Entusiasmo, expectativa y nerviosismo había ayer en la escuela de buceo "Prosub" de Talcahuano, mientras un grupo de integrantes del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) afinaba los últimos detalles para recibir a alumnos del Liceo Polivalente Luis Cruz Martínez (LCM) de Quillón. No era para menos, pues estaban a punto de probar varios prototipos de "Lander", vehículos submarinos autónomos que habían creado los adolescentes, marcando el cierre de "Explosub", proyecto en el que llevaban cuatro meses de trabajo concreto, desde abril, pero que nació hace casi un año
Talleres teóricos y prácticos para enseñar los contenidos necesarios fueron parte de la iniciativa en el que participaron establecimientos educacionales de comunas de las regiones del Biobío-Ñuble (Quillón, Coihueco, Penco y San Pedro de la Paz), llegando a cerca de 120 estudiantes que asumieron el desafío con alegría y motivación, al alero de docentes de los distintos colegios participantes y monitores que transmitieron los conocimientos, cuenta Bárbara Léniz, subdirectora de Extensión del IMO.
LA EXPERIENCIA
Con traje de buzo, Léniz tuvo la misión de sumergirse en el agua para probar las mini naves que debían lograr descender y, tras soltar el peso, emerger a la superficie.
Los escolares de Quillón fueron los primeros en vivir el reto, luego será el turno de los equipos provenientes de las otras comunas. De manera previa los prototipos se habían probado en baldes con agua, pero las condiciones de las piscinas de "Prosub", como la presión, eran distintas, razón por la cual algunos funcionaron a la perfección desde un inicio, otros debieron intentarlo más de una vez, pues habían ocurrido pequeños desajustes. No obstante, esas eran situaciones probables y en ningún momento desalentaron a los presentes; por el contrario, lo primordial fue que se trataba del punto álgido de una experiencia enriquecedora y que todos evalúan como exitosa.
"Ha sido súper provechoso y valorado, porque se ha abierto un mundo que muchos no tenían la posibilidad de conocer, de aprender conceptos que en general a su edad no ven y que además tienen mucho potencial para aplicar en diversas circunstancias, no sólo en la creación de este vehículo submarino", afirma Léniz.
Es que para crear el prototipo hubo que enseñar conceptos básicos de electrónica, programación y robótica; temáticas con las que no todos están familiarizados y que muchas veces sólo se ven en la universidad. Por eso, la oportunidad es algo que no se cansa de agradecer Jimena Becerra, coordinadora comunal de Ciencias en Quillón e integrante del plantel del liceo LCM, el único de que participó de dicha comuna, involucrándose 27 alumnos en "ExploSub", todos de primero y segundo y medio, que se dividieron en 8 equipos.
"Cuando me contactaron el año pasado desde el IMO para participar del proyecto dije que encantada, porque el liceo es municipal y altamente vulnerable, y los alumnos difícilmente tienen acceso a este tipo de experiencias relacionadas con la ciencia", manifiesta, dándole un valor incalculable a la posibilidad y que es confirmado al conversar con los escolares, que poco o nada estaban familiarizados con los conceptos abordados.
"Sólo había experimentado con un taller de robótica en el colegio, pero jamás con un submarino y me gustaría poder explorar más esos conocimientos", afirma David Muñoz.
"Aprender de robótica no es algo que a cualquiera le dan la oportunidad y no tenía ninguna experiencia. Por eso al principio tenía miedo, pensé que sería muy difícil, pero me di cuenta que no y fui entendiendo los códigos que habían", añade Francisco Mendoza.
En el caso de Maribel Asensio, si bien en un establecimiento en el que estudió antes le habían enseñado ciertas herramientas de robótica, "la experiencia me ha servido para potenciar lo que sé y también mis intereses, porque además de los aprendizajes me despertó la curiosidad por estudiar más sobre el mar", y eso antes era algo en lo que jamás pensó.
DESAFÍOS Y MOTIVACIONES
Lo experimentado da cuenta de que se alcanzó todo lo que esperaban del proyecto, que tenía a la base la misión de aportar a la divulgación científica que guía el quehacer del IMO y que hacen a través del desarrollo de diversas iniciativas. Pero el director de "ExploSub", Gadiel Alarcón, recalca que había un espíritu especial.
En enero de este año, el Instituto cumplió uno de los propósitos con los que se creó como centro de excelencia: explorar lo más profundo y desconocido de la fosa de Atacama. Un hito para las ciencias del mar en Chile y el mundo, pues se descendió más de 8 mil metros, algo inédito.
Este logro, cuenta, requirió preparación de años e incluyó el desarrollo de tecnología de punta y específica, y se construyó el "Lander-IMO". "Pensamos que sería un buen desafío para llevar a los niños, porque hay varios conceptos que se integran dentro de la creación de este tipo de tecnología, desde el uso de los materiales adecuados hasta la electrónica para que funcione", detalla.
En este sentido, Bárbara Léniz manifiesta que con la culminación del proyecto sólo hay balance positivo, porque todas las motivaciones se cristalizaron y precisa que "al principio no sabíamos a qué nos enfrentábamos, pero nos dimos cuenta que los escolares eran capaces de resolver todo lo que se les iba planteando y llegamos al logro del objetivo final: que construyeran un prototipo", pero con aún más emoción manifiesta que lo más satisfactorio ha sido que les permitió su primordial propósito: "que la sociedad, pero sobre todo los niños y jóvenes, se involucraran con la inédita exploración a la fosa de Atacama y el desarrollo tecnológico que está ocurriendo en el país".