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Big Band Concepción Jazz se interna en el blues

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El guitarrista y cantante Nicolás Werneckink le dará el toque de blues al segundo concierto de la temporada anual de la Big Band Concepción Jazz.

En esta ocasión, además, se trata de una cita "doble", ya que la agrupación se presentará mañana, a las 19 horas, en el tradicional escenario de la Sala Andes (Diagonal P. Aguirre Cerda 364).

Con entrada liberada, las invitaciones deben retirarse en el Punto de Cultura Federico Ramírez (O'Higgins 555), a partir de las 15.30 horas. El concierto incluirá un recorrido por el blues de intérpretes como BB King, Fats Waller y Eddie "Cleanhead" Vinson. Allí estará Werneckink, con la Big Band integrada por más de 20 músicos, con dirección del saxofonista Ignacio González.

El encargado contó que este año el conjunto se ha puesto como objetivo revivir la música de clásicos como Louis Jordan, Wynonie Harris y Cab Calloway.

NO PARA LA MÚSICA

El grupo realizará una segunda presentación -también gratis con acceso directo- este viernes, a las 19 horas, en el Liceo Lorenzo Arenas (IV Centenario 212).

Como ocurre el primer jueves de cada mes, estos conciertos son parte del programa del municipio local, Elencos Artísticos Ciudadanos, que también integra la Orquesta de Cámara de Concepción, dirigida por Leandro Botto.

La idea es visibiliza el trabajo de estos conjuntos, como parte de un ciclo que este año suma presentaciones -primer viernes de cada mes- en diferentes barrios.

Escribir una historia

La Big Band Concepción Jazz fue creada en 2016 como consecuencia de la creación de una big band en el Liceo Enrique Molina. Actualmente la integran 25 músicos.

Penquista Jaime Cruz logra que sus pinturas parezcan grabados extendidos

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Un aspecto que se agradece y a la vez llama la mirada es como Jaime Cruz (Concepción, 1931) trabaja la forma y el espacio en cada una de las 14 obras que componen la exposición "Desplazamientos". La muestra se inaugura hoy, a las 19 horas, en la sala UdeC David Stitchkin, representando el regreso del artista a la ciudad que lo vio nacer, luego de "Origen y destino" en 2009.

Y precisamente el título, muy en sintonía con las sensaciones que expresan las pinturas de 1.50 x 1.20 metros, apela a ese trayecto visual y personal del espectador, acá seducido por la propuesta de Cruz, y que el artista sostiene se ha perdido. "Quizás no lo enseñen", indica aludiendo a las escuelas de Arte.

"Es que el juego entre la forma y el espacio se ha perdido en el arte, en general. Actualmente, le ponen demasiadas cosas y (las obras) parecen estampados. Creo que hay poco respeto a los espacios en la pintura y la arquitectura", señala el artista y uno de los referentes del grabado en Chile, junto a Santos Chávez, Pedro Millar y Eduardo Vilches. Una generación de 4 creadores que en 1960, después del terremoto, se trasladó a Santiago, invitados por Nemesio Antúnez.

Es en la capital donde, precisamente, Jaime Cruz ha desarrollado parte de su carrera, aunque ya a mediados de los años 50, junto a los nombrados, generó algo importante en la capital regional.

LO QUE SE DESCUBRE

De hablar calmo y lúcido, a sus 86 años, Cruz siempre está en movimiento e interesado por la creación. Trabajar sobre nuevos motivos -hoy los está haciendo con grabados a muy pequeña escala en la tradición de Durero-, tal como lo ha hecho durante los últimos 60 años de su vida, incluso, en paralelo a su faceta académica en la Pontificia Universidad Católica de Chile, entre 1965 y 1995, tanto como académico o directivo. "Siendo profesor nunca dejé de exponer, y en todos esos años, donde también estuve en otras universidades, debieron ser unas 20 más o menos", señala, quien durante la más reciente etapa de su carrera ha montado en la Casa del Arte o ex Galería Universitaria en 1994, 2001, 2003 y 2009.

De hecho, las pinturas de la presente iniciativa, todas las cuales pueden verse como un formato extendido del grabado, fueron realizadas entre 1990 y este año.

"Incluso muchas en el camino fueron re pintadas, y capaz que algunas de las que están acá las vuelva a intervenir", sostiene, quien se declara un gran admirador del espacio limpio. "La obra limpia", dice, la pintura que otorga espacio. "También le doy al espectador el espacio para que pueda pensar lo que quiera", señala.

- Ahí yo creo que son enseñanzas que, personalmente, me dejó Tole Peralta. Leía una cantidad enorme de libros sudamericanos, o sea, la manera de sentir, de hacer y de ser de todos los sudamericanos, incluso, los afroamericanos, hispanoamericanos, puesta también tengo algo de hispánico (que se representa en su obra) por la cosa oscura y negra. El me decía que tenía que leerme toda la literatura posible para conocer tus genes y como piensan los sudamericanos.

Apunta que desconoce si será efecto de ello, pues tampoco es algo preconcebido. "Yo no copio una imaginería. Esto es moderno, actual (...) Está hecho posiblemente a la manera visual sudamericana. A diferencia de la europea, nuestra genética es más cromática, entonces, funciona el color como tal y no como representación de algo. Entonces, ese color es sensación, es una cosa visual y táctil.

Cruz indica que lo suyo se aleja del canon. "Yo no respeto las cosas que enseñan, los planos, primero, segundo, la transparencia del color. No tengo nada que ver con eso, sino que uso el razonamiento que tiene un grabador para pintar".

- Se aleja, y particularmente eso se debe a la influencia francesa que tiene ese juego. Sutilmente, muchos se dejan llevar por la academia repetida. Hay algunos que sí logran escaparse, por ejemplo, Nemesio Antúnez en algunos casos, o Mario Carreño, para quien tuvo importancia el cromatismo y la forma, pero respetando los procesos pictóricos, yo no.

Volver a Concepción

Aunque no viene mucho a la zona, siente gratos recuerdos de cada una de las exposiciones que ha montado acá. "Es mi tierra y en Santiago extraño la lluvia", dice.