El talento sin disciplina no sirve
Desazón quedó en el espíritu del hincha futbolero de nuestro país con la pasada marginación de la selección del mundial de Rusia a realizarse el próximo año. Bastante se ha comentado acerca de las causas que podrían haber llevado a tan inesperado desenlace. En redes sociales y medios de prensa se especularon varias hipótesis al respecto, una de ellas fue la libertad para participar en fiestas previas a los entrenamientos, siendo una actitud irresponsable para rendir en las concentraciones de equipo.
Lo anterior se dio a conocer una vez que Chile quedó descartado del encuentro mundialero, cuando ya nada se podía hacer para revertir esta situación y poner freno a la irresponsabilidad. No obstante, lo que nos queda, es aprender de ello y tomar medidas para que lo anterior no se repita nuevamente.
Nos queda, como lección, que el talento sin disciplina no sirve, que debemos ser ordenados, responsables, templados y rigurosos. Porque el talento, definido como "la facilidad para hacer algo", únicamente nos ofrece eso: facilidad al momento de realizar una acción, pero no nos asegura el éxito. Para que un talento pueda relucir, se requiere del desarrollo de virtudes, entendidas estas como hábitos operativos buenos; es decir, un modo de actuar constante, que se transforme en una segunda naturaleza del individuo, que sea parte de su forma de ser. Lo anterior solo se puede conseguir a través de un ferviente dominio de nuestra voluntad.
Si logramos así que nuestros deportistas se comprometan con una actitud disciplinada, es decir, virtuosa, podríamos alcanzar cualquier meta que nos propusiéramos. Y esto no solo es aplicable al deporte, sino a la vida en general. Cuando en cualquier labor que emprendemos involucramos todo nuestro esfuerzo en realizarlo de una forma virtuosa y logramos desarrollar un modo de hacer las cosas disciplinadamente, podremos obtener resultados sorprendentes, incluso cuando no exista un gran talento de por medio.
Docente
Programa Ética
Duoc UC sede Concepción