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Alejandro Cárdenas apuesta por una carrera centrada en la música y diseño

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El sonido del kalimba acompaña la vida de Alejandro Cárdenas hace más de 15 años. El músico y diseñador industrial descubrió en este instrumento de origen africano un novedoso emprendimiento artístico.

"Me dedico a la laudería, es decir, fabrico mis propias kalimbas. De alguna manera mezclo mi gusto por la música y el diseño en este trabajo", dice el integrante del grupo local Kalule, formado en el año 2003.

En términos generales, se trata de un idiófono construido con lengüetas de acero, que van sujetas a una caja de resonancia. "Con el tiempo lo he perfeccionado y le he incorporado la electrónica, porque también creo kalimbas electroacústicas. Es un camino propio que he tomado para desarrollar algo que me gusta mucho", indica el artista oriundo de Coyhaique, radicando en la ciudad penquista desde 1999.

Sus productos los pone en venta mediante su tienda online Kalimba Ombú. "Vendo a través de Internet y en algunas ferias locales. También hago talleres en Biblioteca Viva y en Balmaceda Arte Joven, donde difundo el instrumento, enseño a fabricarlo y a tocarlo", señala Cárdenas.

La melodía que emite un kalimba se asocia al de una caja musical. "Su sonido es tan apaciguante que ojalá todos pudieran conocerlo. Está asimilado en el inconsciente cultural colectivo, pero no es de carácter masivo", apunta el guitarrista y cantante.

SONIDO APACIGUANTE

Alejandro se interesó por este emisor de sonidos, dice, por la delicadeza de sus sonidos. "Siento que los kalimbas pueden ser un apaciguador de la vida moderna que llevamos. Creo que puede ser necesario para calmarnos, relajarnos y equilibrarnos. Yo pienso que es bastante mágico, por eso me he dedicado a trabajarlo e investigarlo", comenta Cárdenas.

Y es que justamente fue este instrumento el que le dio vida a Kalule. "Los kalimbas le dan el origen a la banda y luego empieza el crecimiento creativo y la posterior evolución, que parte de esa misma experiencia".

La agrupación, que combina los sonidos del África con los del folclor latinoamericano y el rock, también suma 15 años.

-Como tiene un sonido acuoso -de agua-, de manera inconsciente remonta al ser humano a un momento primigenio, donde despierta la vida. Quizá te traslada de una manera mágica al interior de la 'guatita' de la mamá. Creo que hay un vínculo mágico y es la razón por la cual lo trabajo. Con Kalule hemos podido ver cómo logra una emotividad en los espectadores.

-Yo creo que sí. Hay harta gente que le interesa, aunque no necesariamente lo han incluido en su música, pero sí hay una apertura notoria. De alguna manera hace mucho tiempo hay en Concepción una influencia afrolatina, sobre todo de nuestra cultura latinoamericana. Así que creo que nuestro instrumento ha sido bastante visualizado y seguramente va a empezar a utilizarse de alguna u otra manera.

- Tenemos una invitación al extranjero, así que estamos viendo cómo le damos un brillo interesante al hecho de cumplir 15 años como banda. Con el tiempo nos hemos puesto más rockeros, así que estamos pensando que retomar nuestros orígenes folclóricos y acústicos sería muy interesante. Pero algo potente haremos acá, para dejar alguna huella.