Cerca de ocho mil bomberos federales siguen luchando contra los incendios forestales más mortíferos de la historia del Estado de California, en Estados Unidos, en los que al menos 31 personas han fallecido, 228 continúan desaparecidas y cientos de miles han sido evacuadas. Hasta ahora, los siniestros, que comenzaron la semana pasada, han quemado 104 mil hectáreas de bosques y zonas urbanas en el norte del Estado. El "Camp Fire", que afectó Sacramento y Paradise, se ha convertido en el más destructor, con más de 6.700 inmuebles destrozados.
"Esto es una tragedia ", dijo el gobernador Jerry Brown. "Es un momento para trabajar juntos", añadió. Pero a diferencia de Brown, en su primera declaración sobre los devastadores incendios, el Presidente Donald Trump no dedicó palabras a los ciudadanos afectados y se enfocó en las responsabilidades: amenazó con retirar los recursos federales al estado si sus autoridades no cambian su manejo "deficiente" de los bosques.
Aunque coincidió en que se debe mejorar la planificación de las zonas boscosas, Brown afirmó que eso no es la causa real de estos incendios. "Administrar todos los bosques en todas las partes donde podemos no detiene el cambio climático", afirmó el gobernador. "Y los que niegan que exista están contribuyendo a las tragedias de las que ahora somos testigos y de las que veremos", sostuvo, haciendo alusión a la creencia de Trump de que el calentamiento global es un mito.
temporadas más largas
Para California, los incendios son un desastre que se repite cada año. Las altas temperaturas de verano suelen crear un ambiente propicio para el surgimiento de fuegos. Sin embargo, en el último tiempo, las temporadas de incendios se han alargado y potenciado por la intensa sequía que sufre hace seis años, temperaturas récord y fuertes vientos, condiciones que científicos atribuyen al cambio climático. En los últimos inviernos, California vio amainada la sequía con mayores niveles de lluvia. La caída de agua provocó el crecimiento de arbustos y pastos en las principales zonas boscosas, pero en julio la ola de calor del verano siguiente secó todo a su paso.
El viento no lo hace más fácil. Las rachas huracanadas que llegan hasta los 100 kilómetros por hora se han vuelto más habituales en los últimos años, provocando una mayor propagación del fuego.
En todo caso, las críticas del Presidente Trump a la gestión de las autoridades estatales al parecer no son infundadas. Además del cambio climático, una de las causas de los incendios esgrimidas por los expertos tiene que ver con el desarrollo urbano en áreas vulnerables.