías renovables

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La energía mueve al mundo, y no solo es una frase. Hoy, con los graves problemas medioambientales derivados del cambio climático es primordial promover el uso de las energías renovables no convencionales (ERNC) y para ello es imprescindible generar una cultura ambiental en todos los niveles de la sociedad. Es conocido que uno de los motores de desarrollo está dado fuertemente por la educación y cultura de su sociedad. El crecimiento de nuestro país debe asegurar un desarrollo sostenible, que compatibilice el uso y la capacidad de regeneración de los recursos naturales y energéticos.

En este contexto, Chile a través del informe Energía 2050, establece la "Política Energética de Chile" donde se da énfasis a cuatro pilares que son la base para alcanzar la visión energética para el año 2050.

En específico, el cuarto pilar está enfocado en la "Eficiencia y Educación Energética", el cual reconoce la participación ciudadana donde "la cultura energética debería estar instalada en todos los niveles de la sociedad (productores, consumidores y usuarios)". Por su parte, la actual "Ruta Energética 2018-2022" contempla 10 mega compromisos donde sus principales aspectos son tecnología y eficiencia, pero desde la perspectiva social; los mega compromisos 8 y 10 buscan "crear una verdadera cultura energética en el país" y capacitar en gestión y uso sostenible de la energía a todos los niveles de educación.

En esta línea, el eje 7 de la Ruta Energética se focaliza en desarrollar competencias en energía, desarrollar una comunidad educativa en torno al tema, incluyendo la colaboración público-privado y el desarrollo de capital humano avanzado en temas deficitarios en el país, como son el uso ERNC.

Desde una perspectiva local, la Estrategia Regional de Innovación de la Región del Biobío identifica como pilares fundamentales el capital humano, la asociatividad y cooperación, transferencia tecnológica e innovación. La Región cuenta con 33 comunas distribuidas en 3 provincias. Del total, solo una tiene una estrategia energética local (Lebu), mientras que San Pedro de la Paz y Hualpén están en proceso para obtención de una estrategia.

Considerando lo anterior, es imperativo generar acciones que permitan a la ciudadanía conocer y valorar la energía, además de generar capital humano intergeneracional que permita internalizar a mediano y largo plazo una cultura energética en todos los sectores de la sociedad.

Para dar respuesta a este desafío, durante la última década, Chile introdujo en su sistema educativo un número creciente de aspectos de índole ambiental. Una de estas iniciativas fue la creación del Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE). Sin embargo, se ha manifestado que este programa no cuenta con una articulación real con el currículum, ni tampoco con una plataforma de apoyo profesional y técnico, y docentes capacitados para su implementación. Sumado a esto, y de modo de generar cambios a una menor escala de tiempo, tampoco existen iniciativas articuladas que permitan introducir estos conceptos en un nivel superior de enseñanza (universidades), de modo de generar cultura en los futuros profesionales y directivos de organizaciones y empresas que actuarán como actores claves en el futuro inmediato para el desarrollo de una cultura ambiental basada en el uso de las ERNC.

Nuestra Región del Biobío presenta características competitivas inmejorables, con instituciones superiores altamente calificadas, capacidades educativas y científicas instaladas, y un ecosistema energético diverso (fuentes energéticas diversas: ríos, biomasa, viento, mar, etc.). En este contexto, son fundamentales iniciativas que generen un modelo de innovación social y pública de vinculación educativa que permita crear una red colaborativa interuniversitaria, fortalecer las instituciones y programas educacionales existentes, formar capital humano, transferir conocimiento a establecimientos educacionales y potenciar las capacidades instaladas para avanzar hacia una comunidad educativa en torno a las ERNC.

investigador Fac. de Ing. y

Tecnología, USS