Potenciar el propóleo es valor agregado de apicultura local
Fue un proyecto que a juicio de sus participantes tuvo éxito y que apuntó a ampliar la matriz productiva y no dedicarse solo a la miel, sino que a otros productos con el fin de incrementar la rentabilidad de los negocios y porque tienen un mercado creciente.
Ese fue el objetivo del "Nodo Red Apícola Región del Biobío", que ayer tuvo su ceremonia de clausura y que apuntó a generar y articular redes entre 100 emprendedores, micro y/o pequeñas empresas apícolas de la zona, impulsando la colaboración entre pares, la vinculación con actores relevantes de la industria nacional y con las fuentes de información y conocimiento apícola, contribuyendo así a mejorar su innovación y competitividad.
El foco de esta instancia, que tuvo financiamiento del Comité de Desarrollo Productivo Regional por $28.500.000, estuvo puesto en la prospección de mercados nacionales e internacionales y en la capacitación y comercialización a nivel nacional e internacional del propóleo durante tres años.
SECUENCIA
Misael Cuevas, presidente de la Red Apícola Nacional, sostuvo que el primer año del proyecto se concentró en ver quién compraba y cómo lo hacía, así que fue una temporada de capacitación. El segundo fue de producción y mercado, por lo que ahora queda instalado a nivel local y nacional mediante una línea de elaboración que complementa el ingreso.
Cuevas detalló que se potenció el propóleo para venderlo como insumo para los laboratorios y las farmacéuticas. Lo otro fue hacer subproductos, como champú, cremas o propóleo diluido, lo que abre un nicho de mercado, con lo cual, mediante este programa, obtuvieron los datos suficientes para explorar.
Aparte, se buscó la internacionalización del nodo, algo que se alcanzó con la presencia ayer de Guido Giovanni, experto italiano en producción de propóleos, quien vino a explorar y presentar nuevas opciones.
Luego de recorrer sectores de la zona, el especialista indicó que se trata de una producción alternativa que puede añadir réditos a los apicultores sin invertir mucho.
Cree que el gran problema de este producto es la presencia de residuos o pesticidas de origen agrícola. "Eso puede hacer la diferencia, porque el propóleo que tiene residuo no tiene mercado, mientras que el limpio tiene uno impresionante. Por eso creo que Chile puede ser un gran productor", planteó.
Para esto se basó en la visita que hizo a colmenares situados en un bosque nativo donde se está produciendo propóleo ecológico, algo que requiere el mundo.
En Italia reconoció que no llega propóleo chileno, sobre todo porque en su país se produce el 50% del consumo de miel y el otro se importa de Hungría y alguna vez de Argentina. Chile, estimó, tiene el potencial, porque al no faltarle nada desde el punto de vista de trazabilidad puede obtener éxito.
"La capacidad productiva y la calidad son exactamente lo que necesita el mercado o más, pues hay sitios en el país aptos para hacer apicultura limpia", estimó.
LIMPIO
A su vez, Cristina Tor, médico y experta uruguaya en producción de miel orgánica, dijo que luego de observar el trabajo en un fundo local, pudo apreciar que se elabora un propóleo muy limpio, bueno y como el mercado internacional lo necesita, es importante que Chile si puede producir para vender, llegaría al mundo sin problemas.
"Además, si puedo hacerlo de forma orgánica, mejor, porque hay muy poco. El propóleo tiene muchas aplicaciones en favor de los seres humanos. Hay países como China y Japón que lo requieren mucho. Ustedes tienen un ventaja sobre el Mercosur, pues tenemos un arancel más alto para entrar a Europa y Chile tienen uno bajo o cero, por lo que puede competir de mejor forma", subrayó.
Contó que en su país trabajan con una asociación y se labora en bloque, algo que también realizan cuando deben exportar, pues el 95% de lo que se produce es para el exterior y el resto es para consumo interno. Por ende, afirmó que están acostumbrados por muchos años a desempeñarse para el mundo, propóleo y ceras, por lo que conocen los requerimientos del mercado internacional.
De ahí que propuso que en Chile se explote la línea orgánica, algo que se puede lograr, pues apreció una unidad de los productores locales.
En tanto, Claudio González, apicultor de Santa Juana, tomó parte del nodo, el cual destacó, sobre todo porque aprendió mucho de él.
"Si bien la miel como negocio es bajo, uno aprende a nivelar con productos (propóleo) que entregan las abejas, se pueden hacer otras cosas con la misma miel. De hecho, ya hay apicultores que hacen miel con propóleo y lo mejoran a un nivel casi de remedio", remarcó.