"En calle Orompello, entre Barros Arana y Freire, hay una constructora que no sólo invade el espacio público, sino que obliga a los peatones -y peor aún a los adultos mayores- a usar una improvisada rampa, en subida y bajada, para sortear una cañería en altura que mantienen sobre la vereda (para descarga de hormigón). Es un hecho bastante insólito que atenta contra la seguridad de las personas y que, al parecer, goza de amplia manga ancha", dice el lector Antonio Astete C.