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Una mirada hacia la literatura chilena

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El año pasado, publiqué en El Sur cuatro columnas que leían críticamente algunas manifestaciones de la literatura chilena actual. Busqué también, mostrar las condiciones, guías y apreciaciones que constituirían, desde mi propia óptica, una lectura crítica posible de la actividad literaria situada en la provincia y el país.

Tiempo atrás señalé como característica de un proceso crítico la posibilidad de des(en)cubrir la crítica como una estructura tal en movimiento, capaz de integrar en su enunciación la reflexión sobre lo otro además de las reglas y procedimientos que le permiten percibir dicha otredad. La actitud crítica, implica así, como elemento de sí misma, la percepción del devenir de su quehacer.

El otro elemento del que hablo, es la posibilidad de una lectura desde el territorio y no desde el concepto abstracto -y hegemónico- de "literatura universal". Lo dije: La microhistoria local, como fuente de cultura es más que un instrumento de mistificar.

Obviamente no serás mejor o peor escritor según juzguen tu origen o su circunstancia, pero, eso no impide que éstas constituyan una referencia capaz de hacer su propia anécdota discursiva. Finalmente, la crítica, como valorización de un texto literario, y en tanto tal, puede ser vista como un instrumento de develación que encuentra su lugar en la hermenéutica, antes que en la exacerbación del Yo.

Han pasado casi treinta años desde que Vicente Pastor -que supongo, era Mario Rodríguez-escribiera en este diario una serie de artículos respecto a la producción literaria penquista del momento.

Pocos se salvaron de su juicio, siendo el rasgo principal- a su mirada- de mucha de esta producción, el adanismo, o de otra manera, el rasgo del escritor de concebir su arte como creado desde él, por él, sin tener mayor noción de lacontinuidad cultural, social y espiritual de éste. Algo como inventar la rueda una y otra vez. Creo, que esto, a más de treinta años, se mantiene.

Y, añadiremos algo nuevo: la endogamia permanente de esta producción. Y la endogamia, de por sí produce monstruos, que no son los de la creatividad. Asimismo, poca crítica es posible en un sistema artístico que auxiliado por las redes sociales, instaura un cofradía de buenaventuranza fraternal, en donde acaso la micro corrección política es el lema.

ESCRITORES DE ZAGUÁN

Recientemente, un artículo habló de la Antología de escritores de Zagúan, aunque más bien la veo como una muestra o compendio de una actividad, ya que en una antología se definen ciertos criterios específicos de selección personalizados críticamente y en relación con "lo mejor".

En cambio, Escritores en Zaguan, reúne autores participantes de un ciclo de lecturas, adscritos por una orientación territorial. Como muestra - potente- de producción escritural reúne 88 autores en sus páginas. La muestra de Zaguán, la actividad de múltiples polos de editorialidad independiente, la aparición de grupos, eventos, recitales, circunstancias que reúnen la expresión literaria, ya escrita, ya hablada, ya actuada y etc... señalan una ingente actividad que llama a lecturas aún no hechas.

En mi lista personal del 2017 está Gloria Sepúlveda, Cristián Condemarzo y Ricardo Toloza, sin que -aunque no los anote- olvide los demás. De Gloria Sepúlveda, me atrae su obra tanto como la perspectiva del silencio, que le ha permitido construirla.

Gloria dice: Particularmente, en mi caso, no sé cuán social es mi poesía, porque no la socializo, o muy poco, entonces, siento que me piso la cola. La escritura es un ejercicio social desde el momento que sientes la intención de "mostrarle" a otro, eso que has escrito. Pero también, está el otro camino. No socializar y hacer una escritura que se nutre de lo social, de la gente, de la calle. (…) Prefiero hablar de una poesía humana, más que de una poesía social.

¿Y qué es lo social en tiempos en que la virtualidad nos devora? Es la empatía. Detenerte a escuchar más allá del ruido y eso es humanidad.Por su parte, Cristián Condemarzo, vinculado a la performance y la literatura en el concepto de la multidisciplina, traslada el aspecto carnavalesco de su acción al propio texto: "Soy del calmo desierto la que llora/ del deseo embravecido soy su caldo/ soy Nínive, La Vieja/la que desborda por el vientre todo vicio", anota.

Y de Abrahan R. Abrahan - nacido Ricardo Toloza- destaco "Diatriba del cavador". Pequeño librito, prosa, publicado por Pequod Ediciones, se entronca directamente con la gran literatura de reflexión social, de un arco en que se ubica Manuel Rojas y Carlos Drogett. Escribe, con estilo impecable: Esta es mi sangre, dice el Cristo, bebe mi sangre, y también dice, este es mi cuerpo, toma mi cuerpo, y así. Eso dijo el cavador: el vino es rojo, la sangre del Cristo, es de suponer, era roja. El vino anestesia, alivia el dolor de existir: Al pagar con su sangre los pecados del hombre, la sangre del Cristo alivia la existencia, agregó.

CÓCTEL LÍRICO

Lo otro remarcable es la consolidación de Cóctel Lírico, en términos de propuesta colectiva de poesía acción. Es una de las pocas propuestas inmediatas, que se extienden bastante más allá de esta ciudad. Su accionar, que pareciera relacionar el performance, tiene sin embargo - pienso- su origen en la literatura, confiriéndole el carácter de "poesía de acción".

Forma poética que se define como impredecible y llena de energía, busca trasmitir "énfasis y sentimientos para exhibir la verdadera emoción de los poemas". Originada acaso en los slams poéticos de los 80 en USA, es fenómeno naciente en estos lares. Ahora su libro, está a punto de circular en la ciudad.

Otro libro, que se anuncia y espero ansioso desde el futuro, es de Damsi Figueroa. Estoy seguro, llegará. Todo finalmente, es memoria, y los libros fijan la memoria. Dice Gloria: Bajo la plateada luz celeste/ permanezco con áurea piel/ gruesas venas verdes como ríos/ fluyen de mis manos./Me construyo una memoria paciente/ y permanezco/ con una sonrisa tan tierna y blanca/como la cara de la luna esta noche.