Cifras internacionales dan cuenta que Chile es el segundo país del mundo con mayor consumo de este producto por habitante, con cerca de 90 kilos por persona cada año, siendo superados por Alemania, donde la cantidad es 106 kilos. En efecto, según el Instituto Nacional de Estadísticas, 96% de las familias chilenas destinan parte de su gasto mensual a comprar este producto.
Los números no dejan lugar a dudas para afirmar que se trata de uno de los alimentos favoritos y básicos de la dieta de los chilenos, en muchos casos de inclusión diaria de una o más porciones. Y si bien hay múltiples creencias como que lo ideal es evitarlo al máximo y que su gran ingesta es uno de los factores asociados a la alta incidencia de condiciones como el sobrepeso y obesidad en la población, la realidad tiene matices.
La nutricionista Victoria Halabí, directora Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo (UDD), afirma que el pan es importante, debido a que es una fuente de energía por los carbohidratos que presenta, así como de hierro y vitaminas del complejo B como tiamina, riboflavina y ácido fólico. Relevante es que en Chile las harinas panificadoras han sido fortificadas con estas sustancias, lo que se ha traducido en importantes beneficios en la salud, ya que explica que el ácido fólico ayuda en la prevención de malformaciones en el tubo neural durante la etapa de gestación de los bebés, reduciendo el riesgo de defectos congénitos como espina bífida o anencefalia. La carencia de hierro, en tanto, puede producir anemia, por lo que su aporte reduce el riesgo de que la población presente esta enfermedad.
Eso sí, destaca que estas sustancias no sólo son aportadas por el pan, sino por todos los alimentos elaborados con dichas harinas.
EL SÁNDWICH
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Mantequilla, mermelada, queso, carne, hamburguesa, embutido, tocino y aderezos son sólo algunos de los ingredientes favoritos para añadir al pan, a veces se eligen de a uno, muchas otras varios.
Justamente, todos los mencionados son considerados como los menos saludables por Paula Fuenzalida, coordinadora Clínica Nutrición y Dietética de la UDD, debido a que no sólo aumentan notoriamente el aporte calórico, sino también tienen alto contenido graso, lo que se relaciona con el riesgo de enfermedades cardiovasculares. "Si además se utilizan aderezos como el ketchup y la mostaza (por aporte de sodio y azúcares) se estimula considerablemente el apetito", añade.
UNO SALUDABLE
Por las características del sándwich, en cuanto a facilidad y versatilidad de su composición, muchas veces se comen en reemplazo de comidas principales, lo que según la profesional puede ser una opción en situaciones específicas. "El pan reemplaza la porción de arroz, fideos, papas, legumbres, cereales que en general comemos al almuerzo, pero esto no debe convertirse un hábito", afirma.
Coincidiendo con este punto, Alejandra Sánchez, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás, recalca que para lo anterior es relevante que se mantengan las recomendaciones de cantidad y calidad de la preparación, prefiriendo como acompañamientos alimentos más saludables.
Como el pan es un cereal, por lo que se destaca por su gran aporte de carbohidratos, cuenta que "una combinación saludable debería ser la adición de un nutriente distinto: un alimento que aporte proteína y no que más carbohidrato", apunta.
Por otro lado, dice que un clásico ejemplo poco saludable es acompañar con papas fritas o elaborar con los productos antes mencionados, mientras que lo ideal sería preferir atún, pollo, verduras de hojas verdes, poroto de soja como hamburguesa vegetariana o mayonesas preparadas en base a vegetales, entre otros, y siempre acompañado de ensaladas.
CALIDAD DEL PAN
Y como el pan es el protagonista, fijarse en su calidad es clave. "Es más saludable el pan marraqueta que hallulla, ya que este último utiliza mantecas en su preparación. Otro aspecto es el contenido de sodio y preservantes, y un pan de panadería confeccionado de forma diaria es más saludable que uno envasado, el que además tiene azúcares o derivados de estos, haciéndolos poco saludables", advierte.
Aclara que elegir variedades de panes elaborados con harinas integrales, por su aporte de fibra dietaria (no envasados) es lo que mejor se adecua al concepto de saludable. También recomienda elegir aquellos con semillas y que idealmente usen aceites vegetales como el de oliva en su emulsión.