Los infartos cerebrales, conocidos también como accidentes cerebrovasculares (ACV) o ictus, se han convertido en una de las principales causas de discapacidad en América, con un impacto "devastador" en la calidad de vida de los pacientes y sus familias, además de los costos sanitarios, advirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El ACV se produce cuando se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro. "Es una condición devastadora", dijo a la agencia de noticias EFE el asesor regional de Enfermedades No Transmisibles de la OPS, Pedro Ordunez.
"Las secuelas físicas y mentales son tremendas. Esto afecta la calidad de vida del paciente y de la familia y hace que los gastos de los sistemas sanitarios se disparen enormemente", añadió.
segunda causa de muerte
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo y, de este grupo, cinco millones mueren e igual cantidad queda discapacitada de por vida.
En Latinoamérica, el ACV es la segunda causa de muerte en la mayoría de países, con una tasa regional de 43,1 fallecimientos por 100 mil habitantes, frente al índice de 20 cada 100 mil personas en Norteamérica, según el informe de este año de la OPS.
Ordunez explicó que, aunque la mortalidad por ACV, ha ido disminuyendo en la región a un ritmo de entre 2% y 2,5% desde el año 2000, se estima que el número de casos (de los que no hay datos consolidados disponibles) sigue aumentando, debido al crecimiento demográfico y al envejecimiento de la población.
"El gran impacto del ACV es la incapacidad, no la mortalidad", coincidió el neurólogo Mario Muñoz, miembro de la Red Colombiana contra el Ataque Cerebrovascular, quien resaltó que en todos los casos, en mayor o menor grado, hay secuelas de movimiento, lenguaje o cognoscitivas.
hipertensión
Ambos expertos subrayaron que la hipertensión es el principal factor asociado a los infartos cerebrales, ya que puede aumentar entre dos a cuatro veces las posibilidades de sufrir un ACV antes de los 80 años.
"La disminución de la mortalidad no será mayor ni más sostenible si no mejora el control de la presión arterial", dijo Ordunez, ya que la hipertensión afecta a un tercio de la población adulta y esto se debe a los elevados consumos de sal, el sobrepeso, la falta de actividad física, el consumo de alcohol y el tabaquismo.
síntomas
Para reducir el riesgo de discapacidad, los expertos llamaron a estar alerta ante las primeras señales de un ACV, como el adormecimiento de la cara o un brazo, así como la confusión o dificultad para hablar o entender lo que dice otra persona.
La Asociación Colombiana de Neurología considera que el tiempo de atención es crucial, ya que los daños comienzan apenas minutos después de presentarse las primeras señales del ACV.
"El tiempo no es oro, es cerebro en estos casos. El grado de recuperación depende de lo rápido que se abran las arterias", dijo el neurocirujano Boris Pabón.
El tratamiento más común es la trombólisis, que consiste en dirigir medicamentos a la obstrucción a través de un catéter, y otra alternativa es extraer el coágulo a través de un dispositivo.
"La verdad es que hay enormes progresos tanto en la prevención como en el tratamiento, pero aún es mucho lo que queda por hacer, especialmente porque tenemos muchas disparidades entre los países y al interior de ellos", concluyó Ordunez.
El presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología, Adalberto Quintero, agregó que los hábitos saludables ayudarán a frenar también otras afecciones asociadas al ACV como la fibrilación auricular, la arritmia más frecuente.