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Asmar: El no porque no

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Es interesante la polémica generada al nivel de políticos locales por la negativa de la Armada en impulsar el proyecto de Tercer Dique. La explicación es de mercado y, por tanto, de corto plazo.

Para todos los que han leído la historia del Silicon Valley (Manuel Castells y otros) resulta interesante el rol que cumplen las compras en el ámbito de la Defensa en el desarrollo de nueva industria tecnológica. Es parte del "mito urbano" el hecho de que el Ministerio de Defensa y la Nasa estaban dispuestas a tolerar el error, con tal de asegurar guardar un secreto. Así también iniciativas como la "Guerra de las Galaxias" (Reagan y Bush) son excusas para apoyar discrecionalmente una industria de base tecnológica. ¿Cómo en la meca del neoliberalismo se producen jugadas inteligentes?

Al parecer las decisiones de políticas son de largo plazo y las de mercado de corto plazo. Es por eso que produce irritación regional la decisión de la Armada. Es porque los actores locales están pidiendo de parte del Estado algo que es fundamental. El pensar más allá del mercado. Pensar en el conjunto de externalidades positivas, en los aprendizajes, en las ramificaciones empresariales, entre otros efectos.

Para mí fue inevitable retroceder en el tiempo y recordar la discusión de la construcción de las fragatas, donde estábamos en la disyuntiva de construir en Asmar o comprarlas. La decisión nuevamente fue de corto plazo. La decisión fue comprarlas de segunda mano en el extranjero. Entonces, surgen preguntas: ¿qué pasa si la primera fragata se hubiera construido en un consorcio tecnológico? y a medida que se construyen nuevas unidades hubiéramos avanzado en el desarrollo de tecnologías locales, generando aprendizajes, ¿cuánto se habrían modernizado los tejidos productivos del Gran Concepción, en especial, en la industria metalmecánica y de ingeniería, estaríamos ahora vendiendo inteligencia en materia de la construcción naval?, entre otras tantas preguntas.

Al parecer todavía creemos que los mercados son entidades impolutas, libres de voluntad política, libres de voluntad de desarrollo. Si en la capital del neoliberalismo utilizan las compras del Estado de manera estratégica ¿por qué en Chile queremos ser más papistas que el Papa?

Director de

Corbiobío

Académico UBB

Gremios y expertos discrepan sobre el futuro del astillero

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La decisión de postergar la construcción de un tercer dique en los Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) en Talcahuano divide las aguas, más aún cuando no están del todo claras las razones de la autoridad para optar por esta vía.

Y es en este contexto, que los gremios empresariales y expertos locales dan luces sobre el impacto que esta medida tendría en la actividad económica regional.

La Cámara de la Producción y del Comercio (Cpcc) a través de su gerente general, Ronald Ruf, dijo que "la decisión de posponer una inversión en nuestra Región no es una noticia positiva". Argumenta que si bien Asmar tiene una capacidad instalada para la construir, reparar y mantener buques, tiene también una posición de privilegio internacional al contar con un dique flotante capaz de atender los requerimientos de embarcaciones de gran envergadura (Post Panamax) a nivel de la costa del Pacífico sudamericano.

rentabilidad social

y mirada estrategica

Ruf precisa que es por esta razón que este proyecto debiera ser analizado con una perspectiva de rentabilidad económica, social y estratégica. "Hoy desconocemos el real impacto que su construcción y operación podría tener para la economía regional; sin embargo, hay una cadena de valor que no se concretará y es la que está inherentemente asociada a todas las inversiones de carácter productivo que se realizan".

Coincidente con ello, el presidente regional de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), Gustavo Alcázar, sostuvo que "el anhelo de la construcción del tercer dique en Asmar es de larga data y se sustentaba en la visión de ser el primer dique en esta parte del mundo capaz de recibir buques Post-Panamax, mismos que hoy lideran el mercado de transporte de contenedores, lo que sin dudas sería un factor que contribuiría positivamente al dinamismo económico de la Región".

Respecto a las razones para posponer su construcción que apuntan a que su evaluación económica y social hoy no es viable, Alcázar señaló que frente a un monto limitado de recursos disponibles para inversión, parece razonable que se hagan aquellos proyectos que son más atractivos. "La Armada y Asmar declaran que justamente este es el criterio usado para optar por potenciar la construcción de buques, actividad que tiene mayor valor agregado en su proceso, mayor aporte tecnológico y genera un mayor número de empleos a largo plazo". Sin embargo, planteó que "la postergación de un proyecto de US$150 millones no es una buena noticia para nuestra asociación, Asimet, ni para los industriales del sector ni para la región, por el impacto que este tipo de proyectos tiene en el empleo durante su construcción y el número de trabajos directos e indirectos que se generarían vez en funcionamiento".

No obstante, si los mismos US$150 millones se quedan en la Región y se invierten en la construcción de buques o de otro proyecto industrial en la zona creemos que el resultado debería ser al menos equivalente, señaló.

A juicio del dirigente gremial, la única alternativa que superaría esta elección sería llevar adelante ambos proyectos en paralelo, aunque se recurra a un cofinanciamiento público - privado.

decisión compleja

Víctor Hernández, economista de la UdeC dijo que esta es una decisión bastante compleja, porque hay que tener claros los tiempos.

"Es indudable que un tercer dique implica una inversión de mediano plazo, por lo menos 5 años como para que se empiece a ver una recuperación de esa inversión, versus la alternativa de más corto plazo, de producir mejoras en la capacidad instalada actual de Asmar, para dedicarse exclusivamente a reparaciones y eventualmente, la construcción de algún tipo de nave.

Si se opta por el mediano plazo esa inversión implica una mayor concentración de recursos a la espera de obtener un retorno de esa inversión también a mediano plazo, con la diferencia de que no tenemos claridad respecto del futuro de dicha inversión y por ahí creo que pasa la decisión que se tomó".

Si optan por el cortísimo plazo en términos de hacer algunas readecuaciones a su capacidad instalada eso puede significar redituar algún tipo de rentabilidad que le traiga beneficios para Asmar y para el Estado y en consecuencia, generar externalidades positivas para toda la industria que gira en torno a esta actividad como las pymes metalmecánicas y proveedores de insumos diversos, lo que claramente tendría impactos en el empleo y por lo tanto, desde ese prisma es una cosa positiva y reactivadora de la economía.

una apuesta incierta

Explica que "hoy en día la tecnología y la competencia avanzan demasiado rápido y eso podría implicar que la reparación de naves experimente un cambio del punto de vista del modelo de negocios. A eso sumó, el hecho de que Chile está a final del mundo y si bien hoy hay muchas empresas que traen sus naves a reparación a Asmar, inclusive de otras armadas, pero construir un dique sin que se tenga la suficiente claridad respecto de la demanda futura es una apuesta incierta y que pone en peligro esa misma inversión de la cual estamos esperando obtener réditos a futuro".