Hallan últimos ejemplares de especie endémica en zona costera del Biobío
"Acabas de descubrir un dinosaurio" fue lo que Misael Pinto recuerda que le dijeron cuando llegó con la muestra de una especie desconocida para él, pero que despertó su curiosidad mientras llevaba a cabo su labor de monitoreo de flora y fauna como jefe de brigada de una de las cuatro "cuadrillas de biodiversidad" de la Unidad de Bosque Nativo y Restauración de Arauco, en uno de los terrenos de la empresa. "Nos dimos cuenta que había una plantita que parecía sotobosque y nos llamó la atención la forma de su hoja, que era muy parecida a otra especie, pero se diferenciaba en la textura que era mucho más suave", cuenta, por lo que el grupo supo que había que llevarla para que expertos la analizan y saber frente a qué estaban.
Gaultheria renjifoana
ESPECIE ÚNICA
Gaultherias
La "Chaura de Laraquete", alcanza una altura máxima de 2,5 metros, tiene hojas flexibles, con tonalidades que pasan del verde claro al oscuro y sus flores hermafroditas ubicadas en la parte terminal de las ramas dan una cápsula blanca como fruto, que se presenta entre los meses de marzo a julio.
Desde allí, Rodríguez sostiene que problemas de reproducción podrían explicar la desaparición por tanto tiempo o el riesgo que afecta a esta planta. "Al parecer, su sistema reproductivo puede que no sea tan eficiente y eso hace que crezca en un solo lugar o en un espacio muy pequeño", dice.
ESFUERZOS PARA PRESERVAR
Gaultheria renjifoana
Es por ello que son factor clave en los esfuerzos por preservar esta especie y la tarea ahora se ha fortalecido con la alianza que se generó entre el Departamento de Botánica con la Unidad de Agua y Biodiversidad de Arauco, luego de la detección inesperada de los ejemplares de "Chaura de Laraquete".
En conjunto se realizó un estudio para analizar el real estado de este arbusto único en su tipo para luego pensar en contribuir a la conservación de este verdadero tesoro regional y nacional.
La investigación, efectivamente, confirmó la condición crítica de la especie, pues está presente en menos de cinco localidades, en una extensión menor a los 5 mil kilómetros cuadrados, en un área que además fue muy afectada en el último siglo. Otra razón que puede explicar la reducción en la distribución de especies.
Una vez identificada y georreferenciada la especie, de la mano de este trabajo investigativo, comenzó la etapa de análisis y estudios para entregar alternativas para su reproducción y conservación. "Hemos propuesto realizar un injerto de las poblaciones naturales y poder obtenerlas en el invernadero para conservar, a través de esa injertación, el material que está escaso en terreno. Por otro lado, se propone poder, a futuro, cosechar el polen de las flores de este arbusto, que es otra manera de conservar el material genético, así como también producir estacas, enraizar y obtener esas plantas en un vivero para luego llevarlas a plantación", explica Carlos Contardo, encargado del programa de Desarrollo Genético de Bioforest (área de investigación de Arauco).
MAPEO Y MONITOREO
Si bien lograr resultados concretos desde el punto de vista de la reproducción para preservar e, idealmente, aumentar la población de esta especie requiere un trabajo de largo aliento, donde es necesario seguir investigando para aplicar las medidas necesarias, esto se está haciendo y no sólo bajo un microscopio o en los límites del herbario, sino también en terreno.
Ante esto, es preciso decir que el encuentro con esta especie endémica y propia de la costa sur del Biobío, aunque fue inesperado, se insertó en una tarea habitual para las "cuadrillas de biodiversidad", equipos que tienen la importante tarea de monitorear y supervisar distintas especies de flora y fauna del bosque nativo que albergan los terrenos que son propiedad de la empresa, según comenta Boris Fica, jefe de la unidad de Bosque Nativo y Restauración.
Misael Pinto, uno de los actores principales de esta historia que podría cambiar el destino oscuro que hasta hace poco estaba esperando a esta planta única, pues junto con hallarla es uno de los encargados del monitoreo de ésta y las más variadas especies, explica que "la misión es monitorear cada año el crecimiento y la parte sanitaria de las plantas, ver en qué estado están y tomar muestras de ellas. Vamos georreferenciando las plantas y viendo de un año a otro cuál ha sido su crecimiento".
Así, el trabajo cartográfico que se realiza para mapear la ubicación exacta de las especies y que, ahora, incluye a la "Chaura de Laraquete", es otro pilar que es y será fundamental. El objetivo de esto, agrega Boris Fica, es registrar nuevas poblaciones. "Se hace un trabajo especial para georreferenciarlas e incorporarlas a la cartografía para que nuestras operaciones no generen ningún tipo de impacto en esas AAVC y con esa información se trabaja en conjunto con universidades y con Bioforest", finaliza.