La sociedad exitista, competitiva y llena de estereotipos lleva a que las personas transiten caminos que no siempre están en sintonía con los propios anhelos. Y no sólo eso, muchos ni siquiera saben qué quieren de verdad.
A consecuencia abundan los individuos estresados, con cuestionamientos y vacíos que parecen imposibles de llenar. La experiencia de la psicóloga Bárbara Muñoz, facilitadora de técnicas de desarrollo humano avala lo anterior, y cuenta que muchos de quienes llegan a este tipo de prácticas, como la meditación, lo hacen como una forma de cuidado, pero también por suplir una necesidad que no saben qué es o de dónde viene, que se manifiesta como algo físico, pero que tiene un trasfondo emocional.
NO RECONOCERSE
Por lo observado en su trabajo, uno de los grandes gigantes a combatir, precisa, es que "la gente no se reconoce a sí misma y ni siquiera lo que le gusta. Muchos dicen que quieren estar libres, no tener horarios de trabajo ni tantas responsabilidades que cumplir, pero la mayoría, si tuviera ese espacio de libertad, no sabría qué hacer con su vida, porque no ha tenido momentos o tiempo para preguntarse o indagar en ello".
Es decir, pocos han tenido la posibilidad de autoconocerse y reconocerse; por el contrario, la mayoría de las personas opta por seguir lo que la familia o entorno ha dicho que es indicado y se valora o espera de y para sí mismo lo que la sociedad ha impuesto, tanto en imagen como en hábitos y acciones, pero lejos de lo que va en sintonía con el propio ser, plantea.
El resultado de esto puede ser una errada valoración propia y una autoestima poco saludable, ya que se construye a partir de "accesorios" impuestos y, probablemente, no realmente necesarios o acordes a todos los individuos.
Al respecto, Patricia Escobar, socióloga, añade que en esa necesidad de lograr lo que otros dicen que es adecuado, es fácil perderse y que es bastante difícil que alguien se sienta tan seguro de sí mismo como si estuviera siendo fiel a su propio ser, si hiciera lo que necesita o decida por lo que quiere.
Incluso, no es extraño que muchas personas se pregunten porqué siempre caen en los mismos errores. Y la respuesta estaría en este desconocimiento o falta de autenticidad, cree Escobar, pues esos hábitos y actitudes que se guían según lo aprendido o heredado se pueden transformar en una fórmula o estructura que lleve siempre a tomar malas decisiones.
Como resultado de todo lo expuesto, se pueden generar múltiples frustraciones y otros efectos que no sólo afectan a la persona, sino también sus actividades y vínculos.
MÉTODOS Y CAMBIOS
De ahí la importancia de reconocerse y para favorecerlo hay distintos métodos, como Mindfulness y Feldenkrais, del que Bárbara Muñoz y Patricia Escobar, respectivamente, son instructoras en el centro Rukalihuen, y que complementarán el próximo 27 de enero en el taller "El poder de ser tú mismo".
El Feldenkrais consiste en la reeducación del cuerpo a través del movimiento y el Mindfulness (atención plena) se enfoca en estar en el momento presente de forma intencionada y sin juzgar a través de distintas prácticas meditativas.
Al respecto, en opinión de ambas, para autoconocerse la consciencia del propio cuerpo y respiración, es uno de los pasos clave.
"Hacer ese silencio, observarse en el cuerpo, incluso los gestos que se hacen dependiendo el momento y emoción, son formas de acceder y encontrar caminos para tener ese eje, ese 'tú mismo' siempre y responder en consecuencia a quién eres", manifiesta Escobar, en tanto se desaprenden conductas que son incoherentes con uno mismo.
Agrega que la falta de reconocimiento puede provocar una autoimagen, externa e interna, distorsionada respecto a lo que se es capaz de hacer o decir. "Si se tienen herramientas para cambiar esta autoimagen, cambia la forma de actuar y se es más coherente", asegura, lo que repercute positivamente en la propia valoración y autoestima. "A la larga trae un mejor estar en cada momento, entonces es saludable para ti y para el otro", apunta.
En esto coincide Bárbara Muñoz, quien agrega que la autoestima saludable repercute en la salud física y emocional, porque hay más conductas de cuidado y por el cambio de actitud frente al mundo. "Hay poder, porque ese atreverse, esa autenticidad, permite explorar donde quieras y no porque exista un precedente o alguien diga que debo hacerlo. Chequeo conmigo y opto, y esto es positivo en lo laboral, personal y social, en las decisiones de vida y en la satisfacción con ésta o en el sentido que se le da al quehacer", finaliza.