Biobío tiene mayor incidencia de dolor crónico no oncológico
La piel se eriza, aumenta la frecuencia cardiaca y respiratoria, se secretan hormonas vinculadas a angustia, ansiedad y miedo. Es la "respuesta de estrés" y aparece en distintas situaciones, como el dolor físico agudo, una alerta fisiológica que llama a reaccionar.
Cuando se aborda la causa, la dolencia termina y todo se normaliza; la respuesta vuelve si se repite la situación. "Distinto es si el dolor se mantiene por mucho tiempo, porque el humano no es capaz de mantener eternamente la respuesta de estrés. En pacientes con dolor crónico desaparece, pero aparecen otros síntomas", afirma Germán Acuña, anestesiólogo, y presidente de la filial regional Biobío del Colegio Médico y vicepresidente nacional del organismo.
SUFRIMIENTO
Mientras a quienes están sufriendo un dolor agudo se les percibe y nota la sensación, el dolor crónico termina por invisibilizarse, porque quienes lo padecen hacen su vida con normalidad, ya que de algún modo se acostumbran a vivir así. "Pero, se les nota un rostro de sufrimiento. La triada constante es irascibilidad, insomnio y depresión", especifica el especialista dedicado hace décadas al dolor crónico no oncológico y miembro de la Asociación Chilena para el Dolor y la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (Iasp, por siglas en inglés).
Lo descrito, cuenta, provoca que las familias piensen que el paciente está de mal humor, que el dolor es pasajero y nada serio. Así, el paciente llega a creer que está siendo exagerado, se calla y no consulta, pese a estar muy afectado.
Define que este escenario "causa una epidemia de silencio, porque se estima que entre 35 y 40% de la población padece de dolor crónico no oncológico y son personas que viven con dolor sin tener necesariamente una causa demostrable o un diagnóstico para el dolor".
LA CONDUCCIÓN NERVIOSA
Pero, el dolor crónico no oncológico, que es el que persiste más de 3 a 6 meses, es una enfermedad y tiene tratamiento. Explica que si bien siempre hay una causa para una dolencia, ésta se independiza e incluso si la causa fue tratada queda como consecuencia. Patologías o condiciones como artrosis, lumbago, fibromialgia, neuralgias, neuropatías, accidentes y traumas pueden ser el inicio de la historia del dolor crónico no oncológico, que puede darse en distintas zonas como la lumbar, rodilla, hombro, cráneo-facial, cadera o mano, en toda edad más en mujeres, añade.
El por qué hay personas que sufren dolor crónico se está estudiando y Acuña dice que tendría que ver con el funcionamiento de los nervios periféricos, la médula espinal y el cerebro, las tres estaciones de conducción nerviosa del dolor. "Existe la memoria del dolor y si una persona tiene eventos dolorosos muy graves en la infancia, estas estaciones sufren cambios 'neuroplásticos' que generan que la conducción quede acondicionada para tener dolor", explica. Detalla que la comunidad científica de la Iasp está investigando qué pasa en niños maltratados, aseverando que "al parecer, el trauma físico y psíquico de la niñez predisponen al dolor crónico en la adultez".
REALIDAD DEL BIOBÍO
Si el dolor crónico no oncológico es una epidemia, en Biobío debería decretarse alerta sanitaria. "En la última encuesta de dolor que se hizo en Chile, se reveló que es la Región con más dolor: 47% de personas relataron que sintieron dolor en las últimas dos semanas y 43% dijo que era severo", puntualiza.
La necesidad que requiere ser cubierta con urgencia, porque no hay una iniciativa nacional ni cobertura GES, pese a la morbilidad que conlleva. Lo que hay son programas específicos, como el que Acuña realiza todos los viernes en el Hospital Intercultural de Cañete, donde atiende 25 pacientes cada vez. En Concepción atiende 4 pacientes semanales en el Hospital Regional; otros se tratan en servicios por especialistas en relación a ciertos diagnósticos.
Está claro que difícilmente se está llegando a todos quienes lo requieren y eso lo motivó, junto a especialistas del Hospital Clínico Regional y el Traumatológico de Concepción, a proponer el proyecto del centro regional para el estudio y el tratamiento del dolor, que se presentó y está siendo evaluado por autoridades, cuenta.
El modelo que proponen considera un equipo de distintos especialistas, relación con la atención primaria de salud (APS) y acceso a todas las terapias existentes para tratamientos adecuados y de calidad (desde farmacológicos hasta intervenciones avanzadas para casos más severos). También incluye telemedicina y docencia.
De ser aprobado, cree que podría ser ejemplo para que se replique en el país. Y espera que así suceda, porque sabe la trascedencia de los efectos que tendría un centro así, desde una mejor decisión en la indicación de terapias y tratamientos más efectivos, hasta más especialización y mejor entrenamiento para abordar la enfermedad, pero sobre todo el vínculo con la APS permitiría llegar a más personas y oportunamente. "Queremos atender a los pacientes con dolor crónico, brindarles la mejor terapia y tecnología porque lo merecen, y que sean precozmente derivados y tratados para que tengamos menos incidencia de dolor crónico", finaliza.