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Calidad de conexiones simultáneas también depende del router

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Tanto ha impactado y transformado la vida de las personas el desarrollo de la tecnología e Internet, que hoy en día es prácticamente imposible encontrar a alguien que no tenga un dispositivo digital como un smartphone ni una casa sin acceso a la red. De hecho, si antes esto se realizaba a través de cables y era el computador fijo el que estaba conectado a internet, hoy la mayoría opta por redes inalámbricas, las que permiten que distintos equipos se conecten de manera simultánea.

smartphones

Es por eso que escoger el correcto vendría a cubrir una necesidad de muchas personas y lo básico es que soporte la cantidad de dispositivos presentes y el nivel de transmisión de datos, sin que se vea mermada la señal, comenta Claudio Torres, regional manager Cono Sur de D-Link. "Escoger un router siempre dependerá del volumen de información, la cantidad de dispositivos y de la cobertura que se quiere tener. Por ejemplo, si hay una cámara de video IP para ver a los hijos mientras duermen o juegan en otra habitación, la imagen que reciba dependerá de qué tan buena es la red. Si los niños juegan con más de una consola utilizando la red, la experiencia de juego (sin lag) también dependerá de la calidad de ésta. Lo mismo ocurre si se quiere usar una impresora inalámbrica en forma rápida y sin cortes", explica.

En su opinión, adquirir un router que se adapte a los estilos de vida personales y familiares no sólo permite conectarse a una red inalámbrica con mayor potencia y rapidez, sino también de forma segura. Por eso, cree que una buena idea es utilizar aquellos equipos con tecnología más reciente denominada WiFi AC, puntualizando que "entrega mayor velocidad, cobertura, manteniendo la calidad y estabilidad de la red WiFi mucho mejor que las tecnologías anteriores".

Sobre lo anterior, es preciso señalar que existen aparatos con distintas velocidades deconexión, que pueden ir desde 750 Mbps hasta 3120 Mbps.

Consecuencias de la liberación de ratones de laboratorio

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Durante las últimas semanas hemos sido testigos de la liberación de ratones de laboratorio desde un bioterio de la Universidad de Chile por grupos animalistas. Nuestra primera impresión suele ser de simpatía ante la libertad ganada por animalitos que de otra manera tendrían una vida de sufrimientos infringidos caprichosamente por un científico loco. Pero, la realidad dista de esta situación imaginaria, siendo los ratones de laboratorio atendidos diariamente por personal que vela por su alimentación, limpieza, temperatura ambiental, ciclos de luz/oscuridad adecuados y su salud (médico veterinario).

El escrupuloso cuidado de los ratones de laboratorio obedece a que su tenencia está actualmente restringida para realizar investigaciones que cumplan con los estándares que aseguren el uso de un reducido número de roedores para experimentación sólo cuando sea imprescindible, evitando causarles dolor. Además, en muchos casos, los ratones en sí mismos son el resultado de años de arduo trabajo de equipos de investigación para contestar preguntas fundamentales sobre el origen y tratamiento de enfermedades. En el caso de otras especies animales, su presencia en el laboratorio es para realizar investigaciones para mejorar su conservación, de manera que cuando las condiciones son adecuadas son liberados a su hábitat.

Pero los ratones de laboratorio son de una cepa que por cientos de generaciones han vivido dentro de laboratorios, por lo que su liberación es sinónimo de una muerte absurda por inanición o depredación de otro animal. En casos más graves acontecidos décadas atrás en Chile, hemos visto que la liberación de ranas africanas (Xenopus laevis) al ambiente ha causado un grave desequilibrio debido a que han desplazado de su nicho ecológico a las ranas endémicas, algunas de ellas quedando al borde de la extinción producto de este "acto de humanidad".

Por lo tanto, el llamado a la comunidad es a no confundirse con este tipo de actos aparentemente justos e inofensivos. Debemos condenar categóricamente este actuar irracional, violento y sin diálogo, ya que sus consecuencias son realmente graves: destruyen un complejo trabajo que beneficia a toda la sociedad y en algunos casos podrían causar daños irreversibles en el medio ambiente. Liberar a los ratones de su "opresión" es muy sencillo.

Un desafío real y con sentido para los animalistas es, por ejemplo, buscar una solución creativa para atender a los numerosos perros vagos que hay en las ciudades.

Ph.D., profesor

asistente Fac. de Medicina, Ucsc