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"Hoy Piñera ya no plantea hacer en 24 horas lo que no se hizo en 20 años"

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Sin un terremoto a cuestas, Sebastián Piñera asumirá hoy su segundo mandato. Uno que, a diferencia del primero, no tendrá el pie forzado de la reconstrucción, pero sí el de la agenda que le deja el actual Gobierno: Migración, Pensiones, nueva Constitución y la implementación de las reformas en materia de educación son algunos de los temas que heredará el nuevo Mandatario, que deberá enfrentar el desafío de instalar su propia agenda.

En ese sentido, el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, cree que, en esta segunda administración, Piñera debiera "bajar un poco las expectativas" y plantear "un gobierno muy realista al momento de analizar las soluciones".

-El sentido común nos dice que el terremoto implicó un motivo: la reconstrucción. Hoy en día ese motivo está ausente. Sin embargo, hay otros elementos importantes. Uno de ellos es el crecimiento, otro el desarrollo social. Ahí hay dos derroteros que ha enunciado Piñera como centrales en su gobierno. Y hay uno político que tiene que ver con la unidad. Si tú miras distintos indicadores en los últimos años, tenemos una sociedad que no ha logrado afianzar niveles de confianza, de mayor aprecio a la política. Y de alguna manera los gobiernos tienen un rol en eso. Esto que llamamos "el objetivo de unidad", tiene que ver con devolverle la confianza interpersonal a la sociedad chilena. En el Gobierno anterior, que era uno que se instalaba, que no había estado en el poder, se generaron muchas expectativas. Yo creo que hoy día Piñera, de algún modo, ya no plantea esto de hacer en 24 horas lo que no se hizo en 20 años, sino que baja un poco las expectativas. Eso también uno puede decir que es un objetivo: no sobregirarse. Segundo, debe ser un gobierno muy realista al momento de analizar las soluciones. A diferencia del Gobierno de Bachelet, que fue muy voluntarista: qué mejor ejemplo que el envío del último proyecto de reforma a la Constitución.

- Creo que el envío de la reforma constitucional lo deja un poco en evidencia. Y para Piñera creo que es evidente que por más que se diga que hay una serie de proyectos que se vienen trabajando hace mucho tiempo, como eso de la nueva Constitución, es perfectamente razonable decir que trata de instalar una agenda que se discuta al inicio del próximo gobierno. La pregunta es qué capacidad va a tener Piñera para poder contrarrestar ese efecto con otros temas.

-Obviamente los hay. Hay un tema bien interesante que poco se ha hablado y es que la Nueva Mayoría se apropió de un tema, que es la gratuidad. No era de la Nueva Mayoría, era un tema del mundo que hoy día llamamos Frente Amplio. Eso le significó en alguna medida una pérdida de impulso para el Frente Amplio. ¿Hay temas ineludibles? Sí, los hay. Y Piñera está consciente, del tema de pensiones, que no es de la Nueva Mayoría, sino que ha salido de la opinión pública y se ha instalado y la Nueva Mayoría ha tenido que tomarlo. El tema educacional y otros ambientales que van a seguir, el Transantiago, Salud, Obras Pública en regiones.

- Es novedoso en la política chilena y es bien interesante, porque te permite transiciones. En el caso norteamericano ya existe. En el caso chileno es nuevo y es una buena práctica, no está formalizado, es un acto de buena fe. Además hay una cosa, en el gobierno anterior no fue así, tú recordarás que llegaban los intendentes a su oficina y no sabían quién era quién, probablemente no tenían información de qué cosas estaban andando. Si bien es una buena práctica, no solamente es una señal, sino que es una necesidad.

-Es que ahí está el tema del manejo de expectativas. Hay que ser muy cuidadoso en términos de anuncios de gobierno. En ese sentido se dan a conocer proyectos que finalmente se anuncian como soluciones, pero cuya implementación va a durar, hay institucionalidades que ni siquiera tienen reglamento de funcionamiento. Piñera y su gobierno van a tener que ser muy cuidadosos en cómo manejan las expectativas. Piensa en la desmunicipalización, es una cosa muy complicada, que va a generar muchos problemas de funcionamiento, de ejecución. Por supuesto que ese es un desafío para el gobierno.

-En algunos casos va a ser necesario; en el caso tributario hoy día vemos que aquí hay una serie de enredos no resueltos y obviamente va a ser necesario entrar a corregir. En el caso de educación, lo mismo. Todo proyecto de ley se juega en su bajada.

