Documental acerca obra de Alfredo Jaar a los penquistas
Si pensamos en una vida de 100 años, Paula Rodríguez escribió un cuarto de esa historia en Berlín. En la ciudad alemana estudió y se desarrolló profesionalmente en las áreas de arquitectura y cine, también personal y maternal, entre los años 1989 y 2014. Quiso volver a Chile, su país, cuenta, para que sus hijos tuvieran en su Adn lo propiamente nacional.
Sin embargo, y se le nota en la conversación, no deja de extrañar una ciudad que, destaca, se vive muy bien, y donde lo propiamente artístico le trajo grandes satisfacciones en este cuarto de siglo.
Entre ellas, las cosas buenas de la vida que le han pasado, confiesa la cineasta, fue conocer y compartir con el artista visual -chileno- Alfredo Jaar (61). Es éste, justamente, la inspiración para que Paula Rodríguez se haya emprendido en la aventura de seguir, filmar y estar con Jaar durante 5 años (2012-2016) en 7 ciudades.
Parte de los resultados de estas "muchísimas horas de grabación", podrán ver hoy, a las 18.30 horas. Ello, cuando la pantalla de la sala David Stitchkin UdeC (Barros Arana 631, galería Universitaria, subterráneo), se proyecte "Jaar el lamento de las imágenes".
"Creo que yo misma he ido descubriendo su obra como una obsesión. Cuando uno hace un documental sabe que vas a invertir mucho tiempo, porque son largos procesos y tienes que estar muy convencido", confiesa esta mujer de hablar calmo y seguro, de mirada europea, frente a un creador por el que "hay un amor incondicional" por su obra.
"Terminé Arquitectura en el Bellas Artes en Berlín, muy relacionado con la escuela de Jaar, que es arquitectura y arte, entonces me empecé a relacionar con el mundo del arte", sostiene sobre la también arquitecto de la U. de Chile.
EL CAMINO FÍLMICO
La que se puede considerar como la primera película sobre Alfredo Jaar (1956), actualmente el artista visual chileno más valorado en la escena internacional, realizar un recorrido por su obra expuesta en Berlín, Helsinki, Venecia, Torino, Buenos Aires, Santiago y su estudio en Nueva York.
"Es un arquitecto que hace arte como él mismo lo define", acota la realizadora, quien al haber estudiado la misma carrera, siente cercano su lenguaje.
"Estando fuera tú ves muchas más obras de Jaar. Encontramos más obras de él fuera de Chile que dentro del país. Es un artista, que si bien es chileno, su reconocimiento lo tiene más en el extranjero", apunta Rodríguez.
- Uno de los objetivos de la película es justamente traerlo a Chile. Viviendo acá y siendo documentalista ni se me había ocurrido hacer una película sobre él. Estando en Berlín vi mucho más de cerca su obra, por lo mismo hay que verlas para sentirlas y apreciarlas. Ahí la relación y el contacto han sido cercanos, porque soy arquitecta y porque tengo una parte social. Es un artista que se ocupa de temas sociales.
- Él es un artista y casi un cronista de la época en la que vivimos. Piensa que tiene una trayectoria de más de 30 años, abarcando proyectos tan visibles como en la frontera entre México y EE.UU., el genocidio de Ruanda, las minas de oro de Brasil (...) También el golpe militar acá, entonces, están esos tres elementos: la cosa social, su estética relacionada con la arquitectura y el hecho de vivir fuera, que me resultó más cercano que estando acá. Me parece que (el documental) es una prueba de admiración por su obra. Pero no sólo eso, ya que me parece que es súper atractiva su postura frente al arte. Jaar lo rescata como un lugar para hablar del mundo. Lamentablemente, el arte ocupa un lugar demasiado marginal dentro de la sociedad, ¿quién va a un museo o una galería? Casi nadie. Esta película te habla de un tremendo artista, con mucho reconocimientos. Es una invitación a conocer esta visión del mundo, porque si bien es chileno, está parado en el mundo, es muy global y los jóvenes tienen esta misma visión.