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Asma bronquial infantil y la importancia de un diagnóstico precoz

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Llega la noche y la tos que ha tenido hace muchos días aumentó considerablemente, tanto que nadie en casa pudo dormir. Este es el relato clásico de muchos padres en la consulta pediátrica cuando los pequeños presentan una tos incesante, seca o irritativa y que aparece a la hora de dormir o con el ejercicio y que además se caracteriza por el "silbido en el pecho" (sibilancias) y grados variables de dificultad respiratoria.

Son los síntomas del asma bronquial, una de las enfermedades crónicas más frecuentes de la infancia en el mundo. Consiste en la inflamación de las vías aéreas y obstrucción bronquial, que se produce por la interacción de factores genéticos y ambientales (multifactorial). La prevalencia de asma en los escolares de 6-7 años es de 17,9%. Es causante de ausentismo escolar, numerosas consultas al servicio de urgencia y de frecuentes hospitalizaciones en niños.

Como el asma es una de las tantas formas de presentación de las enfermedades alérgicas, puede coexistir con rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica.

La gran mayoría de las veces el asma se inicia en la edad pediátrica, pero se puede presentar a cualquier edad en la vida.

Los eventos agudos de asma pueden ser gatillados por distintos factores, tales como infecciones virales (rinovirus, virus respiratorio sincicial, metapneumovirus), aeroalérgenos (ácaros del polvo, pólenes, caspa de animales), contaminantes intradomiciliarios (principalmente el humo de tabaco), el aire frío y ejercicio.

Todos los niños que presenten bronquitis recurrentes, tos crónica (más de 4 semanas de evolución), tos con el ejercicio o neumonías recurrentes, deben ser estudiados por asma bronquial.

El diagnóstico es fundamentalmente CLINICO, por lo que se basa en la historia médica y los síntomas del paciente. Los exámenes de laboratorio nos ayudan a evaluar el estado alérgico y las pruebas de función pulmonar (fundamentalmente la espirometría), que se puede realizar a partir de los 4 años de edad, nos sirven para categorizar el grado de obstrucción bronquial. Lo importante es hacer el diagnóstico lo más precoz posible.

Los objetivos del tratamiento son eliminar o reducir al máximo los síntomas crónicos, mantener la función pulmonar normal, prevenir las crisis asmáticas y evitar los efectos secundarios de los medicamentos utilizados.

El tratamiento farmacológico varía de acuerdo a la edad de los pacientes. Está basado fundamentalmente en el uso de corticoides inhalados, su efecto es a largo plazo y permite disminuir la inflamación de las vías aéreas. La terapia deber ser individualizada y vigilada en un comienzo, por lo menos, cada 3 meses.

El tratamiento no farmacológico incluye educar al paciente y a su familia sobre su enfermedad y la evolución de ésta, identificar y evitar los gatillantes (alérgenos, tabaco, caspa de animales), saber reconocer los síntomas de gravedad, enseñar el uso correcto de los inhaladores con aerocámaras y reforzar la adherencia al tratamiento, principal causa de falla en la terapia y mal control del asma.

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