Bajo la dirección de Cristóbal Leiva, la Orquesta Sinfónica Juvenil Regional del Biobío comenzó la temporada oficial de conciertos 2017 en la Universidad del Biobío, el viernes, con un aplaudido programa que incluyó clásicos de Jean Sibelius y un homenaje a Violeta Parra.
Con 65 músicos en escena, entre los 8 y 24 años, la agrupación presentó una jornada dividida en dos partes. La primera tuvo por objetivo realizar una muestra del estilo clásico orquestal. Con ese objetivo los dirigidos de Leiva presentaron obras de Jean Sibelius y Ludwig van Beethoven, agregando una muestra latinoamericana con la música del argentino Alberto Ginastera.
La segunda, en tanto, buscó conquistar al público con piezas populares. En este marco se escuchó "Danzón N°2", obra del mexicano Arturo Márquez, preparando al público para el gran cierre.
Este llegó con las canciones más significativas de Violeta Parra, en este caso, a partir de arreglos de Rodrigo Tapia, sumando "Homenaje a Violeta" de Vicente Bianchi. "Casamiento de negros", "Volver a los 17" y "Que he sacado con quererte" fueron algunas de las interpretaciones que cautivaron al público, en el marco de los 100 años del nacimiento de la oriunda de San Carlos.
Precisamente, el conjunto clásico, dependiente de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (Foji), con apoyo de la dirección de Extensión de la Universidad del Biobío, aterrizaba ayer en San Carlos.
El objetivo era presentarse en el centro cultural de la comuna, un hecho significativo al estar ubicado en la comuna natal de la cantautora, como también del director de la agrupación. "Como sancarlino que soy, llegar y tocar con la mejor orquesta regional de jóvenes e infantes es una combinación fantástica (...) Es darse cuenta de que uno va a transformar la música chilena en ese lugar, es emocionante, algo que sin duda para mi se transforma en un hecho fundamental como persona", comenta Cristóbal Leiva sobre el homenaje a la artista, parte esencial de la presentación de tres conciertos de esta juvenil Sinfónica.
"Conozco su hogar natal, su historia, y escuchaba su voz a través de sus instrumentos. Por eso, encontrarse frente a una orquesta me hace crecer musicalmente en una altura, que no tenía considerado. Estar en casa, sentirse en ella e interpretar música de Violeta es simplemente un privilegio", agrega quien dirige el grupo desde 2014.
-La idea era variar al máximo la orquesta, que los chicos pudieran tener esa experiencia de lo que es tocar la música clásica, la música de películas, música nacional y latinoamericana. Logran así una cantidad de canciones que les permita un bagaje importante en su conocimiento musical y para que puedan tocar e interpretar diferentes estilos.
SER PARTE DE LA MÚSICA
Desde 2012, el conjunto docto regional funciona bajo el alero de la Fundación de Foji. La institución, una organización sin fines de lucro, nace como una iniciativa de Luisa Durán durante el gobierno de Ricardo Lagos en 2001. Desde entonces, se han consolidado 17 orquestas, una por cada región del país, con más de 1.000 jóvenes, niños y niñas participando en paralelo a sus actividades académicas.
"Este es un trabajo social que depende de La Moneda, es uno de los grandes pies culturales o proyectos que tiene cada gobierno. Es algo que tributa al bien y trabajo social, al aporte cultural, al rescate de jóvenes, que podrían estar de repente relajados en la cama o algún carrete, como dicen ellos", resume Igor Concha, coordinador del conjunto del Biobío y director de Extensión de la UBB.
Además del trabajo semanal, una vez al año se realiza la temporada oficial, instancia en la cual los integrantes muestran el resultado final de su trabajo anual. Del mismo modo, la fundación a cargo se encarga de entregar herramientas y financiamiento a cada zona, para que éstas lo compartan con las orquestas locales que se reparten en el territorio.
"Somos una de las regiones con más proyectos de este tipo, más de 65 catastrados. Y estas orquestas tienen talento, pero muchas veces problemas económicos, geográficos. Lo que hace la Foji es ir fomentando. Hay áreas de becas, aporte de instrumentos, hay concursos de materiales y cursos. Vienen grandes maestros a enseñar, aquí mismo en la universidad (del Biobío) hemos tenido cursos de percusión o contrabajo", destaca el representante regional.
De alguna manera, estas orquestas se transforman en un espacio vital para sus miembros, de desarrollo personal y colectivo.
"Personalmente, fue muy importante y especial entrar a esta Orquesta, porque uno debe postular a ella y ganar una beca. Es evaluado profesores y ahí uno se da cuenta de todo lo que ha logrado, y que todo lo que uno ha trabajado ha valido la pena", afirma con orgullo Daniela Cruces (19), estudiante de Arquitectura, quien lleva un año en el conjunto.
"La importancia está en la parte musical, porque me ha permitido seguir en ella después de que decidí tomar una carrera que no se relacionaba con esto", acota Andrés Caro, estudiante de Ingeniería Civil Eléctrica en la UdeC.