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Simios más parecidos a los humanos no son fanáticos del altruismo

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Hay quienes sostienen que una de las cosas que diferencia a los humanos del resto de las especies es la tendencia a evitar a las personas que maltratan a los demás, teoría que es respaldada por los hallazgos de un estudio reciente sobre los bonobos.

Este especie de simio, la más parecida genéticamente al ser humano, prefiere relacionarse con los matones por sobre las personas que ayudan al resto de forma desinteresada, según un estudio de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, publicado la semana pasada en la revista Current Biology.

Desde pequeños, y también de forma instintiva, a los humanos se nos enseña a no confiar en aquellas personas que son groseras, tramposas o aprovechadoras, y a simpatizar con aquellas que se muestran amables, colaboradoras y con buenas intenciones.

Incluso las guaguas de apenas tres meses de edad tienen la capacidad de distinguir a las buenas personas de las malas y prefieren interactuar con aquellas que muestran actitudes más altruistas, según estudios previos.

Así, con el objetivo de ver si los bonobos comparten el mismo prejuicio social que los humanos, el profesor asociado de antropología evolutiva en Duke, Brian Hare, junto al estudiante de doctorado Christopher Krupenye, estudiaron a nuestros parientes más cercanos en el "Lola ya Bonobo Sanctuary", en la República Democrática del Congo.

el estudio

En una serie de ensayos, el equipo liderado por Hare y Krupenye mostró a 24 bonobos unos videos animados que mostraban a una especie de Pac-Man intentando subir una colina. Luego, otra figura entra en escena. A veces es un personaje útil que le da al Pac-Man un empujón hacia la cima, y otras veces lo empuja hacia abajo.

Luego, los investigadores le ofrecieron a los bonobos dos trozos de manzana, uno colocado debajo de un recorte de papel del personaje altruista y otro debajo del matón, y midieron las preferencias de los bonobos al observar cuál pedazo tomaban primero.

En otro experimento, los bonobos fueron expuestos a un sketch en la que un actor humano deja caer un animal de peluche fuera de su alcance. Luego, otra persona trata de devolver el juguete a su dueño, pero antes de que pueda, una tercera persona se lo arrebata. Tras esto, los bonobos debían elegir si aceptar un pedazo de manzana del bienhechor o del ladrón.

En cada experimento, los simios fueron capaces de distinguir entre personas útiles e inútiles al igual que los humanos. Pero a diferencia de los humanos, la mayoría de los bonobos tendían a elegir a los matones.

Los investigadores también midieron las preferencias básicas de los monos para cada una de las personas en el sketch de peluches al comienzo del experimento, antes de que se desarrollara la trama con el juguete, determinan do que a los bonobos les gustaban aún más las personas malas después de que comenzaron a comportarse mal.

desconcertantes

Los investigadores dicen que puede haber una buena razón para estos resultados desconcertantes. Podría ser que los bonobos interpretan la rudeza como un signo de estatus social y simplemente intentan mantener a los individuos dominantes de su lado. En otras palabras, para ellos vale la pena tener aliados poderosos.

Para probar esta hipótesis, el equipo mostró a 24 bonobos otro conjunto de videos animados en los que un personaje repetidamente evita que otro reclame un lugar codiciado. Los simios, generalmente, preferían al personaje que acaparaba el lugar por sobre el que cedía.

Para los bonobos, relacionarse, aunque sea por conveniencia, con individuos dominantes podría significar un mejor acceso a alimentos, parejas u otras ventajas, o menos posibilidades de ser acosados por ellos mismos, dijo Krupenye.

Según el autor, el hecho de que los bonobos prefieran a los matones y los humanos no, sugiere que la aversión a los idiotas sea un aspecto fundamental del comportamiento humano y que puede ser exclusivo de nuestra rama del árbol genealógico de los primates.

En los humanos, explica, evitar a los malhechores no solo ayuda a las personas a evitar malas parejas, sino que también desanima a los malhechores a comportarse mal en primer lugar. La amenaza del rechazo social los mantiene bajo control.

Los científicos dicen que este sesgo puede ser lo que permite a los humanos trabajar juntos en grandes cantidades, incluso con completos extraños, en formas que otras especies no lo hacen.

"Esta preferencia única de los humanos por individuos que ayudan es realmente el corazón de por qué somos tan cooperativos", cerró Krupenye.