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Marlon Romero siente el jazz como una parte fundamental de su vida

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Aunque el jazz de Marlon Romero no está pensado para recibir algo a cambio, de igual forma el pianista, con más de 40 años de carrera, asistirá lleno de gozo a la entrega de los Premios Regionales de Arte y Cultura 2017, que en esta oportunidad lo honrra como músico.

Pero más allá del reconocimiento personal, el artista local dedica este galardón a quienes comparten día a día los sonidos del género que lo ha acompañado toda su vida. "Es un premio al jazz en general. En Chile no estamos acostumbrados a recibir reconocimientos, porque generalmente se los llevan los músicos clásicos. Estoy muy sorprendido por eso y lo recibo con mucha felicidad", dice.

Esta mención regional, además, le demuestra que junto a sus pares han hecho un buen trabajo en cuanto la escena musical actual. "Hay un cambio en las nuevas generaciones, tanto en niños como en jóvenes. Ellos se acercar a los instrumentos populares con más ganas. Esto avala que las cosas las estamos haciendo bien, porque hay un interés muy grande por la música popular. Es un premio a un buen trabajo", señala.

Sin embargo, la emoción se hace notar en las palabras de Romero cuando dice que muchas de sus virtudes las aprendió de Daniel Lencina, quien falleció el martes recién pasado a la edad de 76 años, debido a dolencias derivadas de una fibrosis pulmonar que lo tenía complicado desde 2009.

"Yo diría que Daniel fue mi mentor. Yo debuté con él en el año 1976. Sin duda, hizo un gran aporte a nivel nacional, ya que acercó el jazz a las masas. Además de músico era showman. A nosotros nos impregnó la forma de tocar jazz, no de alejar a la gente. Nos enseñó a lograr que nos escucharan", apunta quien conoció al músico de origen uruguayo en los años del Trío de Jazz Moderno, entre los años 1972 y 1974.

PASIÓN INNEGABLE

La importancia que le atribuye el pianista a la música, no es reciente. "En el caso mío, me dediqué de muy niño a la música. Y nunca lo he hecho para recibir recompensa. Es simplemente, porque me parece que no me podía dedicar a otra cosa. La música es mi vida, mi motivación. Lo que a mí me apasiona es tocar, estudiar y enseñar. Todo lo otro que venga es casual. Es inesperado. Mientras seamos felices tocando está todo bien", enfatiza.

- La academia vino a llenar un espacio que no existía. Siempre existieron los conversatorios de música clásica, que como lo dice el nombre conservan la música. Entonces, yo me di cuenta que había un interés por los jóvenes, por aprender y acercarse a la música, pero no había una disciplina. No existía un rigor. Porque no es sólo la música clásica la docta. Cuando yo hablo de jazz, hablo de música popular. La música popular no tenía un instituto que tomara todos estos jóvenes motivados por tocar algún instrumento popular. La academia vino a llenar esa inquietud. Y el jazz tiene mucho que ver con eso, porque es la base de la música popular.

- Para mí el jazz no es un estilo musical determinado. Es una forma de tocar. Tú puedes tocar un bolero, pero lo tocas con concepto jazzístico. La idea es tocar cosas que la gente conoce pero con elementos del jazz. Entonces, la gente se motiva y empieza a entender de qué se trata.

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-Mi proyección es tocar hasta dónde pueda, porque eso me hace muy feliz. También quiero seguir enseñando a las nuevas generaciones. Eso lo vengo haciendo hace varios años y me gusta mucho. Además peinso tocar y tocar. Creo que en los próximos años no voy a jubilar. Simplemente no podría. Yo voy a morir tocando. Los músicos de jazz, tenemos la gran virtud de ser apasionados. Imagina, que nosotros no salimos de vacaciones y dejamos el instrumento guardado en casa, por dar un ejemplo. Si me voy un mes a la montaña, tengo que llevar al menos la guitarra para tener algún tipo de contacto con la música. Pretendo seguir tocando hasta que me muera. Hasta que ya no pueda más.