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El poder de una sonrisa

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¿Alguna vez ha intentado fruncirle el ceño a alguien que le está sonriendo? Haga la prueba y se dará cuenta que es difícil conseguirlo. Y es que sonreír es contagioso y elimina el control que tenemos sobre los músculos faciales.

En efecto, la sonrisa es una de las expresiones humanas más básicas y uniformes, y sin profundizar en argumentos evolutivos y biológicos es, sin dudas, el gesto más favorecedor de todos los que nuestro cuerpo realiza desde hace siglos. De hecho, si decodificamos la sonrisa, es muy probable que aparezcan la empatía, la seguridad y la amabilidad como primeras impresiones de alguien que la utiliza con soltura, con independencia de la raza a la cual pertenece.

Paul Ekman, un connotado investigador estadounidense de emociones y expresiones faciales, alguna vez indicó que más de un tercio de las personas sonreían más de 20 veces al día, y menos del 14% lo hacía al menos 5 veces. A propósito, ¿sabe cuántas veces sonríen los niños al día?... La respuesta es que hasta 400 veces, es como si ellos supieran a consciencia todas las ventajas que conlleva sonreír.

Entre ellas se puede mencionar que la sonrisa estimula el sistema de recompensa del cerebro (¡y más que el chocolate!). También reduce el nivel de hormonas que aumentan el estrés y disminuye la presión sanguínea. Además, sonreír ejercita los músculos, incluyendo el vientre (una buena carcajada de un minuto equivale a 100 abdominales).

¿Aún no lo convenzo de lo recomendable que es sonreír? Las mencionadas no son las únicas razones y también es importante decir que al sonreír se sentirá más feliz, vivirá más, se va a relacionar mucho mejor con las personas y le irá mejor en el trabajo (los líderes suelen sonreír con frecuencia).

Cierto es que sonreímos a menudo para expresar alegría y satisfacción. Pero, el poder de una sonrisa sincera y segura es tal que si usted quiere "salirse con la suya" puede utilizarla también como una fundamental herramienta de persuasión. No por algo el saber sonreír es parte del entrenamiento que recibe una persona que desea hablar en público con efectividad (sea para encantar a posibles clientes, electores o amigos, entre otros), cobrando sentido la conocida frase de William Shakespeare: "Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada".

Es por lo mismo que, más allá del motivo que lo inspire, lo invito, literalmente, a mirarse al espejo y sonreír, y así descubrir el influjo que provoca este simple gesto. Úselo con confianza y siéntase "poderoso". Tal como los niños.