La promesa del velerismo que conoció el mar en Talcahuano
Cuando llegaron a Talcahuano desde el norte de Ecuador, los integrantes de la familia Fichamba Panamá vieron el mar por vez primera. La visión del Océano Pacífico, que para la gran mayoría de los habitantes del puerto constituye la habitualidad, para Anthony, su hermana Sayuri, y sus padres Enrique y Miryam, resultó un sorprendente espejismo que, originalmente, les provocó miedo y respeto.
"El no conocía los botes. Les decía barcos. Lo invitaron a darse una vuelta y le gustó - explicó Miryam Panamá - muy orgullosa y muy sorprendida. Nunca me imaginé que fuera a tener esta inquietud de navegar y yo lo apoyo. mejor que se dedique al agua en vez de estar metido en los teléfonos y los juegos".
"Los primeros días que venía me daba miedo de que se fuera a caer o ahogarse - confesó el padre de Anthony, Enrique Fichamba - pero él me dijo que podía, ya se fue acostumbrando, se cayó y se levantó. Se golpeó la frente con la vela pero lo superó".
Pero todo temor ha quedado en el pasado, incluso para el pequeño Dilan, el hermano chileno de dos meses de edad, que junto a sus padres concurren hasta el sector de La Poza para observar el desempeño de sus hijos - Sayuri también navega con el Cendyr - mientras se alejan hacia el horizonte a bordo de sus pequeñas pero veloces embarcaciones. Tras casa regata, Anthony reafirma su convicción de progresar en su deporte predilecto.
"Quiero competir con los demás grandes y ser el mejor - explicó - No se trata de suerte. Hay muchas regatas. Es difícil sobre todo cuando hay mucho viento, 18 o 20 nudos y el bote se escora y no lo puedes bajar. Hay que hacer mucha fuerza y te puedes caer al agua. Pero yo aprendí a nadar el año pasado".
Un mar por conquistar
"La escota, el timón, el mástil, orsa, los puños, las velas y el bote. La orsa es para que no te lleve el viento y el timón para que corrijas el rumbo" describió el pequeño.
Familiarizado con cada parte de su nave, Anthony exhibe su bote a un visitante ilustre que lo vino a saludar por su cumpleaños.
"Para nosotros es importante la integración a través del deporte" manifestó Henry Campos Coa, alcalde de Talcahuano . La autoridad comunal agregó que "la vela aparece a veces como un deporte de élite, pero nosotros queremos extender esta actividad deportiva a muchos niños de nuestra comuna. En el caso de Anthony, la situación es muy particular. Su familia es ecuatoriana, no conocía el mar, lo conoció hace dos años. Hoy día es una gran promesa de vela que tenemos en nuestra comuna".
"Los niños que aprenden a navegar desarrollan mayor entrega, perseverancia y trabajo en equipo", explicó Ronald González, instructor de Cendyr Náutico. "Por el medio en el que se desenvuelven. La navegación a vela es más compleja en algunos aspectos que otros deportes. A los niños que hacen vela les termina yendo mejor en las matemáticas y en la física porque entienden algunos conceptos mejor. Son niños que entrena su físico mucho, desarrollan aguante".
Un equipo que promete
El caso del Anthony, es un caso especial según su entrenador. Él es el más chico de su grupo, por lo general compuesto por niños de 8 años hacia arriba.
"Estamos rotando como con 25 niños. De ésos, unos 15 son competitivos y ya navegan bien. Hemos tenido buenos resultados en competencias grandes. Anthony compitió con niños de 12 ó 13 años en regatas de más de 20 botes por categoría".
Los niños del Cendyr darán que hablar en las regatas que se vienen. Entre ellos se cuentan Sofía Landeros Mardones, 3er Lugar Optimist y clasificada para el Sudamericano 2019 Algarrobo y el Nacional Optimist en Antofagasta entre el 1 y 4 de noviembre. Claudio Acuña, quien obtuvo el 2º lugar en Varones Avanzado en la última regata de Frutillar; Amaro Gómez, clasificado para el Nacional Optimist en Antofagasta, Constanza Parra, Roger Torres y Guillermo Alarcón.