Nueva generación reinstala en el siglo XXI empresa familiar de 150 años
Por más de un siglo la familia Villagra centró su quehacer en los cultivos más tradicionales del campo como el trigo, la remolacha y una lechería. Pero solo en esta última década y media la historia que partió en el Fundo El Tranque hace más de 150 años, cambió y se fue convirtiéndo en un holding que alberga a ocho empresas, cuyos productos llegan a los cinco continentes.
Como empresa más conocida por la marca Lácteos San Ignacio, fue fundada originalmente Jorge Villagra de la Sotta, quien en 2008 sumó a su hermano Carlos y a poco andar se fueron incorporando todos los hijos del primero; los hermanos Villagra Cuevas, savia nueva que introdujo un nuevo enfoque a la actividad productiva del campo. Ahí nació la filial Agroex Chile cuyo objetivo era llegar a tener su propio packing, que diera salida directa a la producción frutícola que antes tenían que contratar a terceros.
El proyecto se visibiliza hoy con las flamantes instalaciones que centralizan todo el quehacer de la empresa en un punto estratégico de la zona, a un costado de la Ruta 5, en el kilómetro 423, sector Larqui comuna de Bulnes. Desde el 2008 a la fecha han invertido allí unos US$ 8 millones.
En tres continentes
El gerente general del Grupo es Víctor Villagra Cuevas, el menor de los cuatro hermanos. El mayor, Jorge, es médico que se reparte entre Chillán y Concepción; Pablo, es el encargado de la producción frutícola; Ignacio, es el gerente Comercial de Lácteos San Ignacio y Juan Carlos Villagra de la Sotta, el gerente de la planta de Lácteos San Ignacio.
Las empresas que componen el Grupo San Ignacio son: Inversiones San Ignacio S.A., Lacteos San Ignacio, Comercial San Ignacio, Agrícola San Ignacio, Agroex Chile S.A., Agrícola Santa Laura, Fruticola Villagra e Inmobiliaria Villagra. Básicamente, centradas en dos líneas productivas; la de lácteos y la frutícola.
En esta última y con una estrategia bien sui generis, han logrado poner sus fichas en los cinco continentes con solo con dos clientes relevantes por zona para colocar las únicas dos frutas que por ahora producen y exportan; kiwis y cerezas.
Así cuentan con dos clientes directos en Estados Unidos y Canadá, para América del Norte; dos en Dubai, para cubrir el Medio Oriente y el Golfo Pérsico y dos en Asia (China y Taiwán). Y precisamente este sábado iniciaron la temporada de cerezas que se extiende hasta mediados de enero, con una producción propia que alcanza a las 1.500 toneladas, más otras 2 mil ton. de terceros a quienes prestan servicios de packing. Con eso están a plena capacidad, por lo que prevén que para el 2018-2019 habría que reemplazar la actual línea de cerezas por otra de mayor capacidad. Es que cada año entran más hectáreas en producción.
Demanda china
La demanda china que otrora era la más importante ha ido variando, explica Víctor Villagra. Antes, a medida que se acercaba el Año Nuevo chino (16 de febrero) ésta crecía mucho hasta que pasada esa fecha caía a cero. Hoy esa demanda es más constante, un poco porque el consumo se ha hecho más frecuente. "Pero nosotros producimos y vendemos lo que producimos. No dependemos de un comprador que pueda decir, sabe, este año no le voy a comprar o su producto no me gusta", dice. De hecho toda la producción de este año ya está comprometida.
Sobre si las lluvias tardías afectarán el precio, señala que la producción normal de cerezas en esta zona es de 12 toneladas por hectárea (ton/ha.) y unas 25 ton/ha, en el norte, "pero este año acá hubo más suerte porque llovió mucho lo que produjo un raleo natural durante la primavera. Las flores más débiles no resistieron o no fueron polinizadas, dando como resultado fruta de mejor calidad en 10 ton /ha", precisa el joven empresario que estudió agronomía, pero luego se tituló de ingeniero forestal a lo que luego sumó un post grado de Administración de Empresas en la PUC.
Premio a la buena fruta
Así, cree que el precio este año va a estar igual o mejor que el año pasado para la fruta buena. La fruta chica, de mala calidad va a ser muy castigada, con muy bajos precios."El productor la va a vender igual, pero a un precio muy menor, y con menos posibilidades de exportar", agrega.
Como Agrícola San Ignacio, producen además unas 2 mil toneladas de kiwi que se cosecha en otoño.
El campo, dividido en dos predios, totaliza unas 300 hectáreas de las cuales están plantadas apenas el 50%.