Los Presidentes surcoreano y estadounidense, Moon Jae-in y Donald Trump, respectivamente, acordaron ayer aplicar "a fondo" las sanciones impuestas por la ONU a Corea del Norte para que se abstenga de efectuar más provocaciones con sus ensayos de armas.
Ambos líderes coincidieron durante una conversación telefónica en la necesidad de "implementar a fondo" las medidas sancionadoras para que Pyongyang vea que, de seguir con su actitud, "sólo se aislará más diplomáticamente y se enfrentará a más presión económica", lo que le llevará "al colapso", reveló la oficina presidencial de Seúl.
También coincidieron en "ejercer más presión práctica" sobre Norcorea, incluyendo la aplicación de la nueva batería de sanciones adoptada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada.
El presidente surcoreano subrayó la importancia de mejorar las capacidades defensivas propias de su país, además de contar con el respaldo de las tropas del país norteamericano. Trump reiteró, por su parte, el pleno apoyo de Estados Unidos a Corea del Sur y aseguró que seguirán proporcionando toda la ayuda y apoyo necesario para fortalecer aún más su alianza, según relató Seúl.
Moon y Trump se reunirán esta semana en Nueva York por la Asamblea General de la ONU.
Por otro lado, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, aseguró que el Consejo de Seguridad del organismo no tiene opciones para contener el programa nuclear de Corea del Norte e insinuó que, de no cambiar el rumbo de la situación, su Gobierno tendrá que poner el asunto en manos del Pentágono.
"Hemos agotado casi todas las cosas que podemos hacer en el Consejo de Seguridad en este momento", dijo Haley a CNN. "Queríamos ser responsables y pasar por todos los medios diplomáticos para llamar su atención en primer lugar. Si eso no funciona, el general (James) Mattis se encargará de ello", agregó en alusión a transferir el asunto al secretario de Defensa.