Experto mexicano le da otro sentido a la muerte
Cotidiana, sorpresiva, a veces, dolorosa e indeseada, la muerte es parte de nuestras vidas, por más que se insista en marginarla. Si bien es posible ver de manera más seguida muestras de armonía con ella en nuestra zona, como el carnaval en torno a Santa Petronila, a más de 8 mil kilómetros al norte de Chile, se convive con ella de manera diferente.
Por ello, el interés de las decenas de personas que asistieron a la charla-taller "La muerte en la tradición mexicana", hecha el miércoles por Omar David Ávalos, doctor en Literatura Latinoamericana, grado obtenido en la UdeC.
Organizada por la sede penquista de U. Técnica Federico Santa María, y el Museo de Historia Natural de Concepción, el profesor de la facultad de Letras y Periodismo de la U. de Colima, México, tuvo argumentos para enganchar a los asistentes en un salón del museo ambientado con "papel picado" (guirnaldas mexicanas), aroma a copal y música prehispánica.
Pero fue el relato del mexicano lo que mejor pudo transmitir la tradición de su tierra. "Esta festividad tiene raíces prehispánicas, cuando se celebraba la continuidad de la vida en otro plano. Con la llegada de los españoles la tradición se fusionó con aquellas de la iglesia católica", explicó el experto oriundo de Colima.
En el tiempo, y hasta el presente, señaló que el tema se ha visibilizado con aportes de distintas expresiones artísticas. Por ejemplo las obras del grabador José Guadalupe Posada, quien dibujó a la calavera que hoy es conocida como "La Catrina".
"Eso fue naturalizando el tema, instalando la muerte en la cotidianeidad de la cultura mexicana", dijo. De ahí que, agregó, el mismo vocabulario fue sumando términos. "Como 'estirar la pata', 'colgar los tenis', similar a lo que ocurre en Chile, como decir 'creerse la muerte', 'ponerse el traje de pino', que tiene mucha relación con el tema y que también son parte de la vida cotidiana", apuntó.
DE TODOS LOS DÍAS
El académico hizo énfasis en que para los mexicanos la muerte es algo cotidiano. "Se dice que la vemos con mucho humor. En lo personal creo que es respeto e inclusión de una parte del ciclo de la vida que incluye morir, pero nuestra cultura la incorpora como un paso, no como un detenerse, sino como un avance, pasar a otro plano existencial".
Por lo mismo, durante estos últimos años en Chile comenzaron a realizarse recorridos por cementerios y parques, para que la visita a los difuntos sea con un carácter menos doloroso, resignificando la muerte. "Hay formas de entenderla que trascienden el territorio, con una cosmogonía casi continental, donde destaca el sentir de trascendencia y a la vez la unidad familiar de los que quedan y hacen que sobreviva el recuerdo de quien ya falleció", sostuvo.