Éste 2017 escogió Conicyt, a través de su programa Explora, para celebrar a los océanos. Por lo mismo, para el Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) tiene aún más significado que este año hayan podido concretar un proyecto que se gestó hace cerca de dos años, de la mano de su labor de difusión de las ciencias del mar a la comunidad, cuando comenzaron a trabajar la serie infantil animada "La Receta Científica de Tony Tonina", que se estrenó el año pasado, financiada por Explora y que coprodujeron con el canal Novasur y Canal 9 Biobío TV.
Enfocada en niños de primer ciclo básico, la serie en diez capítulos aborda distintas temáticas relacionadas con la vida en el océano, con focos en educar y crear consciencia de lo importante que es el mar para Chile y el mundo, y por ende cuidarlo. Ayer, los personajes de la animación cobraron vida en la obra con títeres "Tony Tonina: Aletas en Acción", basada en la serie infantil y que se estrenó en Penco, convocando a decenas de niños de distintos establecimientos de la comuna.
Con los muñecos buscaron llegar a los más pequeños, de los que recibieron una gran recepción. "Los títeres generan un vínculo muy potente y emocional con el público, siempre invitando a participar", afirmó el biólogo Pablo Rosenblatt, director de Extensión del IMO, desprendiéndose lo trascendental de esta actividad: educar desde el espectáculo.
EMOCIONES
La puesta en escena con títeres y la serie animada no son las únicas iniciativas donde el IMO ha tenido a las expresiones artísticas como aliadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias del mar de los estudiantes.
La Muestra Audiovisual Científica Itinerante, Maci, es otra. Se desarrolla desde 2015 y consiste en una exhibición de material audiovisual (serie animada infantil o documental corto), que se acompaña de un trabajo práctico o experimental guiado por científicos y que está preparada para tres niveles educativos (primer ciclo básico, segundo ciclo básico y enseñanza media).
"El arte es un gran apoyo, porque traslada la ciencia a la escuela de una manera lúdica y cercana, porque lleva el texto más allá de lo que dicen las palabras y lo transforma en una experiencia", sostuvo Rosenblatt.
Junto con lo vivencial está el componente emocional como algo que marca la diferencia. "Sabemos, por las neurociencias, que la emoción es la primera ventana que hay que abrir para que se aprenda. Justamente, el arte o ver una obra de teatro o película produce otro vínculo con los temas porque conectan con las emociones, entretienen, generan risa o pena, las personas empatizan", detalló.
VALOR AGREGADO
La bióloga marina Belén Franco, coordinadora de Maci, concuerda plenamente con lo anterior y cree que el éxito de estas iniciativas, está en su valor agregado. Por un lado, muchas veces contribuyen a ampliar el horizonte. En el caso de Maci es llevar el océano a una escuelas, y más aún, algunas de zonas cordilleranas, donde muchos niños ni siquiera conocen el mar. "A los pequeños les abre el mundo", apuntó Franco.
El formato también tiene ventajas, planteó, pues como considera distintas etapas, engancha con los distintos tipos de aprendizaje que conviven en el aula como visual, auditivo o kinestésico.
Tanto los resultados de encuestas que hacen al finalizar cada Maci, como el trabajo directo, agregó "nos demuestra un interés por parte de los estudiantes y también profesores por conocer temas relacionados al mar y formas de enseñanza más didácticas", afirmó.
En esa línea, Bárbara Leniz, bióloga marina y subdirectora de Extensión del IMO, relevó que "los talleres prácticos, ver una serie o salir a terreno, son actividades que sacan a estudiantes y docentes de su rutina y de las estrategias habituales, teóricas, todos sentados dentro de la sala de clases", lo que hace que sean iniciativas muy bien recibidas. En el caso de los profesores, destacó, "están muy deseosos por tener nuevas herramientas que faciliten o refuercen los contenidos que van pasando", sostuvo la profesional, quien se desempeñó como asesora científica de la obra de teatro de títeres para su montaje.
CREAR CONSCIENCIA
Los componentes lúdico y emocional de este tipo de instancias son fundamentales para demostrar a los estudiantes, desde etapas tempranas, que las ciencias no son aburridas ajenas ni inalcanzbles, y que aborda temas que a todos en algún punto nos afectan. Esto contribuye mucho a la concientización y en eso coinciden Belén Franco, Bárbara Léniz y Pablo Rosenblatt. "Este tipo de actividades permiten acercar nuestros temas como el océano al público infantil, creando consciencia desde muy pequeños sobre la importancia que tiene cuidar este recurso para Chile y sobre todo para el planeta que hoy está sufriendo los estragos de la contaminación y cambio climático. La población se sensibiliza en que si cada uno de nosotros hace algo, podemos ayudar mucho a que se solucionen grandes problemas que hoy nos afectan, como el plástico en el mar", manifestó Rosenblatt.
Y es que niños sensibilizados se lo transmitirán a sus pares, padres y entornos familiares, y crecerán conscientes de cuáles son las acciones perjudiciales y amigables con el medioambiente.