Secciones

El movimiento "Me too" sigue marcando los festivales de cine

E-mail Compartir

A casi un año de que las denuncias de abusos sexuales contra Harvey Weinstein, poderoso productor, causaran un terremoto sin precedentes en Hollywood, que se extendió a casi todos los sectores de la sociedad, el movimiento Me too ("Yo también") y el debate sobre la presencia de la mujer en el cine, resuena en los festivales.

Este año, en la 75 edición del Festival de Venecia, que concluye hoy, no han faltado títulos protagonizados casi exclusivamente por mujeres, como "Roma", del mexicano Alfonso Cuarón; "Sunset", de László Nemes; "The Nightingale", de Jennifer Kent; "Suspiria", de Luca Guaganino; "Acusada", de Gonzalo Tobal, y "Capri-Revolution", de Mario Martone, entre otros.

voces por la paridad

A lo largo del certamen italiano, que fue criticado porque sólo una directora compitió por el León de Oro entre los 21 seleccionados, se escucharon voces a favor de la paridad, aunque hubo algunos directores a los que se les notó que preferían evitar el tema, mientras que otros hicieron descargos.

El primero fue el presidente del jurado, el mexicano Guillermo del Toro. Aseguró que el objetivo es que la participación de mujeres sea del 50% en 2020 y si fuera en 2019, mejor. "Hay muchas voces que deben ser escuchadas", recalcó el cineasta de 53 años.

El Festival de Venecia además se sumó a la iniciativa 5050 x 2020, a la que también han suscrito otras muestras como Cannes. Busca mejorar la transparencia en el proceso de selección de las películas, así como en jurados, y también aumentar la presencia de mujeres en los equipos.

La australiana Jennifer Kent, la única directora entre los 21 aspirantes al León de Oro, comentó que esa singularidad no era un motivo de satisfacción. "Es realmente importante que nos movamos hacia la paridad. Es vital. La labor del cine es reflejar el mundo y si no reflejamos al 50% de la población, no estamos haciendo nuestro trabajo. Es un asunto serio", destacó Kent.

opiniones contrarias

También hubo voces disidentes. El director mexicano Carlos Reygadas (46), que presentó su película "Nuestro tiempo", manifestó en una conferencia de prensa que existe un temor generalizado a manifestar lo que verdaderamente se piensa. Opinó que la cuestión de género es tan sólo un problema más.

"Hay muchos problemas que a uno les importan más, a otros menos. Por ejemplo, que de 21 películas (en concurso), 18 son del primer mundo, dos son mexicanas y una Argentina, que puede ser una especie de segundo o tercer mundo", el cineasta

también en toronto

Pero Venecia no es el único certamen donde los temas de género marcan la agenda. Ayer comenzó el Festival Internacional de Cine de Toronto (Tiff), uno de los más importante del mundo y la plataforma de lanzamiento de muchos de los filmes que aspiran a llegar a las nominaciones de los Óscar.

Por eso, a éste van cada año cientos de actores, directores, productores, guionistas y distribuidores. Y uno de los que frecuentaba el certamen canadiense era Weinstein, el productor que pasó de ser uno de los más respetados de Hollywood a ser acusado de ser un depredador sexual.

Precisamente, fue en el Tiff donde Weinstein acosó a Mira Sorvino, en 1995, según denunció la actriz.

Este año, los directores del evento, Piers Handling y Cameron Bailey, anunciaron que el festival advirtió de forma expresa a todos los que participan en la muestra que "el acoso y abuso no serán tolerados y que habrá repercusiones". Y por primera habilitó una línea telefónica de denuncia confidencial.

Además, el Tiff lanzó la campaña "Share her journey", para "aumentar la participación, capacidades y oportunidades para mujeres detrás y frente a las cámaras".

Una de las primeras iniciativas de la campaña es una manifestación hoy, en la que participarán la actriz Geena Davis y la directora británica Amma Asante.

"La monja" parte bien, aunque se olvida de asustar

E-mail Compartir

Que "La monja" acredite el guión a James Wan, el hombre detrás de "El conjuro" y lo que vendría luego desde su estreno en 2013, es hasta bueno. Ello considerando que el director de "Saw" (su debut en 2004), entiende la forma y fondo del género que alude -el terror- en un rango acotado con conocimiento, respeto y cariño.

Es así que aunque Wan no dirige esta nueva obra del universo del matrimonio Warren (el director es Carin Hardy) le otorga su marca. Sobre todo, en la primera parte del metraje distanciado a un poco más de un año de "Annabelle 2".

Durante los primeros 60 minutos funciona, tanto como tributo a los clásicos de los estudios Hammer, como a la tradición gótica del horror, que emerge en enormes caserones.

En este caso, es un convento, ambiente físico y por momentos psicológico, que plantea la investigación de la muerte de una monja. La hacen una novata (Taissa Farmiga) y un sacerdote (Demián Bichir), con experiencia en exorcismos.

¿UN FIN O UN MEDIO?

Es, también, la excusa para que los protagonistas se trasladen al monasterio de Cârta en Rumania. Una vez allí -en un viaje que trae a la memoria el "Dracula" de Christopher Lee- este par de héroes se interna en la que será su peor pesadilla.

El pueblo entero sufre las consecuencias de una "presencia demoniaca". El punto detonante es el suicidio de una de las religiosas de este tétrico castillo de pasillos interminables, y cuya oscuridad lleva al espectador por un trayecto de sensaciones más de que efectos y saltos.

Sin embargo, el problema aparece en el momento en que la producción se transforma en una suma de saltos (el sobreutilizado "jumpscare"), logrando que el nudo de la trama pase casi al olvido. Lo que parte desde una trama bien planteada, las subtramas van desarmando, sobre todo, la tensión original. Es el paso del "horror", como una cuestión de amtósferas, a un "terror" de golpes y efectos que desarman y sacan del relato.

Finalmente, lo que pudo ser un interesante ejercicio de estilo "a lo Wan" -"Hereditary" puede ir en esa línea- se queda como una más de las tantos títulos de terror que hacen del cliché una excusa, un fin, y no un medio para contar una historia.