- En la medida en que el tema sea parlamentario, va a estar radicado ahí y el gobierno puede, de alguna manera, esquivar el bulto. Y además hay otro factor, yo creo que el tema del aborto terapéutico, del Acuerdo de Unión Civil y hoy día el proyecto de transgénero, que está en su fase final, le despeja bastante la cancha en ese ámbito a Piñera y sobre todo si esas cosas quedan radicadas en el Congreso. Lo que es distinto, que no es un tema valórico pero sí genera tensiones, es el tema inmigración. Más allá de que tengamos una agenda de apertura, claramente en Chile no se ha legislado sobre ese tema. De hecho, el último encargado de migración renunció, porque no ha habido ánimo de avanzar sobre se problema. Ahí hay un tema que implica confrontación de visiones y que ha demostrado ser un tema que atrae la atención de sectores de menos recursos en una posición bastante antiinmigrantes.

piñera piñerista

Antes de asumir su segundo período en La Moneda, Piñera ya ha dado algunas señales tanto políticas y técnicas como hacia los partidos políticos, con el nombramiento de sus ministros, subsecretarios, intendentes y gobernadores.

-Yo creo que Piñera va a tratar de que no sea el crecimiento solamente, yo creo que va a tratar de hacer esta idea de una especie de crecimiento compasivo, o más bien dicho, crecimiento económico y social, ambos. Antes fue el crecimiento porque había un terremoto y no se había crecido.

-Ahí hay que hacer un cierto alcance. Es un hecho que Piñera privilegió trabajar con gente de mucha confianza, que tuviera redes, pero tampoco bastan las redes, también tienen que tener reputación. En ese contexto yo creo que Piñera trajo antiguos colaboradores, porque de alguna manera otro de sus objetivos es la continuidad de Chile Vamos. Respecto a los partidos políticos, obviamente Piñera tenía que responder a su expectativas. Tenemos un régimen presidencial, efectivamente el Presidente puede elegir a quien quiera, pero tenemos un régimen presidencial que es administrado a través de coaliciones y, por tanto, los partidos no pueden quedar fuera. Uno puede hacer tal vez la distinción en que Piñera eligió piñeristas de los partidos y también colaboradores que a pesar de que puedan tener vínculos con los partidos, ante todo tienen vínculos con el piñerismo.

-Todo Presidente de la República, en un régimen presidencial, tiene la capacidad de selección de personas que sean de su entorno. Es lo mismo que pasó con el bacheletismo. Quizás uno puede decir que como las lealtades son tan importantes para que los Gobierno funcionen bien, más allá de que muchos de los miembros son de los partidos, también tienen algún tipo de vínculo con el propio Piñera. No son extraños a su entorno. En eso también hay que tener cuidado, porque uno no puede perder el vínculo con los partidos, como no puede perder el vínculo con aquellos que están fuera del círculo de hierro.

-Yo diría que por lo efímero que fue el hecho, fue un error táctico de los partidos políticos. No tuvo ningún eco. No le sirve mucho a la militancia y yo creo que ese error táctico hace muy irrelevantes a los partidos políticos.

-Evópoli tiene una gran tarea. Tuvo menos del 5% de los votos y, en general, el sector no crece mucho respecto de otras elecciones. Tiene ahí un desafío enorme, de crecer más allá de las elites. Ojo, que el Frente Amplio tiene el mismo problema: gran parte de sus candidatos son de una multitud de partidos pequeños que, si haces un recuento, un número no menor de sus parlamentarios obtuvieron menos de un 2%. En el caso de Evópoli, todavía tiene que despejar dos cosas: crecer el porcentaje y atraer a nuevos votantes, porque si no se va a convertir en un fagocitador de ciertos sectores de la UDI y RN, que probablemente estaban incómodos.

-Ese es un desafío de la política chilena en general. Evidentemente Evópoli tiene una alternativa, que es Felipe Kast y gente nueva que pueda atraer, pero hay otras alternativas. Yo no creo que Ossandón se vaya a quedar en su casa.

-No es tan así. Helmut Kohl estuvo más de diez años en el poder, los presidentes norteamericanos se reeligen, para qué decir algunas democracias donde uno tiene dudas cómo funcionan, como el caso de Evo Morales en Bolivia. Entonces es común en la política eso. Por ejemplo, ¿por qué en algún momento se evaluó la posibilidad de que Leonardo Farkas fuera candidato presidencial? La propia gente busca esto de mejor diablo conocido que diablo por conocer.

-Sí y no. Van a haber muchos temas que van a tener que negociarse en el Parlamento y tú necesitas en el Congreso cierta organicidad, sobre todo cuando quieres llegar a ciertos niveles de consenso. Lo que importa es que cuando aún cuando no haya cohesión, haya orden, una coalición puede ser ordenada y bastante fragmentada. El problema es que hoy está fragmentada, no hay mucho orden y no hay liderazgo.