El chileno que sigue los pasos de la evolución humana
En 1977 se desató una cruenta guerra civil en Mozambique que se extendió por largos 15 años y que, junto con las repercusiones políticas que implicó, también tuvo efectos medioambientales. Durante ese conflicto, las especies de animales que poblaban el Parque Nacional de Gorongosa, ubicado justo al centro del país africano y al sur del gran Gran Valle del Rift, resultaron diezmadas.
Durante la guerra civil, la fauna del parque, que en los 60 era uno de los más importantes de África, disminuyó en un 90% por culpa de la caza indiscriminada. Pero tras la destrucción quedó una luz de esperanza: el hábitat se mantuvo relativamente intacto. Fue así que a partir de 2008 que el filántropo estadounidense Gregory C. Carr comenzó a financiar un programa de restauración a gran escala que fue todo un éxito. Hoy, diez años después, el parque está lleno de animales, que son la prueba de que la unión hace la fuerza.
Carr emprendió la restauración del parque apoyado por investigación científica en conservación, que fue la clave de su éxito. Un éxito que dio pie para que la ciencia se fijara nuevos objetivos dentro de la reserva natural.
Paleo-Primate Project Gorongosa
LLENAR UN VACÍO
La guerra civil en Mozambique creó un vacío científico. En distintos países africanos, como Tanzania y Sudáfrica, la investigación de la evolución humana ha aportado descubrimientos clave para ese estudio. Algo que el conflicto armado impidió en el país ubicado al sur del continente.
"Hay muchos fósiles importantes que vienen de los países del norte de Mozambique, como Tanzania o Kenya, por donde pasa el gran valle del Riff, y hay muchos fósiles que se han encontrado en Sudáfrica, al sur de Mozambique. Entonces ésta era una zona que no se había investigado", cuenta Martínez, quien estuvo esta semana junto a sus colegas del proyecto PPPG presentando el seminario "Nuevas fronteras en el estudio de la evolución humana" organizado por Antropología UC.
El gran valle del Riff es determinante. Es ahí donde aparecieron fósiles de Tanzania, Kenya y Etiopía, lugares que a lo largo del avance del estudio de la evolución han sido apuntados como "la cuna de la humanidad".
Sin embargo, plantea el chileno, por el vacío que existía en Mozambique, es posible encontrar información valiosa sobre la evolución humana en esa zona hasta hace poco inexplorada por la ciencia. "El parque está justo en medio de este valle, entonces parecía ser muy razonable que este lugar tuviera un potencial para encontrar fósiles", explica.
Martínez fue invitado por la paleoantropóloga y primatóloga Susana Carvalho (Universidad de Oxford) a sumarse al equipo que lidera y que en 2016 comenzó el proyecto PPPG sobre evolución humana.
Fue ese el primer año en que el chileno puso un pie en el ya recuperado Parque Nacional de Gorongosa. "Llegamos ahí y comenzamos a maravillarnos con este parque que es realmente una cuestión fantástica, tiene gran diversidad de hábitats, diferentes tipos de vegetación, muchos animales, una población importante de babuinos y otros primates", recuerda.
"Nos dimos cuenta de que acá se podían hacer tres focos principales de investigación: una búsqueda de sitios paleontológicos, que es una cosa que demora mucho, después estudiar el comportamiento y la biología de los babuinos y estudiar el ecosistema mismo y ver si puede ser utilizado como un análogo con lo que sabemos de los paleomedio ambientes de otros lugares donde hay fósiles en África de evolución humana", explica.
BABUINOS Y EVOLUCIÓN
Martínez es parte del segundo equipo, que se dedica a estudiar el comportamiento y la biología de los babuinos, primates que también se conocen como papiones y que podrían ser un referente para estudiar la evolución humana.
El antropólogo explica que al Parque Gorongosa llegan grupos de babuinos provenientes del norte, que es una especie diferente a los grupos del sur, "entonces es una zona de contacto". Ese movimiento de especies produce algo que se conoce como flujo génico. "En el fondo, las poblaciones son atraídas al parque por su gran cantidad de recursos y esta población tiene características especiales. Es una población que podría decirse que es una especie híbrida", dice.
"Esto es muy interesante para entender la evolución humana porque sabemos que en la evolución humana hubo procesos de flujos génicos y de hibridación. Cuando las poblaciones humanas estaban distribuidas en África, en períodos de bonanza medioambiental se expandían y crecían y entraban en contacto y después, en períodos de sequía, se reducían y se aislaban. Y en esos momentos de aislamiento se diferenciaban. Y luego venía otro proceso de bonanza medioambiental, las poblaciones volvían a crecer y volvían a entrar en contacto. Ese es un proceso que va generando diversidad", detalla el académico.
DESPLAZAMIENTOS CLAVE
La influencia de los desplazamientos demográficos en las poblaciones, explica el chileno, es clave para la evolución humana. Algo que hace menos de diez años no se sabía. "Si tú le preguntabas a un especialista en evolución te iba a decir que la especie humana evolucionó en el este de África circunscrito en regiones como Kenya, se habla de sitios que son considerados la cuna de la humanidad", cuenta. Pero en los últimos diez años han aparecido sitios arqueológicos importantes en lugares muy alejados, como en el norte de África.
"Yo creo que hace un año comienza a haber conciencia de que la evolución humana no está restringida solamente a un lugar de África, sino que puede ser una cosa panafricana, en gran parte del territorio africano", afirma.
La idea, entonces, es ver qué es lo que pasa en los procesos de desplazamiento de los babuinos y ver si eso puede servir para entender y hacer comparaciones con los procesos demográficos de las especies de humanos en el pasado.
"La analogía puede ser útil. La evolución humana tiene dos millones de años, que es cuando aparece el género homo, pero también hay especies anteriores. La pregunta es en qué momento de esta gran escala temporal esta analogía puede ser útil. Quizás es útil en muchos momentos de estos seis millones, quizás es sólo útil hace dos millones o quizás no es útil del todo, también es una posibilidad", plantea el especialista.
Para eso, Martínez ha ido al Parque Gorongosa por períodos de uno o dos meses en 2016, 2017 y 2018, a observar día a día, junto a un equipo interdisciplinario de científicos, el comportamiento de los babuinos. Todo con un objetivo último en el horizonte: conocer el registro fósil que pueda haber en el parque, definir si ahí habitaron ancestros humanos o no y determinar si se puede hacer una analogía con el ecosistema del parque para entender más sobre evolución humana. Una disciplina que se fundó hace apenas 158 años, con Charles Darwin, quien dio las primeras luces que guiaron el camino de este científico chileno a Mozambique.