Piscinas y balnearios naturales son uno de los destinos favoritos en las vacaciones de verano de grandes y chicos. Estos lugares ofrecen la posibilidad de refrescar los días de calor con un baño de inmersión, disfrutar de distintas actividades y relajarse al aire libre.
No obstante, todo podría opacarse, ya que los ambientes acuáticos no están libres de peligro y los bañistas están expuestos a distintas situaciones que pongan en serio riesgo su integridad física y vida.
Caídas producto del suelo resbaladizo y accidentes que derivan de piqueros o movimientos bruscos al interior del agua son los peligros más comunes, afirma Álvaro Boehmwald, director de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Medioambiente de la Universidad San Sebastián (USS). Todos esos eventos podrían generar lesiones como contusiones y fracturas de diversa índole, de leves a graves, con secuelas transitorias o permanentes, siendo la columna vertebral, cráneo y extremidades las zonas más afectadas. Daño en el sistema nervioso central y muerte pueden ser algunas de las severas consecuencias.
La asfixia por inmersión también es lamentablemente frecuente en piscinas y balnearios, y sus principales víctimas son los más pequeños, con secuelas que podrían ser daño neurológico y fallecimiento. "Es una de las primeras causas de muerte en los niños de 1 a 4 años", advierte el profesional.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Si bien las condiciones del terreno pueden exacerbar el peligro, las principales causas de accidentes en piscinas y balnearios, apunta el experto, "están centradas en la imprudencia de los bañistas y de los padres que tienen a su cargo a niños pequeños que no cuentan con habilidades para nadar".
Por ello, precaución y responsabilidad son las principales armas para resguardar la vida.
Así, están las medidas preventivas para desarrollar actividades en forma segura, entre las que Boehmwald menciona respetar instrucciones y señalética de los lugares de baño, vigilar en todo momento a los niños, nadar sólo en lugares autorizados, además de evitar correr por bordes, los juegos bruscos al interior del agua y los piqueros, sobre todo en aguas de poca profundidad, y fijarse en los objetos que pudieran haber en el suelo, por ejemplo, escondidos en la arena. Tampoco hay que beber alcohol ni consumir otras sustancias que puedan alterar el estado de consciencia o la capacidad de reacción.
El director de la Escuela de Kinesiología de la USS, Claudio Báez, se detiene en el resguardo previo a asistir a un balneario. Un excluyente es la presencia de salvavidas. "Pese que no delega la responsabilidad que tenemos con nuestros hijos, siempre es importante para que intervenga en caso de una situación como un ahogo y también para que contribuya con el orden y cumplimiento del reglamento para evitar accidentes", manifiesta.
También debe existir delimitación de profundidad, con boyas y en los bordes de piscinas, y superficie antideslizante, recomendación también a seguir si hay una piscina en el hogar, que debe estar cercada para evitar el ingreso de un niño y que caigan al agua.
Saber nadar es otra medida que podría salvar la vida, opina Karen Yáñez, coordinadora de Campos Clínicos de Enfermería de la Universidad Andrés Bello. "Mientras más pequeños aprendan los niños a nadar, mejor, porque tienen muy buena flotabilidad. Hay que enseñarles a flotar para que puedan sobrevivir si caen a una piscina", dice.
SABER AUXILIAR
La reacción frente a una emergencia también puede ser la diferencia entre la vida o la muerte. "Al auxiliar a una persona accidentada, sea ahogo o lesión, es fundamental actuar lo más rápido posible. Se ha visto que en momentos en los que se procede con máxima rapidez se pueden salvar vidas", manifiesta Yáñez.
Primordial es verificar si el bañista está respirando, si es así se debe situar su cuerpo de lado para que expulse el agua, apunta. "Si no está respirando se levanta el mentón, se abre la vía aérea y se hace respiración boca a boca, controlando el pulso. Puede que tenga pulso, pero no esté respirando. Si no posee pulso hay que iniciar maniobras de reanimación previo a la llegada de la ambulancia", destaca.
En el caso de lesiones, como una fractura, fundamental es inmovilizar la zona. "Ayuda a limitar el daño, ya que el hueso fracturado puede romper una arteria y empeorar la situación", comenta. Pero debe ser con mucho cuidado. "Si se toma o carga mal a un paciente o se arquea su columna, se puede seccionar la médula espinal, causando invalidez. Por eso hay que usar tablas de inmovilización y collar cervical, con el que deben contar todos los centros de balnearios", finaliza la enfermera.