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Gino Tubaro, el emprendedor reconocido por Barack Obama

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Si alguien es reconocido por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es porque de alguna manera se lo ganó. Corría marzo del 2016 cuando el mandatario, en una visita a Argentina y en un encuentro en la Usina del Arte, donde llegaron mil jóvenes emprendedores y profesionales, destacó a Gino Tubaro por su ejemplo para la sociedad.

Pero ¿qué hizo este joven, que hoy tiene 22 años, para ser nombrado por una persona tan importante en el orden mundial? Bueno, el mismo innovador trasandino lo contó a este medio durante su visita al Festival Internacional de Innovación Social (Fiis) Biobío, donde participó contando su experiencia.

De entrada el oriundo de Buenos Aires relató que desde niño le gustaba desarmar alguna que otra cosa, como un equipo de música y con el parlante, más un cartón y un hilo, fabricar una aspiradora de metales. "Para mí era muy divertido, porque tenía 5 o 6 años y hacía cosas que me gustaban y con materiales básicos".

Con el paso del tiempo, su madre lo inscribió en un taller de inventiva que se hacía todos los fines de semana en Colegiales, un sector de la capital argentina, donde con cosas simples hacían diferentes elementos. Así, a los 12 años ganó un premio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, algo que lo siguió impulsando para seguir elaborando lo que le gusta y que le resultaba útil.

Siguió obteniendo galardones, entre ellos un dinero que le permitió comprar una computador. A los 16 años, navegando por la web, descubrió la impresión 3D y así dio con un producto que le permitiera cubrir sus creaciones con carcazas plásticas.

EVENTO CAMBIÓ

TODO

A esa edad elaboró su propia impresora 3D, con la cual empezó a sacar sus propios proyectos. En ese momento se preguntó que podía servir para otras personas y comenzó a fabricarlas para comercializarlas. "Fui a un evento, con mi maquinita en una mochila, la saqué, la monté y empecé a contar como funcionaba. De repente, un flaco se para en el escenario y me insultó. En ese mismo lugar conocí a un socio que quiso colocar dinero en este emprendimiento y gracias a eso se contactó conmigo la mamá de Felipe Miranda (11 años), quien me preguntó si estaba la posibilidad de imprimirle una mano, pues nació sin los cinco dedos".

Tras esta solicitud, Gino comenzó a investigar y a mediados del 2014 terminaron entregándole la prótesis al menor y totalmente gratuita. Desde ese momento, aparecieron más pedidos.

APOYO

Relató que el proyecto comenzó a crecer y su socio quería vender las manos, pero como Tubaro no iba en esa dirección, determinó separarse. Fue así como nació "Atomic Lab", su empresa de emprendimiento que se financia de distintas formas, como a través de iniciativas con firmas privadas. Una de ellas es Burguer King, con la cual crearon el concepto que si una hamburguesa era tan grande, uno sola mano no alcanzaba para comerla. "De esta forma concientizamos a las personas que no tienen sus manos y a la gente en general que existe una solución".

Por ahora, el enfoque está solo en manos, pese a que han diseñado e imprimido otras partes, pero el plástico no soporta el peso de la persona.

Ha sido tan el éxito de esta idea, que hoy el emprendimiento de este joven argentino está en 32 países, incluido Chile. A la fecha son más de 750 los niños que han resultado beneficiados con este proyecto.

Gracias a todo esto, ha logrado una notoriedad a nivel internacional, algo que es trascendente porque, como aseguró este joven inventor, no tiene fines de lucro. Cada mano que elaboran la entregan en otras partes del mundo por medio de embajadores, porque el proyecto fue creciendo de manera exponencial hasta llegar a 7.000 voluntarios, considerando que en "Atomic Lab" trabajan solo siete personas.

Lo más importante del proyecto es que solo con el celular se toma una foto del muñón, se envía, se elabora el diseño en 3D, la sacan con la medida exacta gracias a un programador en Argentina, se envía el archivo al embajador de cualquier parte del mundo, quien imprime la prótesis y la entrega.

"Cada una de estos aparatos ortopédicos cuesta hoy en Argentina US$ 50 mil. Una vez al año hay que hacerle mantenimiento, lo que es un montón de dinero y la persona al crecer, debe pagar el mismo monto. Las nuestras, en cambio, por cada 6 meses que pasa debemos imprimir una nueva, que en costos son menos de US$ 10 por mano. Por eso estamos empezando a trabajar con hospitales, para que reemplacen la cara por esta que es más barata, liviana, a prueba de agua, resistente y todas las ventajas que tiene esta idea", expuso.

El técnico electrónico y que hoy cursa ingeniería electrónica dijo que al encuentro de Obama fue invitado sin saber que sería mencionado por él. Ese momento significó dar un salto en lo personal y para su proyecto, porque más gente pide la mano, aumentan los donantes de recursos y gracias a todo ello "Atomic Lab" aún sigue al alza.

Aparte de esta idea, está con otros proyectos, en los que está sumando a Disney, es decir, su iniciativa no tiene techo.