Exceso de regalos en los niños desvaloriza sus relaciones
Con el comienzo de la época navideña los más emocionados son los niños, que buscan elegir el mejor regalo -o varios- para pedir en estas fechas. Pero, ¿es necesario entregarles demasiados obsequios? ¿Cómo puede afectar esta situación en el desarrollo de los más pequeños?
Lo cierto, es que son diversos los efectos que pueden llegar a la vida de un niño que recibe y se llena de presentes materiales para la Navidad, por lo que los adultos pasan a ser los mayores responsables de crear un límite ante este escenario. Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Facultad de Ciencias de Rehabilitación de la Universidad Andrés Bello, plantea que el exceso de regalos afecta en la personalidad de los más pequeños porque genera niños con poca aceptación al fracaso y a las desventuras que puedan ocurir en la vida en general. "Los chicos se vuelven muy poco tolerantes frente a los problemas; desde pequeños deben aprender que no todo lo que quieren lo pueden tener", menciona.
Según lo anterior, la psicóloga comenta que los adultos, específicamente los padres de aquellos niños que piden muchos obsequios para Navidad, deben llegar a una negociación positiva o establecer acuerdos con los más pequeños. "Se puede hacer un convenio con los hijos diciéndoles, por ejemplo, te regalo esto en Navidad y lo otro para tu cumpleaños", afirma.
A su vez, Godoy recalca que una de las características de aquellos niños que siempre han recibido demasiados regalos es que, finalmente, se vuelven mucho más exigentes. "Son personas que valoran mucho más lo material que lo afectivo que puedan establecer con sus pares y sus papás", asegura.
Por la misma razón, la especialista afirma que los más pequeños que acostumbran a exigir múltiples obsequios para celebraciones como la que se aproxima y que siempre han recibido sus pedidos sin ningún tapujo, terminan por no valorar las cosas adecuadamente. "Estos chicos se relacionan en función de lo material, sólo por interés. Se desvalorizan sus relaciones y se materializan, y si esto no cambia mientras están en su etapa de desarrollo y maduración, todo a su alrededor se va a generar en función del interés material", subraya Godoy.
CAMBIAR LA VISIÓN
Si bien es cierto que los niños esperan la época navideña para abrir sus regalos con ansias, la responsabilidad de los adultos por explicarles que es una fecha familiar y de compartir es trascendental para darle un mayor sentido a a la festividad.
Javiera Hernández, psicóloga educacional de la Universidad San Sebastián, avala que es necesario que los adultos comuniquen verbal y conductualmente a los niños que la Navidad tiene otro significado más que abrir regalos. "Hay que explicitar que a veces es posible entregar lo que ellos piden y en otras ocasiones no se puede. El diálogo es crucial, pues los niños entienden si la familia explica los porqués", plantea.
Asimismo, menciona que el exceso de regalos o el complacer a los niños en todo lo que quieran, puede gatillar comportamientos que van asociados a la dispersión de la emoción al recibir muchos obsequios, lo que se provoca dado que se pierde la capacidad de sorpresa, hay insatisfacción por lo material y falta de límites. "Vale la pena como padres 'frustrar' intencionalmente a los hijos. Es una experiencia que sin duda permite enfrentar el mundo real y potenciar otras habilidades como la creatividad, la perseverancia y otras asociadas a propósitos y metas personales", recalca.
VALORAR LO QUE SE TIENE
Junto con el rol fundamental que los adultos tienen al momento de explicarles y dialogar con los niños sobre el sentido de fiestas como la Navidad, también es clave a la hora de sensibilizarlos sobre lo importante que es valorar aquello que ya tienen.
Según lo anterior, Javiera Hernández, afirma que "si la familia es capaz de disfrutar de una cena, del compartir con sus seres queridos, los niños también lo harán. Y no es sólo por ser eco de las figuras de apego, sino porque se conforma un clima agradable donde todos tienen cabida y se contactan a través de lo simple", explica.
En la misma línea, Hernández también recomienda regalar juegos educativos, que sean más que un simple juguete, que fomenten la creatividad de los niños y los apoye en su desarrollo. "Lo ideal, bajo el paradigma de que los juegos fomentan el desarrollo cognitivo y motor, es regalar algo que le permita simplemente crear, moverse y compartir", concluye.