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Cáncer colorrectal: 3 muertes diarias que se podrían evitar

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Con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la incidencia de la enfermedad, pero también de la oportunidad que cada uno tiene de combatir su aparición y desarrollo, el 31 de marzo se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer del Colon y Recto.

Hace poco más de dos décadas era la sexta causa de muerte por tumores en el mundo; hoy ocupa el tercer lugar, según cifras que abarcan el periodo entre 1990 y 2015. Las estadísticas son aplicables en Chile, donde fallecen 3 personas cada día víctimas del cáncer colorrectal, lo que da un total de mil muertes al año, precisa el cirujano coloproctólogo Gino Caselli, jefe de la Unidad de Coloproctología del Hospital Clínico Regional "Guillermo Grant Benavente" de Concepción; destino fatal que, sin embargo, podría evitarse en muchos casos. "Las tasas de sobrevida a los 5 años son más del 90% en pacientes en los que se detecta el tumor tempranamente. En aquellos en etapa 4 del cáncer, quienes muchas veces han desarrollado o desarrollan metástasis hepática, la sobrevida es más de 40%. Es decir, 4 de 10 pacientes con metástasis están vivos luego de 5 años", apunta.

Esto, porque los tumores de colon y recto, pese a ser la segunda lesión neoplásica más frecuente de origen digestivo en Chile, son menos agresivos que otros de este origen, como el de estómago (primera causa de muerte por cáncer en el país) y vesícula (primera causa de muerte por cáncer en mujeres en Chile), y también porque la posibilidad de diagnosticar a tiempo y tratar con resultados positivos es alta.

Ante esto es clave el papel que cumplen el Test de Sangre Oculta en Deposiciones y la Colonoscopía, "exámenes que permiten encontrar lesiones previas al cáncer o tumores que se han establecido hace poco tiempo, es decir superficiales", precisa Caselli, pues estas lesiones, llamadas adenocarcinomas, aparecen desde las capas más superficiales de la mucosa del tracto digestivo, por lo que diagnóstico temprano o tardío dice relación con la profundización del tumor.

DIAGNÓSTICO EN CHILE

Pero, ¿cuál es la realidad en Chile, donde el tratamiento de este cáncer es parte del GES desde 2013 y desde 2017 su diagnóstico a través de colonoscopía? Se suele detectar tarde. "Lamentablemente, a un grupo de pacientes le encontramos en etapas avanzadas los tumores, ya sea porque no consultan o porque no ha existido un ojo clínico tan intenso de los médicos en la salud primaria, lo que lleva a que no se deriven a tiempo", afirma.

Y si bien Caselli recalca que diagnóstico tardío no siempre es sinónimo de pronóstico fatal, lo cierto es que el momento del diagnóstico importa. Pero, según plantea el especialista, esto depende de la agudeza para sospechar e indicar estudios por parte del médico y también del propio paciente.

En este sentido hay mucho que decir. Por un lado, este cáncer da señales de alerta inespecíficas y atribuibles a distintos cuadros como un trastorno funcional de colon, colon irritable, gastroenteritis o diarrea de origen infeccioso, por lo que hay mucho subdiagnóstico, aclara. "La sintomatología va desde dolores abdominales, sangrado oculto en deposiciones que muchas veces se descubre porque el paciente está anémico, baja de peso no atribuible a la dieta, mayor constipación, cambio en los hábitos defecatorios o sangrado en las heces", detalla, lo que siempre debe ser llamado de atención y sospecha.

Además, suele ser silencioso. "La mayoría de los pacientes que consulta por síntomas suele tener una lesión establecida. Se cree que un tumor establecido como cáncer crece 2 a 3 centímetros al año, promedio es que encontremos tumores de 5 a 6 centímetros, entonces se asume que la lesión lleva un par de años desarrollándose", dice.

EDAD Y ESTILOS DE VIDA

Así como reconocer las señales a tiempo, es importante tener consciencia de los factores de riesgo. Especifica que hay varias causas que incrementan la probabilidad de desarrollar este tumor, como la genética y herencia, la edad (más riesgo desde los 50 años) y condiciones como las enfermedades inflamatorias intestinales, obesidad y diabetes. Estas últimas muy ligadas a los estilos de vida poco saludables como sedentarismo, tabaquismo, consumo de alcohol y alimentación mal sana, con exceso de carnes rojas y procesadas como embutidos, y comida chatarra, justamente otros grandes factores de riesgo de este cáncer, advierte.

