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Estudian uso de pictografías para más comprensión de las recetas médicas

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En la Región del Biobío se realizó un estudio que evaluó la utilidad de usar pictografías en recetas médicas para mejorar la comprensión por parte de los pacientes. Éste fue elaborado por las universidades de Concepción y Valparaíso, y sus nodos tecnológicos integrantes del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) e incluyó un sondeo enfocado en un grupo de especialistas clínicos de los sectores público y privado, que permitió validar 66 conjuntos de indicaciones e imágenes que lograron más de 80% de calificaciones positivas.

En opinión de Rosa Figueroa, board member de CENS, académica de la Universidad de Concepción y directora del proyecto, la iniciativa es el primer paso para desarrollar una plataforma que pueda complementar las instrucciones médicas, con pictografías, para apoyar el entendimiento y retención de las instrucciones en el tratamiento de los pacientes.

Según estudios internacionales, entre 40 y 80% de la información dada al paciente es olvidada de inmediato y de lo que se recuerda, 50% podría no ser correcto, lo que puede incidir directamente en la adherencia y éxito de los tratamientos. De hecho, para la Organización Mundial de la Salud, la adherencia es un problema sanitario de escala global, pues es el factor más relevante en el éxito de los tratamientos y los sistemas sanitarios pueden encarecerse en un 20% como consecuencia de las falencias en el seguimiento de terapias.

CONCLUSIÓN

Para el sondeo se generaron 4.686 respuestas, con 42,8% de evaluaciones consideradas esenciales para la comprensión de las instrucciones y 40,6% como útiles. Los 66 sets de pictografías-indicaciones fueron elaboradas a partir de registros internacionales que incluían más de 26 mil instrucciones médicas y 514 pictografías creadas para representarlas. Entre los resultados, detalla Figueroa, las pictografías consideradas esenciales por los médicos fueron aquellas relacionadas con indicaciones inmediatas para el tratamiento y las útiles las vinculadas con instrucciones de actividad, nutrición, controles médicos y procedimientos. "Esto valida la necesidad de contar con herramientas que favorezcan la adherencia al tratamiento en los pacientes y la posibilidad de disminuir comportamientos riesgosos causados por no entender la información que se le entregó", plantea.

Una de las conclusiones del estudio es la necesidad de validar nuevas pictografías que recoja las particularidades de los usuarios del país, entre otros aspectos. "Creemos que la solución que proponemos será de mucha ayuda para el paciente, porque la memoria visual es más eficiente cuando se trata de memorizar indicaciones, especialmente en un proceso de entrega de información médica donde el paciente tiene un nivel de estrés inducido por la situación o la preocupación de una hospitalización y su proceso de alta, por ejemplo. Es un problema real con impacto concreto en la adherencia a los tratamientos que permiten mantener o mejorar el estado de salud", finaliza Rosa Figueroa.

Tartamudez: Una oportunidad para escucharnos

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La tartamudez es un trastorno que ha convivido con el hombre desde sus comienzos, no excluye razas, edades, clases sociales ni económicas, sólo parece discriminar el sexo, ya que es más frecuente en varones.

Las ciencias encargadas de los trastornos de la comunicación y su tratamiento en el mundo, han tardado años en empezar a estudiar y descubrir los problemas que subyacen a esta especial sintomatología que caracteriza un habla interrumpida por repeticiones y bloqueos involuntarios y de distintas características y severidad.

Vivir con tartamudez no es fácil, convivir con las burlas, el rechazo, la crítica social y los propios sentimientos y pensamientos negativos que tienen las personas que tartamudean de sí mismos y de su dificultad. Actualmente, se sabe que cerca del 5% de los niños en etapas de adquisición del lenguaje tartamudean. Algunos casos han comenzado antes de los 3 años incluso. De este porcentaje, hay aproximadamente 3% que evoluciona favorablemente y se describe en la estadística mundial un 1 % de la población que permanece con tartamudez hasta la edad adulta.

El avance de las neurociencias ha dado pruebas fehacientes de que existe un sustrato neurobiológico en la etiología del trastorno, con componentes multifactoriales como la genética, el ambiente y las propias características del individuo. Por lo tanto, no es un desorden emocional o del ámbito psicológico por lo que ya no resulta creíble pensar que por un evento traumático familiar o personal un niño comience a tartamudear.

Hoy sabemos cómo ayudar a las personas que tartamudean, tenemos sustento empírico para ello y lo importante es hacerlo a tiempo. Mientras más temprana sea la intervención, mayores posibilidades de revertir el cuadro tendremos. En los adultos, si bien no se logra esto, se puede disminuir en un gran porcentaje, logrando muchas veces una fluidez cercana a la de personas sin tartamudez.

Como fonoaudiólogos tenemos la misión y la responsabilidad de actualizar conocimientos en este tema para que los pacientes logren manejar la fluidez de su hablar, mejoren su calidad de vida y aumenten su autopercepción. Podemos hacer mucho y como Universidad de Concepción hemos organizado un diplomado de especialización, seminarios y congresos con profesores especializados y actividades para que la comunidad tome más conciencia de todos los grupos que la conforman.

Para quien padece tartamudez, esto es una gran limitación, pero también una gran oportunidad para vencer los miedos y las barreras que puedan presentarse. Para el resto de la sociedad es un gran aprendizaje de tolerancia y solidaridad. Como alguien solía decir: "la tartamudez es una gran oportunidad para que nuestra sociedad aprenda a darse tiempo para escuchar".

fonoaudiológo, profesor

asistente Fac. de Medicina, UdeC