Secciones

Cambio cultural en las empresas es clave para aplicar la ley de inclusión

E-mail Compartir

En abril pasado comenzó a regir en el país la ley de inclusión, que entre otras materias regula y exige que las empresas con más de 200 trabajadores que deben cumplir con el 1% de contratos para personas con capacidades

A septiembre la estadística en la Dirección del Trabajo muestra que 917 empresas han generado 4.445 contratos de trabajo para personas con discapacidad. De ese total, 2.895 son correspondientes a hombres y 1.550 a mujeres.

En ese contexto que está viviendo el país, muchas son las acciones que se están llevando adelante no solo para que la normativa se cumple, sino que también para difundir la importancia de la inclusión en la sociedad.

Es así que hace unos días estuvieron en Chile el director de la Fundación Adecco a nivel mundial, el español Francisco Mesonero, y el también hispano Pablo Pineda, reconocido conferencista con síndrome de down.

Ambos se tomaron un tiempo para conversar con este medio acerca de la relevancia de la inclusión, luego de tomar parte del seminario "Diversidad: factor clave en la competitividad de las organizaciones", llevado a cabo por Adecco Group en Chile como parte de su programa "Talento sin Etiquetas".

NO SOLO UN SISTEMA

Mesonero estuvo hace dos años en el país aportando en lo que era casi el inicio de la discusión sobre el proyecto de inclusión laboral en Chile y que hoy es una realidad. Al respecto, cree que la ley de cuotas existe prácticamente en todos los países, tanto de Latinoamérica como de Europa. "En el caso español, las empresas con más de 50 trabajadores deben reservar el 2% en favor de personas con discapacidad. Esta normativa data de 1982 y hoy un 60% de las compañías no cumplen con la ley".

En el 2003 se reguló un real decreto de medidas alternativas, que es muy parecido al de acá, para de alguna manera suavizar la cuota, que es un sistema normal y que hace reaccionar al empresariado sobre el derecho que tienen las personas con discapacidad a tener un trabajo. Pero para ello, cree, no basta solo con establecer ese sistema, sino de articular un mecanismo que permita a las empresas, durante un espacio de tiempo, que ponga en marcha todas las políticas necesarias para que esa ley se pueda llevar a efecto.

"Eso se puede lograr articulando un cambio, formando a la gente en contra de los prejuicios que tienen contra los discapacitados, porque al final si no trabajas el cambio cultural con la eliminación de prejuicios y barreras mentales, nunca se podrá llevar a cabo una inclusión plena", estimó.

En todo caso, afirmó que el cambio cultural es lento, en el sentido de que cuando se habla de ello se hace en un marco de la diversidad en las compañías.

Ello no implica solo discapacidad, manifestó, sino que también en potenciar el talento en función de las competencias, habilidades, los valores y otros que no son la edad, ni el género ni la raza. "Por ende, el cambio de cultura lleva un tiempo porque implica no solo un modificación en la forma de pensar del primer ejecutivo o de todo el directorio, sino que debe cambiar el conjunto de la compañía, desde el primero hasta el último, porque al final la persona con discapacidad se va a incorporar probablemente lejos del directorio y tienes que asegurarte que la persona que está sentada al lado, no piensa que esa persona está porque la ley lo obliga", expuso.

Al final, sostuvo Pineda, la modificación interna de una empresa es bidireccional, pues hay una integración del candidato, por parte de la firma y otro punto importante, que es acercar al mundo asociativo de la discapacidad al de la empresa.

El experto recalcó que una ley de inclusión debe tener un tratamiento transversal, en el sentido que no debe depender de un ministerio, sino que también otros. En esta caso, agregó, el de educación es clave, pues cuando se habla de cambio cultural, se hace también en los colegios, institutos y las universidades, que no están muchas veces preparadas para acoger a personas con discapacidad ni formarlas para luego encarar el mundo laboral.

CONFERENCISTA Y EX ACTOR

Pablo Pineda recalcó que gracias a sus padres, que siempre creyeron en sus capacidades, le ha permitido hacer tantas cosas en su vida. Actualmente es conferencista, presentador, escritor y actor, rubro que incluso le valió la Concha de Plata al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2009 por su participación en la película "Yo, también", sobre la cual reconoce que fue todo muy rápido. "Fue un éxito y luego no hice más películas", recalcó.

Dijo que trabajó en el municipio de Málaga, de donde es originario, luego fue parte de la cinta y hoy es parte de la fundación cuya misión es hacer conferencias por el mundo. "Yo desde muy joven hacia presentaciones, pero el salto fue cuando hice la película, porque no era lo mío, no soy actor y lo que hago ahora es un poco más elevado a lo que hacía cuando tenía 15 años", contó.

Reconoció que le gusta mucho contar lo que ha sido su vida, transmitir lo que piensa, pues es una persona a la que le gusta vivir. Ha recorrido muchos países en Sudamérica, donde siempre ha tenido una muy buena recepción y como eso es un plus, cree que a las empresas no solo les falta aceptar a las personas con discapacidad, sino tener una cultura de la diversidad, en general. "Cuando hablamos de diversidad también están los discapacitados, pero también la gente con diferencias sexuales, religiosas, racial y en eso creo que las empresas mientras más diversas son, más fuerza tienen", estimó.

Sobre Chile, afirmó que la primera vez que vino fue recibido por al ex Presidenta Michelle Bachelet y ahora, en sus segunda visita, apreció que la recepción ha sido estupenda y que solo tiene muestras de aprecio hacia el país, pero no tiene una visión de como ha sido el tema de la inclusión laboral y por eso su visita forma parte de esa difusión.