Rosmarie Prim busca la forma de dejar su huella social y artística en la zona
La vida íntima y social de Rosmarie Prim, finalmente, ha sido llevada al papel. La alemana radicada en la capital regional desde 1963, accedió a contar su historia para motivar a otras.
Bajo el título "Hacer es vivir", la Fundación Oportunidad Mayor, a través de su programa "Legados para Chile" consideró las principales hazañas en la trayectoria de Prim, para compartirlas con la gente.
"Me pareció una idea muy atractiva. Con esto me di cuenta de cierta sensibilidad que uno desarrolla durante la vida, por el impacto que ha proporcionado en otros. Lo veo como un regalo del cielo", señala la originaria de Manderscheid, Alemania.
La publicación que fue lanzada el miércoles pasado, dice, corresponde a un resumen de su vida. "La memoria es muy frágil. La misma familia a veces no conoce quiénes son o qué hicieron sus antepasados. A cierta edad uno tiene inquietudes para conocer más de la familia, pero a veces es muy tarde. Entonces, sirve para que eso no pase", señala, quien lleva 55 años en la zona.
El vínculo entre esta fundación santiaguina y Prim, lo realizó Enrique van Rysselberghe. "Le contaron que buscaban a una persona con mis características en la Región y que haya hecho cosas importantes a avanzada edad. Yo acepté encantada", indica.
El libro fue escrito por Lorena Medel, miembro de la institución sin fines de lucro. "Me entrevistó y me sacó fotos. Yo colaboré con imágenes antiguas, que tengo ordenadas, entonces fue relativamente fácil hacer este seguimiento de mi vida. Fue muy bien aprovechada la visita, porque fue una sola vez. El resto lo concretamos por correo electrónico", dice.
VIDA EN COPIULEMU
Su historia con Copiulemu, se escribió desde el amor. "Llegué de novia con Eduardo (Meissner) y me encantó el campo que tenían mis suegros. Estaba enamorada y encontraba todo muy lindo. Recuerdo que pasábamos todos los veranos allá y siempre me recibieron muy bien", recuerda.
Pero la activista social, no sólo quiso disfrutar de este lugar, sino que en 1974 reaccionó a las realidades que allí se vivían. "Yo participaba en la iglesia católica y miraba los entornos de Copiulemu que eran de una pobreza preocupante. Pensé que no era posible que yo estuviera disfrutando, mientras a mi alrededor había tanta miseria y necesidad", dice.
En ese sentido, y sin saberlo, levantó el primer jardín infantil rural del país. "Empecé a recolectar dinero para ayudar en parte a los niños y por suerte me fue muy bien. Tenía tantos recursos en un momento, que me sirvió para ayudar a los niños del sector con educación", comenta.
Los centros de madres de Copiulemu, también fueron un foco de carácter social para Rosmarie Prim.
"Vi que ellas tenían un talento único para bordar (...) Decidí hacer algo al respecto, para que sus trabajos no sólo quedaran ahí. Entonces, decidí formar las Bordadoras de Copiulemu, que inclusive conocieron al papa Juan Pablo II", señala la artífice de la iniciativa.
Todo lo que ha hecho hasta el momento, ha sido sola. "No funciono en grupo. Me anulan. Uno puede andar con buenas ideas, pero siempre existen otros que las desechan. Todo lo que hice en lo social fue sola. En los últimos 44 años no he cambiado el estilo"
- Muy contenta. Nadie es profeta en su tierra. Yo llegué a esta ciudad y me recibieron con una generosidad tremenda. Me siento realizada, pero siempre hay algo más por hacer.
- En Copiulemu hay un centro artesanal muy bonito y al lado hay un espacio para hacer una cafetería. Ese es mi nuevo proyecto, lo veo clarísimo. La gente se puede turnar los fines de semana para trabajar, porque los turistas se acercan y compran tejidos. Además, los buses que vienen a Concepción, tienen grandes vidrios con trapos sucios y yo quiero cambiarlos por imágenes de las bordadoras. Estamos en conversación para eso.
- Quiero seguir haciendo cosas. Lo que me gustaría es que se abra el Museo Meissner-Prim. Desde que las licitaciones salieron mal, han pasado los años. Ahora quieren hacer todo de nuevo y yo ya estoy un poco cansada, pero hay que mantenerse optimista.