Jóvenes promesas: futuro del Ancla está en buenas manos
Una joven le grita a su abuelo en el frontis del Estadio El Morro de Talcahuano: "¡Tata, mira! Ahí vienen!". De inmediato se liberan los aplausos, gritos y sonidos de trompetas de las cerca de 50 personas que le dan la bienvenida a los nuevos héroes que llevan el "Ancla".
Y es que cuando afirman que "Navalito no va a morir" es por hechos como este: el gran triunfo de la escuela juvenil de Naval en Mendoza, Argentina, donde se adjudicaron el oro de la Aconcagua Cup en la categoría Sub 14 y el bronce en Sub 12.
DEL MORRO A MENDOZA
A los del puerto nadie le ha regalado nada y es su propia gente la que mantiene al equipo con vida. Es más, este viaje se logró por esfuerzo de apoderados, jugadores y cuerpo técnico, que generaron los recursos necesarios para la aventura más linda de la joven vida de estos jugadores.
"Desde que nos invitaron en marzo empezamos a juntar ingresos para el viaje. Gracias al aporte de apoderados, empresas y parlamentarios, logramos reunir dinero. Además, hicimos dos bingos donde la alcaldía nos ayudó con los premios", dice Miguel Ceverino, director de la escuela de fútbol de Naval.
El esfuerzo y garra claramente se traspasó a la cancha, donde los planteles lograron rendimientos maravillosos. La Sub14 se coronó campeona registrando 5 victorias, un empate y ninguna derrota, conviertiendo 11 goles a favor y recibiendo sólo 2 en contra.
Por otro lado, la Sub 12, que logró el bronce, registró 11 triunfos, 2 empates y 2 derrotas.
"Fue un trabajo muy fuerte en la parte física, porque ahí había que sacar ventaja. Hubo mucho ánimo y trabajo psicológico, estábamos convencidos de ser capaces", dijo Jorge Hernández, entrenador de la Sub 12 de Naval, cuyas palabras fueron compartidas por su símil campeón.
"Fueron con mucha garra y corazón. Demostraron que no se fueron a achicar ante nadie, siempre supieron salir adelante con mucha motivación y si fuimos campeones fue por ellos, porque desde el día uno trabajaron pensando en que podían lograrlo. Demostraron que Naval sigue vivo", afirma Miguel Fernández, profesor de la Sub 14.
HINCHAS EN LA CANCHA
Cuando los jugadores que representaron a Talcahuano (y a Chile) en Mendoza llegaron a El Morro, entraron con las copas al gramado sintético del histórico recinto. Fue ahí donde Ceverino se dirigió a los presentes, en representación de los jóvenes, que procedieron a entonar con emoción el himno de Naval. Posteriormente dieron una vuelta olímpica alrededor de la cancha. Los niños sienten estos colores.
"La copa fue una aventura para nosotros. Llegamos muy cansados y estábamos muy nerviosos, pero supimos sacar los partidos adelante. En la final partimos perdiendo y en el entretiempo, el 'profe' habló con nosotros y nos motivó para dar vuelta la final. Colectivamente fuimos muy buenos, ya que pudimos sacar todo adelante como equipo, pero también hubo buenas individualidades. Uno cuando va perdiendo se desespera un poco y a nosotros no nos jugó en contra. Al final ganamos 2-1 y fue una de las sensaciones más lindas. Cuando llegamos y vimos a toda esta gente nos emocionamos", afirmó Benjamín Urrutia, volante central y capitán de la Sub 14.
GOLES SON AMORES
La delegación de Naval contó con dos jugadores indispensables, uno en cada categoría. Son los hermanos Hernández, de una familia en la que todos, desde el más joven hasta el mayor, respiran, lloran y sonríen por el "Ancla", equipo para el que han jugado toda la vida.
Primero está Jorge. Juega para la categoría Sub 14 y aportó seis goles a su equipo.
"Fue muy bonito todo, lo sacamos adelante gracias al gran grupo de jugadores que tenemos. Después del primer partido donde empatamos igual nos desilusionamos un poco, pero con un gran esfuerzo de equipo logramos ganar los partidos. Nosotros siempre nos planteamos volver con una copa como mínimo y logramos el máximo objetivo de volver con el primer lugar", aseguró el delantero.
Francisco, hermano menor de Jorge, juega de mediocampista central en la Sub 12 y cuenta que "esta aventura a Argentina fue una experiencia hermosa. Salimos a muchas partes y recorrimos muchos lugares. Además los partidos también eran emocionantes, porque queríamos volver con una copa al Morro. Ganamos los primeros partidos y estábamos muy contentos, pero luego nos tocó perder en dos ocasiones. Al final ganamos el bronce y eso ya es hermoso, porque es la segunda vez que salgo campeón con este club. Lo mejor de todo fue que ahora iba con mi hermano al lado. Nos queremos mucho, todos somos futboleros. Me encantaría dar una vuelta olímpica a estadio lleno acá, pero para eso hay que seguir trabajando", cerró el volante de la Sub 12.