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Adultos mayores con dignidad

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Hace tiempo leí un artículo en la prensa sobre las cinco claves de los europeos para extender el inicio de la tercera edad hasta incluso los 80 años, veinte años más de lo que consideramos en Chile como adultos mayores: realizar actividad física diariamente, sociabilizar, leer todos los días, comer de forma saludable y procurar siempre aprender algo nuevo.

La fórmula parece no muy difícil, pero sí lo es. Los índices de obesidad y sedentarismo en nuestro país se tornan peligrosos día a día, y ni hablar de lo difícil que puede ser la vida para un adulto mayor, partiendo por las bajas pensiones y la enorme soledad en la que muchos están inmersos.

Por eso mi mayor objetivo es promover que las personas lleguen con dignidad a su edad más avanzada, pudiendo ser autovalentes. Así fue desde 2002, año en que me titulé como instructor de Yoga, y de manera fortuita comencé a trabajar con adultos mayores luego de tomar un diplomado en gerontología. Y me di cuenta de que las personas mayores necesitaban ser escuchadas, por lo que instalé una modificación en las clases, partiendo con un micrófono abierto. Una gran oreja que se abre clase a clase para escuchar cada una de las inquietudes del adulto mayor.

El adulto mayor, en la mayoría de los casos, tiene un nido ya vacío hace mucho tiempo. Tiene a sus nietos, pero no ocupan el mismo lugar que los hijos, y en muchos casos hay también viudez, quedando aún más solos. Por tanto, el pertenecer a un grupo juega un papel importante en esta etapa de su vida. He tenido experiencias donde han llegado personas con depresiones muy fuertes, y luego de un año están agradecidas de la hospitalidad del grupo más que de la práctica propiamente tal.

Y también he presenciado mejoras importantes, sobre todo en la movilidad y flexibilidad. Yo mismo soy un ejemplo de aquello, con una meniscopatía en ambas rodillas, las cuales fueron intervenidas, y una artrosis en una cadera. Debido a ello aún manifiesto dificultad y molestias al momento de hacer las posturas más simples, como la que se usa al momento de meditar.

Lo importante aquí son los múltiples beneficios del Yoga, pasando de lo físico, mental psicológico, hasta lo espiritual, con alcances al sistema nervioso, todos los órganos y el funcionamiento del aparato músculo esquelético. Así lo comprobaron alumnas que practicaron hasta los 94 años de edad, y otra que aún lo hace, con 92 años.

Lo más interesante de trabajar con ellos es la naturalidad que alcanzan a esa edad, de la que no estoy muy lejos. No tienen temor por expresar lo que sienten, y lo expresan a su manera, sin tapujos. Me gusta darme cuenta que estoy conectándome con alguien genuino.

Así, suelo hablarles y repetirles sobre las cinco claves que mencioné al principio para mantenerse joviales, e invitarlos sobre todo a moverse, por los tremendos beneficios que la actividad física tiene para su calidad de vida. Ayudándoles a descongestionar las articulaciones, eliminar la tensión parásita que se acumula en todo el organismo y fluir mejor. Pero sobre todo, para alcanzar la dignidad en la última etapa de su vida.

Expertos IMO dictan talleres en buque Cabo de Hornos

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A bordo del buque científico Cabo de Hornos de la Armada de Chile, científicos del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), cuya sede está en Concepción, realizaron talleres a 50 estudiantes de enseñanza media provenientes de todo Chile, además de profesores y monitores.

Los expertos Rubén Escribano, Paulina Aguayo, Eduardo Navarro, Daniel Toledo, Victor Aguilera y María Valladares fueron los encargados de abordar distintas temáticas para que los participantes aprendieran in situ cómo es el trabajo de los profesionales de las ciencias que se embarcan, en una actividad que se realizó en el marco del Congreso Internacional de Áreas Marinas Protegidas 2017 (Impac4) y bajo el alero del Campamento Científico Nuestro Océano, y que navegó por la bahía de Coquimbo.

Acidificación del Océano, respiración de zooplancton y demostración de lanzamiento de redes, fueron parte de lo que se abordó en el encuentro que fue sumamente valorado por los participantes y los expertos. Al respecto, la doctora Paulina Aguayoaclara, que "por lo general, esta actividad la hacemos en la universidad. Ahora, llevarla a cabo en un buque científico como el Cabo de Hornos, en movimiento y mostrarle a las personas cómo se hace ciencia en el mar, la verdadera expedición oceanográfica, es gratificante y motivante. Salir un poco de los laboratorios".

Por su parte, el doctor Víctor Aguilera, recalca también la trascendencia de esta instancia en cuanto a fomentar el interés por el océano en Chile, sobre todo en cuanto a la sensibilización que se puede lograr en las futuras generaciones y también motivarlos a seguir este camino científico. "Podemos sembrar una semilla en estos jóvenes. No debemos mirar de espaldas al océano. Necesitamos nuevos científicos, con nuevas aptitudes y si podemos contribuir en ello, se cumple nuestro objetivo", reflexiona.

Cabe destacar que es segundo año que el IMO participa de esta actividad y los balances son positivos, pues se ha logrado incentivar a los jóvenes con la Oceanografía.