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Así es la esperada "Luis Miguel la serie"

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Tras bambalinas en un concierto en 1992, Luis Miguel recibe la noticia de que su padre, Luisito Rey, está grave en Barcelona. Le dicen que probablemente morirá y que se despida de él. Pese a todo, sube al escenario y con una sonrisa le da al público lo que quiere.

Así comienza "Luis Miguel la serie", producción que debutará por Telemundo en Estados Unidos y en Puerto Rico y, a través de Netflix, en Latinoamérica, el próximo 22 de abril. La serie, que estrenará cada domingo un nuevo capítulo, repasa desde la infancia la vida de quien es una de las mayores estrellas del continente.

Y también revela las luces y sombras de el "Sol de México", según adelantó el mismo Diego Boneta, quien se preparó física y vocalmente para dar vida al astro en la producción en conjunto de Gato Grande Productions y MGM.

VIDA Y HERMETISMO

Conocido por sus papeles en "Rebelde" y en la serie estadounidense "Scream queens", Boneta aceptó interpretar al cantante, de 47 años, que ha mantenido en total hermetismo su vida personal en los 35 años que lleva sobre los escenarios. Algo que para el actor mexicano, de 27 años, ha implicado un desafío. "Lo difícil como actor fue interpretar a alguien que no tiene referencia. No hago al Luis Miguel de las entrevistas que puedes ver en YouTube. ¿Cómo interpretas a un fantasma?", dijo en entrevista con EFE.

Pese a las dificultades, Boneta asegura que la producción mostrará "el hombre detrás del sol". Para eso, "Luis Miguel la serie" contó con la autorización del astro mexicano, que recientemente hizo su regreso a los escenarios con su disco "¡México por siempre!" (2017), un homenaje al país que lo recibió cuando era un niño.

los primeros años

Nacido en Puerto Rico, Luis Miguel es hijo del cantante español Luis Gallego Sánchez, conocido como Luisito Rey, y de la actriz italiana Marcela Basteri, cuya desaparición en 1986 se mantiene como uno de los grandes dolores en la vida del cantante.

La familia Gallego Basteri se radicó en México por la carrera musical del padre, que fue el principal impulsor de que su hijo siguiera sus pasos. Algo que retrata la producción, que en su primer capítulo muestra cómo en 1987, un año después de la desaparición de la mamá de Luis Miguel, Luisito Rey opera como manager de la carrera de un joven "Micky", como lo llama él.

Con sólo 17 años aún no está familiarizado con la fama y todo lo que eso conlleva. Fama que alcanzó cuando aún era un niño, con el lanzamiento de su primer disco en 1982, cuando tenía 12 años.

La serie también muestra a Luis Miguel de niño, cuando sus padres enfrentan apuros económicos por la falta de trabajo de Luisito Rey, y avanza hacia los 80, para mostrarlo enamorado con 17 años, dividido entre los anhelos de un adolescente normal y la fama.

el interés de boneta

Durante la presentación de la serie en Los Angeles, Boneta explicó que conoció al músico a través de Mark Burnett, productor de la misma. "Nos sentamos a cenar y platicamos. Fue increíble poder conocer a quien voy a interpretar, estar con él, ver sus manierismos (...) Fui una esponja, pero también respetuoso, porque admiro mucho su valentía y el coraje de esta decisión. Esta es su vida personal y es importante para él", contó el actor, confesando que lo que más lo sorprendió fue el sentido del humor de Luis Miguel.

Boneta reveló que, antes de que Burnett le ofreciera el papel, tenía en mente llevar al cine una historia sobre el propio Luis Miguel. Pero cuando el productor le contó sobre el proyecto, lo interpretó como una señal. "Lo mejor fue que ellos tenían en mente las mismas dos películas en las que yo pensaba para mi proyecto", comentó Boneta en alusión a "Walk the line", con Joaquin Phoenix, y "Ray", con Jamie Foxx, sobre las vidas de Johnny Cash y Ray Charles, respectivamente.

"Ahí vi que teníamos la misma visión", dijo el artista, destacando el trabajo del director Humberto Hinojosa, que estuvo detrás de todos los episodios. "Ha sido una gran oportunidad de mostrar el talento que hay en Latinoamérica. Estoy orgulloso del trabajo de todos", dijo el protagonista, que para ponerse en la piel del cantante debió alterar su dentadura con el espacio entre sus paletas.

"Rampage" es una pobre adaptación

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Basada en el popular videojuego arcade de 1986, "Rampage" es la nueva película del director Brad Peyton, quien ya había visitado nuestra cartelera con títulos como "Terremoto: la falla de San Andrés" o "Viaje al centro de la Tierra 2". Curiosamente, ambas cintas son protagonizadas por Dwayne "La Roca" Johnson, quien también se pone a las órdenes del realizador en este metraje de acción.

La película sigue un concepto ya común en el cine contemporáneo, en el que una caricaturesca corporación (de objetivos casi inexplicables) provoca una catástrofe al convertir a varios animales normales en gigantescos monstruos, que arrasan con todo a su paso.

Uno de ellos es George, un gorila albino con un fuerte vínculo con el personaje de Johnson. Así, los 107 minutos tratan de cómo "La Roca" intenta impedir la catástrofe, al tiempo de salvar a su amigo primate de esta maligna corporación.

LO QUE NOS CUENTA

La industria cinematográfica se ha encargado de demostrar, con los años, que una adaptación de videojuegos a la gran pantalla no es sinónimo de calidad. Y éste es uno de los mejores ejemplos posibles.

El potencial está, pues la producción no repara en gastos en lo que son efectos especiales. El diseño digital de las criaturas es de primer nivel, logrando gran realismo en los movimientos y expresiones de los animales.

Las escenas de acción también son un punto alto, con secuencias rápidas y un manejo de la tensión muy efectivo en algunos momentos del filme.

El gran problema de "Rampage" es su incapacidad de generar interés por sus personajes y, por qué no, en la propia trama. Con diálogos pobres y repletos de clichés, los personajes no logran interacciones creíbles, cayendo en lugares comunes y momentos que -incluso- son para la risa.

Dwayne Johnson es una estrella de acción moderna y a ratos demuestra su carisma, aunque la pobreza del guión impide que luzca más allá. Lo mismo ocurre con Naomi Harris y Jeffrey Dean Morgan, dos excelentes actores que como secundarios aportan poco y nada a la trama. Ni hablar del dúo de villanos corporativos, cuyo rol es tan ridículo que sacará más de alguna incómoda sonrisa en el espectador.

Es imposible no mencionar uno de los factores más incomprensibles de esta adaptación: en el juego de base, las criaturas eran originalmente seres humanos convertidos en monstruos, algo que pudo ser explotado en esta historia.

Inexplicablemente la trama dejó esto de lado, para concentrarse en mostrar a varios animales gigantes destruyendo Chicago. Y claro, esto puede ser entretenido a ratos, pero no se entiende la decisión de abandonar elementos claves del juego que pudieron llevar a "Rampage" por caminos diferentes al de un simple estreno más bien olvidable de abril.