Pesca vivió un 2018 turbulento y se apresta para otro peor
El año al que recién despedimos agitó en extremo las aguas en el mundo pesquero, afectando principalmente al sector de la industria y los trabajadores que depende de ella, como son los que operan las flotas y en las distintas plantas de proceso y que en el país involucran a unas 80 mil personas entre directos e indirectos, según estimaciones de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca).
No así para el sector artesanal que celebró este 2018 varios "triunfos" a su haber.
Hugo Arancibia Zamorano, presidente de la Federación Regional de Pescadores Artesanales de Biobío, Ferepa Biobío, destacó que "las modificaciones que se introducen a la ley de Pesca y los acuerdos alcanzados en el Congreso Nacional que determinaron el fin a la pesca de arrastre y fijó la potera o línea de mano para la captura del recurso jibia son sin lugar a dudas lo más relevante que podemos exhibir a la hora de una evaluación en torno al sector", precisó el dirigente.
Junto con ello, agregó, "no puedo dejar de destacar la acogida que se brindó a la propuesta de nuestra Federación que mandatada por la asamblea, rechazó a la instalación de cultivos de salmón en las costas de la región del Biobío por razones ambientales, técnicas y de resguardo de los espacios de uso exclusivo para la pesca artesanal y que la Comisión de Uso del Borde Costero, ratificó recientemente".
Desde la otra orilla
Desde la otra orilla, los trabajadores embarcados, capitanes, motoristas y tripulantes de la flota que presta servicio a la industria pesquera de la Región del Biobío prevén que éste será uno de los años más difíciles para su sector y que estará marcado por la mayor batalla que habrán dado, la de la defensa de sus empleos y de las garantías ganadas en 50 años de trabajo sindical, según señalaron al cierre de un 2018 "regido por un empeño de los poderes Legislativo y Ejecutivo por introducir regulaciones que apuntan a destruir a la industria pesquera chilena, su fuente de trabajo".
Hugo Roa, Eric Riffo y Juan Carlos González, líderes de los Sindicatos que representan a estos sectores, advirtieron que junto con 2019 se iniciará un ciclo de estrategias laborales diferentes al diálogo que intentaron todo 2018, pues resultó de sordos especialmente con los parlamentarios.
"Cuando no escuchan, en el buen sentido de la palabra, el de escuchar y considerar lo que se plantea, lamentablemente los trabajadores tenemos pocas opciones más que manifestarse en la calle (…) lo que vamos a evaluar", indicó Eric Riffo.
Hugo Roa recalcó que "nos han cerrados las puertas. Lo único que nos queda son las movilizaciones cada vez más duras".
"Enfrentaremos de una manera distinta este 2019, especialmente ante el Proyecto de Ley Corta", enfatizó Juan Carlos González.
Lo que
se viene
González explicó que en relación al Proyecto Jibia, ya aprobado esperan "que el gobierno, como es el compromiso del ministro Chadwick, lo presente al Tribunal Constitucional (TC), lo que implicará la molestia de algunos parlamentarios sí es que el TC lo objeta y, en caso contrario, se sentirán mucho más empoderados "para seguir cambiando cosas que también afectarán a los trabajadores como el tema del arrastre, las licencias, el fraccionamiento".
Es por ello que los embarcados definieron que enfrentarán lo que se viene "con fuerza y convicción la defensa del trabajo y la forma como se han conseguido sus contratos indefinidos, porque esta es la fórmula que permite a las personas proyectarse, ser sujetos de crédito, poder comprar una vivienda para la familia. Si los empleadores no tienen certeza jurídica para operar nos preocupa, porque se precariza el empleo. Ya hay un sector de trabajadores de plantas específicamente, con empleos temporales, pero a futuro, se la pesca se licita quienes se la adjudiquen les puede ser mucho más rentable emplear gente por meses u otros mecanismos que no favorecen a los trabajadores y echan por tierra las conquistas sindicales" dijeron los dirigentes.
Recordaron al respecto que hoy en el Senado se vota la "Ley Corta", respecto de la cual precisaron que "los legisladores actúan política y equivocadamente y con un marcado sesgo por la decisión de dañar a la industria pesquera".
El público general asocia actividad pesquera industrial con depredación y no es así. Definitiva y responsablemente decimos que no es tal, señalaron en parte de sus declaraciones los capitanes José Luis Acosta (64) y Nibaldo Yañez (57)
Acosta, capitán del PAM (pesquero de alta mar) Don Boris, llamó a la comunidad a informarse y no continuar acogiendo los planteamientos que formulan voceros de la "pesca artesanal" porque dentro de ese mundo hay empresarios con mucho poder, propietarios de lanchas con mucha cuota de pesca y que valen entre $200 millones y $250 millones, explicó. "La gente asocia artesanal con un botecito y uno o dos hombres pescando a bordo (…)" dijo.
El Don Boris trabaja entre Valparaíso y Puerto Montt por fuera de las 200 millas las más de las veces. Llegan hasta las 800 millas y allí sólo se encuentran con buques factoría de bandera extranjera de enormes dimensiones al lado de los cuales los barcos pesqueros chilenos quedan empequeñecidos, describe.
Habrá cesantía
El riesgo de cesantía en el sector agobia a los pescadores industriales. "He conversado con colegas, pilotos, tripulantes y ven oscuro el futuro porque no hay planteamientos razonables para este sistema pesquero. Hay peligro para el empleo", dice Acosta .
Yañez, capitán del Surmar I, que captura jibia agregó que " la empresa propietaria, Landes, mantiene operaciones en este recurso con el Surmar I y el Don Enrique y compra a los artesanales cuando ellos pueden extraer, porque se ven bastante limitados por las condiciones de tiempo. Desde que en la Cámara de Diputados reflotaron el proyecto de imponer la pota el mensaje quedó claro en el sentido que la empresa no puede sostener la continuidad de la línea sin la pesca de estos dos barcos y no nos va a tener sin hacer nada, obviamente habrá despidos".