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Con formato autobiográfico debuta "Indígenas notables"

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El relato de ciudadanos indígenas que muestran su cultura, cómo luchan para que no desaparezca su estilo de vida y cómo es su relación con el Estado chileno, es el protagonista de "Indígenas notables", la nueva serie documental de TVN que se estrena hoy a las 18.30 horas en la franja cultural de ese canal. Bajo el formato del documental autobiográfico, cada protagonista cuenta en primera persona su historia y cada episodio está dedicado a una etnia diferente: aymara, quechua, atacameña, diaguita, colla, rapanui, kawésqar, yagán y mapuche.

El director y productor ejecutivo de este proyecto financiado con apoto del CNTV es Hans Mülchi, periodista y licenciado en Historia con estudios de cine en Barcelona y Cuba que ha centrado su trabajo en las culturas indígenas de nuestro país.

En 2010 hizo el documental "Calafate, zoológicos humanos", centrado en la travesía de un niño selk'nam que es raptado y enviado a Inglaterra para exhibirlo pero sobrevive al encierro y vuelve a su hogar en el Estrecho de Magallanes. Además el año pasado presentó el largometraje "Alas de mar", sobre el desarraigo de la káweskar Celina Llan Llan que fue obligada a dejar sus tierras y trasladarse a Punta Arenas.

Tomando una decena de casos de grandes luchadores de las culturas ancestrales, que hoy demandan al Estado reivindicaciones históricas, empezó a delinear esta serie junto a la realizadora Alejandra Toro.

"Se nos ocurrió que era más interesante que las historias fueran contadas por los mismos protagonistas. Les hicimos un curso de cine en la Universidad de Chile en el Magister de Cine Documental, y les entregamos una cámara de cine para que nos contaran la historia de su pueblo, esa que no han podido contar ellos, que siempre ha sido contada por chilenos.

El primer capítulo es sobre la cultura diaguita y lo protagoniza el músico de jazz Rodrigo Cuturrufo.

"Dark": una vuelta de tuerca al género fantástico serial

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El peor error acá es o pretender comparar "Dark" con "Stranger things". Sí, dos series que hablan de desapariciones, pero desde veredas diferentes y con desarrollos dramáticos opuestos.

Mientras la producción de los hermanos Matt y Ross Duffer -con dos temporadas en Netflix- apuesta por el acto y la acción -todos por un objetivo-, la nueva apuesta original de la plataforma streaming se enfoca más conscientemente en el decir de los personajes. Así, el hacer de los involucrados en esta producción alemana apela a cuestiones más íntimas, proyectadas en textos y diálogos que llevan a las consecuencias y la acción.

En otras palabras, y en sintonía con la ficción audiovisual europea, en general, los personajes hablan más, dialogan y se enfrentan desde las palabras, lo cual implica un ritmo pausado en materia de acciones a seguir.

No todo el rato debe estar pasando algo en "Dark", sino que los arcos narrativos dan tiempo para detenerse en el individuo. Y lo hace de una forma más implícita que en la ficción norteamericana.

En un clima de ciencia ficción/terror, la apuesta encabezada por Baran bo Odar explica menos, si se quiere. Deja espacio para subtextos e implicancias, que confluyen en una particular manera de tratar el espacio y tiempo narrativo.

LOS QUE ESTÁN Y NO ESTÁN

Ambientada en el pueblo de Winden, en Alemania, año 2019, "Dark" gira en torno a la desaparición de un niño, lo que dará pie para que se esfume otro. Paradójicamente, éste último aparece 30 años antes, en 1986, año de Chernobyl y desaparición del primero.

En este marco, y en dos tiempos paralelos se va construyendo un relato donde todos en el pueblo se vuelcan en una búsqueda infructuosa y que en el correr de los días comienza a desesperar y coartar esperanzas en los principales involucrados, sobre todo, los padres de las víctimas.

Es cuando aparece lo sobrenatural, lo inexplicable que en la narrativa audiovisual de género fantástico europea parece ir por debajo y no tan explícitamente.

En el pueblo, ese espacio que bien podría emparentarse con el Twin Peaks de David Lynch, aunque menos abstracto y surrealista, la trama va entregando claves para que el espectador se introduzca en el relato poco a poco.

Sin percatarse de su avance, éste último -el espectador- se involucra finalmente en cuestiones que, incluso, superan la propia motivación fantástica de esta serie (la primera temporada suma 10 capítulos).

En este contexto, los personajes comienzan a tomar presencia, constituyéndose lo que se llama el héroe colectivo, es decir, todos son protagonistas que navegan en la primera línea dramática. Los jóvenes del pueblo, el director de la secundaria, los padres y la policía se vuelca hacia un objetivo que comenzará a sacar lo peor de cada uno. Todo esto en un clima sobrenatural que se torna en una experiencia non grata.

Son cuatro las familias involucradas en un relato esencialmente psicológico, donde rondan aquellos temas no dichos, pero que se sienten por ahí. Acá sin la necesidad de traspasar el umbral a lo desconocido, simplemente, porque está ahí mismo.