Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte de hombres y mujeres en el mundo, y Chile, donde fallece cada hora una persona por infartos cardiacos, no es la excepción a la regla.
Pero, lo cierto es que muchas veces las patologías que afectan al sistema cardiovascular se podrían evitar, porque la mayoría ven su origen en hábitos de vida nocivos que mantienen gran cantidad de la población.
Es para crear consciencia de esta realidad y del rol protagónico de la prevención a través de estilos saludables desde la niñez y de la responsabilidad que cada individuo tiene de cuidar su salud, que durante agosto se celebra el Mes del Corazón. Y una de las mejores herramientas para prevenir el daño en este órgano, como también para controlar y mejorarlo si se ve afectado por alguna enfermedad cardiovascular, es el ejercicio físico, pues favorece un óptimo funcionamiento del corazón y de la circulación sanguínea, explica María Victoria Sáez, kinesióloga especialista en Kinesiología en Cardiología y académica de la Universidad San Sebastián.
MÚLTIPLES EFECTOS
La práctica regular de ejercicio físico tiene distintos efectos positivos en el corazón.
La profesional detalla que provoca que éste deba realizar un menor esfuerzo para enviar la sangre que requiere el organismo, tanto en reposo como en ejercicio; además los vasos sanguíneos se adaptan de manera más eficiente a los diferentes requerimientos energéticos, lo que contribuye a controlar los niveles de presión arterial y mantenerla en límites normales. "El ejercicio físico retarda el envejecimiento cardiovascular, controlando el desarrollo de arterioesclerosis, especialmente en los vasos coronarios", agrega.
Es por lo mismo que la actividad física practicada de manera regular, además de ser una herramienta para prevenir, es un fármaco infaltable en el manejo de muchas patologías, tanto cardiovasculares como otras crónicas no transmisibles como diabetes e incluso el cáncer, pues controla muchos de los factores de riesgo como sedentarismo, obesidad, dislipidemias, estrés o depresión.
"Todo esto se debe a que el ejercicio físico reduce la glicemia, presión arterial, ansiedad y grasa corporal; mejora el colesterol en la sangre, restablece la función cardiovascular posterior a un infarto, controla el peso, mejora el estado de ánimo y la calidad de vida en general", manifiesta la kinesióloga.
EJERCICIO MIXTO
María Victoria Sáez cuenta que para proteger o mejorar la salud del corazón, el ejercicio que se practique debe ser aeróbico, y de fuerza y/o resistencia muscular. "De esta manera se entrena el corazón, pulmón y músculos. El correcto funcionamiento entre estos tres sistemas asegura un óptimo metabolismo energético de nuestro organismo y, por ende, previene el riesgo de muerte prematura, del desarrollo de enfermedades metabólicas (diabetes, dislipidemia), hormonales (hipotiroidismo), gastrointestinales (colon irritable), cancerígenas (cáncer de colón y de mama), degenerativas (artrosis) y músculo esqueléticas (síndrome de dolor lumbar), entre otras", asegura.
Sobre la actividad aeróbica, aclara que se trata de aquella que involucra a varios grupos musculares de forma dinámica como el baile, natación, andar en bicicleta, trotar, caminata rápida o deportes como básquetbol y fútbol. Por otra parte, la de fuerza o resistencia es en la que se trabaja un grupo muscular específico por vez, con variados pesos, series y repeticiones.
Respecto a las rutinas, la experta apunta que "se debe entrenar mínimo 150 minutos semanales a una intensidad moderada, es decir 30 minutos 5 días a la semana. Esto de por vida", destacando que se debe aumentar a 300 minutos semanales (una hora diaria) si la meta es reducir peso y mantenerlo. "Si no hay tanto tiempo continuo, se pueden realizar 2 sesiones diarias. Lo importante es que se perciba un esfuerzo", puntualiza.
EVALUACIÓN PREVIA
Recalcando que el ejercicio físico es beneficioso y fundamental en todas las etapas vitales, y que es una buena herramienta de salud para distintas condiciones fisiológicas y patológicas, la cardióloga Bárbara Clericus dice que es por lo mismo que las rutinas deben ser personalizadas, ajustándose a las limitaciones que pueda tener cada individuo.
Lo anterior es clave, por ejemplo, frente a alguna enfermedad en la que un programa de actividad física inadecuada podría dañar más la condición de salud de una persona. En ese sentido, la especialista, que es coordinadora de Cardiología de la Clínica Tabancura de Santiago, apunta que si la persona sufre de problemas cardiovasculares, previo a la práctica de un deporte o ejercicio debe tener la evaluación y orientación de un cardiólogo. "El ejercicio es fundamental en la rehabilitación de los pacientes con cualquier tipo de cardiopatía, incluso los que han sufrido infartos, pero siempre el primer paso es consultar al médico que determinará el nivel de esfuerzo. El especialista diseñará el programa de rehabilitación cardiaca adecuado para cada patología", explica.
Desde lo anterior precisa que lo apropiado es que la persona comience de forma suave la actividad. "Tan peligroso es para la salud no hacer nada de deporte como, en esa situación, lanzarse a un ejercicio exhaustivo y desmedido de forma aislada", asevera.
Y así sucede con otras enfermedades o condiciones de salud. Debido a lo expuesto, para quienes no practican actividad física habitualmente y desean iniciarse en este hábito, pero no saben si sufren alguna patología o si existe un factor que pudiera interferir, es aconsejable que acudan a un médico previamente para conocer cuál es su estado de salud, ya que según plantea la kinesióloga María Victoria Sáez, cada individuo, incluso sano, posee características anatómicas y fisiológicas propias que hacen que requiera intensidades diferentes de entrenamiento.