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"La revolución rota" se estrena en Teatro Biobío

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El estreno de "La revolución rota", obra emblemática de la compañía Teatro La Concepción, fue escrita y tuvo su estreno hace 5 años en París, Francia, para luego sumar otras funciones en Brest y Douarmenez.

El montaje, cuya primera función se dio en septiembre de 2013, para conmemorar los 40 años del golpe militar, llega por primera vez al Teatro Biobío.

En este escenario se presentará en única función mañana, a las 20.30 horas, en la Sala Principal del espacio de la Costanera, con la idea de exponer puntos de vista y reflexionar en torno a este hecho histórico en el país.

Un montaje que se ofrece al público en septiembre, precisamente, un mes en que la compañía lo repone todos los años desde su gestación, a modo de vigilia, reflexión y panorama artístico. "La reponemos sólo en esta fecha, lo que hace que siempre se mantenga vigente", dice Juan Pablo Aguilera, director.

DE EJERCICIO A OBRA

Son pequeños fragmentos los que fundamentan esta apuesta que a raíz del suceso de base toca temas como el exilio, el pinochetismo, la censura y la muerte. "Las repercusiones que dejó la dictadura para los tiempos contemporáneos", en palabras de la compañía.

Luego de 5 años de periplo por diversos escenarios, el montaje ha logrado un desarrollo y ajustes, que la erigen como un referente en las tablas locales del siglo XXI.

"Ha pasado de ser un ejercicio escénico, que realizamos en Francia, a convertirse en una obra de teatro", apunta Aguilera, sobre este montaje cuya gran referencia para el desarrollo del texto fue el cuento de Eduardo Galeano "La muchacha del tajo en el mentón".

Al relato, se suman extractos del documental "I love Pinochet", una escena de "La vida de Brian", del grupo inglés Monty Phyton, y una serie de testimonios sobre el exilio en Francia recopilados durante el proceso de creación de la misma. "Es un drama que pasa mucho rato por comedia, entonces la gente va y viene con las emociones", comenta Aguilera, sobre un aspecto que marca la compañía fundada en 2009.

En ese sentido, agrega el director, la obra se plantea con mucho sarcasmo. "Nos reímos de los dos polos: los comunistas acérrimos y los fachos. Creemos que el público recibe bien la ironía", señala sobre una apuesta que mantiene un contacto cercano con la audiencia. "Eso el público lo agradece. Además, es una mirada joven sobre un tema importante que invita a la reflexión", dice el también el actor, junto a Francisca Ovalle, Belén Riquelme, Cristóbal Gesell y Cristóbal Troncoso, quien también compuso la música.