Como son hábitos tan instaurados en la sociedad occidental, en opinión del coloproctólogo esto explica la duplicación de la incidencia de la patología y su aparición en personas jóvenes. "Si bien teníamos asociado que este tumor aparecía entre la quinta y sexta década de vida, y se tendía operar a pacientes de 70-75 años, ahora se ven pacientes de entre 20 y 40 años", apunta el especialista, testigo de esta realidad. Al respecto, afirma que si bien los pacientes jóvenes son los menos, es alta la probabilidad de que los tumores sean de peor pronóstico. "Si logró aparecer a corta edad, habla de una lesión tumoral más agresiva de lo que uno pudiera esperar en un paciente que lo desarrolló a los 70 años", dice.

PREVENIR

Con lo expuesto, Gino Caselli asevera que muchas muertes y cánceres se pueden prevenir, por un lado instando a las personas a ser responsables y acudir al médico para realizarse estudios sanguíneos y endoscópicos diagnósticos de modo preventivo desde los 40 años si hay antecedentes familiares de cáncer colorrectal, a partir de los 50 años en la población general y a cualquier edad si se presenta alguno de los síntomas descritos.

Pero, el mayor acento está en actuar sobre aquellos elementos que sólo dependen de uno mismo y que tanto mal le hacen a la salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que cerca de 30% de las muertes por cáncer se deben a 5 factores comportamentales y alimentarios: índice de masa corporal elevado, consumo insuficiente de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y alcohol. Por tanto, son fallecimientos prevenibles tan sólo modificando hábitos, lo que junto con prevenir el cáncer colorrectal, con toda seguridad mejorará el estado de salud por completo y protegerá de múltiples enfermedades de distinto tipo.

Niños deben consumir máximo 5 huevitos

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La Pascua de Resurrección recuerda uno de los hitos más relevantes para los cristianos y también es uno de los momentos más esperados por niños y niñas, pues la búsqueda de huevitos y conejos de chocolates ya es una tradición popular. No obstante, junto con la alegría y el deleite de estas golosinas, hay que poner ojo con el consumo desmedido.

María Fernanda Jara, nutricionista de Daily Foods, explica que "la mayoría del chocolate que se vende con forma de huevitos y conejos tiene en su envase la presencia de tres sellos de advertencia: alto en calorías, alto en azúcares y alto en grasas saturadas", constituyendo parte del enorme grupo de productos cuyo consumo habitual y en exceso se asocia al sobrepeso, obesidad y condiciones como diabetes. Además, en el corto plazo, pueden causar enfermedades estomacales.

Detalla que al revisar los ingredientes, el azúcar suele ser el primero, porque está en mayor cantidad que los demás. Además, es posible encontrar jarabe de glucosa, edulcorante calórico de alto índice glicémico; manteca de cacao, grasa del fruto del cacao que tiene 60% de grasas saturadas; y grasas vegetales hidrogenadas (palma y soya), aceites que en su forma natural son insaturados, pero que se modifican químicamente para ser sólidos a temperatura ambiente y sus grasas se transforman en ácidos grasos saturados.

RACIONAR

Como el principal ingrediente es el azúcar (sacarosa) la nutricionista recalca que la ingesta diaria de ésta no debe pasar el 5% de las calorías totales diarias.

Sandra Muñoz, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica del Maule, agrega que 15 huevos de chocolate pequeños (100 gramos) equivalen a 550 calorías, casi la mitad del requerimiento energético diario de un niño de 2 a 5 años, que no es más de 1.300 calorías. Por eso, dice, en niños de 2-3 años no se deben superar los 3 huevos pequeños diarios, 4 entre los 5-8 años, 5 en niños de 10 años y 10 en el adulto.

Y si bien muchos ya adquirieron los chocolates, ambas profesionales enfatizan que lo ideal es revisar la información nutricional, aconsejando preferir huevos o conejos huecos y no macizos, e idealmente productos que tengan sobre 60% de cacao, y sin azúcar añadida o libre de ésta. Además, los padres, como responsables de inculcar hábitos, son los llamados a racionar la ingesta de chocolates y propiciar una alimentación saludable, y que pueden idear una celebración que incluya productos como frutas y avena.