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Reconocen a arquitecto creador del primer plan regulador de Concepción

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Estricto pero cercano y siempre con un lápiz en la mano para realizar correcciones a planos, maquetas y diseños. Así definen sus alumnos a Roberto Goycoolea Infante, destacado arquitecto que ayer fue reconocido por la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Arquitectos y las escuelas de arquitectura de las universidades de Concepción y del Bío-Bío.

Esta última, fundada por el propio Goycoolea en el año 1969 cuando el país atravesaba por una difícil situación política y social. Allí, años más tarde, entre 1990 y 1998, se desempeñó como rector de la institución, lo que le significó uno de sus mayores hitos académicos.

Por eso, y por su legado urbanista, en una ceremonia que se extendió por un poco más de una hora, su hijo Fernando Goycoolea Prado recibió el reconocimiento que ayer se le entregó al arquitecto por su aporte a la ciudad, su labor académica y trayectoria profesional. El homenajeado, de 89 años, se encuentra con graves problemas de movilidad que le impidieron llegar hasta la ceremonia.

SUS OBRAS

Pese a que estudió en Santiago, sus principales obras las realizó en Concepción con el diseño de los principales edificios de la ciudad, lo que le valió en 1995 recibir el Premio Nacional de Arquitectura.

Durante la cita, destacados profesionales del área reconocieron las bondades del creador del primer plan regulador de la capital regional en 1960. De ese trabajo, su colega María Dolores Muñoz Rebolledo plantea que "para mí es complicado hablar de Goycoolea, porque lo conocí desde varios ámbitos".

Agregó que "él nunca fue mi profesor de Taller (asignatura práctica de la carrera de arquitectura), no me aceptaba como alumna porque era compañera del que ahora es su yerno; pero cada vez que le iba a preguntar algunas cosa a su oficina siempre tenía una doble cara: una de precisión respecto del trabajo, pero también otra amable en la que siempre ofrecía alternativas de solución".

Obras como el edificio Remodelación Catedral, las bibliotecas de las universidades de Concepción y del Bío-Bío, el colegio Inmaculada Concepción, entre otros, son parte del legado del arquitecto que ya en 1960 proponía el diseño urbanístico que tiene hoy la ciudad.

Hoy profesora en la Universidad de Concepción, Carmen Vigueras Falcón fue alumna de Goycoolea en la Universidad del Bío-Bío y reconoce que la proyección arquitectónica del homenajeado está más vigente que nunca.

"Cuando mis alumnos salen a buscar algunas características al centro, me traen obras de don Roberto y eso demuestra que su visión iba mucho más allá de su época, hace más de 40 años".

Aparte de esa rigidez en lo profesional, también reconoce que "tener una corrección de Taller con don Roberto era transpirar, porque siempre fue muy exigente con su trabajo y eso demostraba que era un amador de la arquitectura y que nos formaba para que sintiéramos lo mismo por nuestro trabajo".

AGRADECIMIENTOS

Fernando Goycoolea Prado, hijo del desacatado arquitecto, agradeció en nombre de su papá el reconocimiento que se le entregó ayer. Según manifestó, "él está muy conectado con el mundo y está recopilando toda su trayectoria. Por lo que hemos conversado está contento con esta premiación, sobre todo por el gran cariño que tiene con estas dos instituciones, sobre todo con el Colegio de Arquitectos que ayudó a formar durante toda su trayectoria".