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Centro busca potenciar estudios sobre la ionósfera en Chile

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Importantes avances en el campo de los estudios de alta atmósfera es el que se ha hecho de la mano del trabajo colaborativo entre las universidades de Concepción, de La Serena y Adventista.

La línea de investigación que están desarrollando es sobre la ionósfera, única en Chile, así como también lo es el Centro de Física de Alta Atmósfera que recientemente crearon para potenciar sus proyectos científicos y ampliar sus resultados, según explicaron académicos penquistas responsables del Centro, los doctores Alberto Foppiano y Elías Ovalle, integrantes del Departamento de Geofísica de la UdeC; este último es quien lidera el Centro. Además están colaborando docentes del Departamento de Astronomía y de Ingeniería Civil en Telecomunicaciones de la UdeC.

IOSONADAS Y ESTUDIOS

Según lo detallado por Ovalle sobre las áreas de estudio que abordarán en el Centro, están los cambios ionosféricos y detección de cómo pequeñas perturbaciones en la ionosfera se relacionan con el desarrollo de un movimiento sísmico. Esto puede dar pie a posibilidades de generar modelos matemáticos en este ámbito.

El mismo aporte se puede hacer respecto a tsunamis, pues los movimientos de amplias masas de agua generan ondas de gravedad que perturban la ionósfera, e incluso se podrían aplicar investigaciones similares en explosiones nucleares o tormentas geomagnéticas.

En cuanto a los primeros resultados de la colaboración, el doctor Elías Ovalle cuenta que está la puesta en marcha de un observatorio ionosférico instalado en el campus del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de La Serena. Además de la instalación de un primer radar ionosférico en la sede Chillán de la Universidad Adventista. Así, están en funcionamiento dos iosonadas, instrumentos que miden la distribución vertical de la concentración de electrones libres, lo que permitirá estudiar el comportamiento latitudinal de la ionósfera en territorio chileno.

Educación en la adultez: compatibilizar estudios y familia

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No existe una edad determinada para estudiar, sacar una carrera o cursar un postítulo o postgrado. Lo importante es que para asumir este desafío se requiere la motivación, el tiempo y atreverse a tomar la decisión. Para una persona que tiene más de 30 años de edad volver a la universidad es una experiencia que conlleva muchos cambios en su vida. No sólo porque detuvo su vida académica para trabajar, sino porque implica retomar un camino pendiente o porque tal vez surgió el interés de estudiar una vez que conoció el mercado laboral.

Sea cual sea el origen de retomar la vida académica, adaptarse al ritmo de la universidad tiene un abanico de pros y contras que se deben evaluar previamente. Es importante no perder de vista sus implicancias.

La universidad demanda tiempo, no sólo las horas dedicadas a la asistencia a clases, sino también fuera del aula. Realizar trabajos en grupo, informes y estudiar son parte de las responsabilidades estudiantiles. Cursar estudios universitarios requiere organización. Para poder compatibilizar de forma óptima los tiempos, es importante ser capaz de planificar los días. Llevar una agenda o utilizar otro instrumento es de gran utilidad, ya que al principio puede costar adaptarse a la escasez de tiempo o a la agilidad del ritmo.

Volver a la universidad tiene impacto económico. Si bien una persona adulta sabe, o debería saber, cómo administrar su dinero, no se debe dejar de considerar esta variable. Estudiar ya sea en pregrado o postgrado tiene un costo considerable para cualquier familia. Matrícula, arancel, materiales, movilización y otros gastos que puedan ser de menor cuantía como alimentación u otro.

Además, la universidad tiene un desgaste emocional que no se debe dejar de mencionar. No es que el proceso afecte negativamente, pero se debe tener en cuenta que la persona puede verse cargada de frustraciones, ansiedades o procesos de adaptación que pueden resultar complejos. Hay que tener en cuenta que una persona adulta, tiene otras responsabilidades ajenas a la vida académica. A veces trabaja, tiene familia o enfrenta otras presiones externas.

En conclusión, tomar la decisión no es algo fácil. Si tiene familia directa, cónyuge e hijos, debe ser tomada en conjunto para tener apoyo constante. Si se trabaja en forma paralela, debe al menos informar o solicitar modificaciones en su horario. Como lo más probable es que sea mayor en comparación a sus compañeros, deberá ser flexible para enfrentar la brecha generacional. Sea como sea el proceso, hay que anticiparse a todas las variables para que el paso por la universidad sea satisfactorio y exitoso.