Alcohol potencia la somnolencia que causan ciertos fármacos antialérgicos
Afectando a cerca de 300 millones de personas, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, las alergias son la cuarta patología más prevalente en el mundo.
Si bien existen múltiples agentes que pueden gatillar una reacción alérgica (alérgenos), sustancias que componen los alimentos, materiales, las picaduras de insectos o ciertas plantas, lo que la transforma en una condición que no distingue periodo del año ni edad, es durante la primavera en la que se vuelve un tema mucho más común, debido a que existe mayor presencia de pólenes en el ambiente, un gatillante de cuadros alérgicos que afecta a muchos individuos y que se asocia a síntomas como picazón y congestión nasal, tos e irritación de ojos, entre otros.
La manifestación del cuadro clínico varía entre individuos, algunos son más exacerbados que otros y pueden afectar bastante la calidad de vida, por lo que si bien el tratamiento básico de una alergia es evitar el contacto con el alérgeno, cuando se trata de un agente como el polen esto puede ser complejo, razón por la cual en muchos casos se requiere del uso de fármacos para su control: los antihistamínicos.
La clorfenamina, loratadina, desloratadina y levocetirizina son los más usados, afirma el químico farmacéutico Arnoldo Miranda, académico de Farmacología del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la Universidad San Sebastián de Concepción, pero un punto a considerar es que si bien pueden no requerir prescripción médica para adquirirlos y muchos son automedicados, es importante que sean indicados por un especialista según las necesidades y características del paciente, debido a que se asocian a efectos indeseados que podrían traducirse en más de un peligro si no hay responsabilidad en su consumo.
Sobre esto, el profesional se detiene en la clorfenamina que, afirma, "se caracteriza por producir somnolencia o letargo, aunque también podría ocasionar con menor frecuencia sequedad de boca, visión borrosa o taquicardia". "El resto de los antialérgicos (loratadina, desloratadina y levocetirizina) son mejor tolerados y se caracterizan por ocasionar mínima o nula sedación", añade, aunque dice que también podrían ocasionar fatiga, cefalea, sequedad de boca y en casos aislados problemas cardiovasculares o neurológicos.
MEZCLA PELIGROSA
Es desde lo expuesto donde el químico farmacéutico hace el énfasis en la ingesta de este tipo ni ningún tipo de fármacos junto a alcohol; una mezcla que no es extraña, sobre todo en esta temporada donde los días más soleados y cálidos generan que los happy hours y reuniones entre amigos se vuelvan mucho más frecuentes y las bebidas alcohólicas muchas veces son infaltables.
Para relevar la importancia de tomar consciencia y ser responsable, Miranda recalca que el alcohol puede potenciar el efecto de sedación. Esto, explica, se produce porque es una sustancia que por sí misma deprime las funciones del sistema nervioso central, actividad que también se asocia a los medicamentos mencionados, por lo que debido a la mezcla, advierte "es más probable que el paciente presente sueño, letargo o mareos".
La somnolencia asociada particularmente al consumo de clorfenamina se traduce en un mayor grado de torpeza en los movimientos y también a falta de reactividad a los estímulos, que por sí mismos pueden incrementar el riesgo de otro tipo de accidentes que pudieran tener peores consecuencias, por ejemplo, al conducir un automóvil. Pero lo cierto es que asociado a la ingesta de alcohol dicho peligro también se exacerba mucho más.
OTRAS INTERACCIONES
Otro aspecto en el que se detiene Arnoldo Miranda es que el alcohol no es la única sustancia con la que los antialérgicos pueden tener interacciones con efectos indeseados.
"La principal interacción es con medicamentos que produzcan sueño debido a la somnolencia que genera particularmente clorfenamina. Algunos de estos son aquellos utilizados para el tratamiento del insomnio, la ansiedad o la depresión", es decir del tipo ansiolíticos, hipnóticos y opioides, por ejemplo.
Por otra parte, menciona que la sequedad de mucosas se podría acentuar en pacientes que utilizan algunos broncodilatadores para cuadros respiratorios o que consumen algún fármaco para el alivio de cólicos gastrointestinales.
Advierte, además, que "la población de pacientes que está en tratamiento para la epilepsia debe asesorarse con su médico tratante al momento de consumir estos medicamentos, ya que algunos antiepilépticos afectan la velocidad a la cual los antialérgicos se metabolizan en nuestro organismo, pudiendo no lograr el efecto deseado".